Represión ilegal

La sentencia por el juicio a Barcos se conocerá el lunes

Ayer concluyeron los alegatos con los pedidos de condenas a 15 años de cárcel por parte de la Fiscalía; y a 21 años solicitado por la querella. La defensa pidió que lo absuelvan.

 

De la Redacción de El Litoral

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Este jueves terminó la etapa de alegatos en el juicio a Horacio Américo Barcos, un agente secreto del Ejército acusado de encabezar la patota que secuestró y torturó al profesor José Alberto Tur y Amalia Ricotti entre el 16 y el 31 de mayo de 1978. Por la mañana los abogados de la parte querellante solicitaron una condena de 21 años de prisión; mientras que la fiscalía reclamó 15 años de cárcel. Por su parte, el abogado defensor de Barcos, Néstor Oroño, pidió la absolución de su defendido.

Ante este panorama, el Tribunal Oral Federal de Santa Fe integrado por José María Escobar Cello, María Ivón Vella y Daniel Laborde, convocó a una audiencia final el lunes próximo, a las siete de la tarde, en la que darán a conocer el veredicto.

Durante la sesión de ayer los abogados de la querella, Horacio Coutaz y Zulema Rivera, dedicaron toda la mañana a argumentar su pedido de condena. Luego hubo un cuarto intermedio hasta las 15, hora en que los fiscales Patricio Longo y Martín Suárez Faisal, se tomaron una hora de reloj para sostener su pedido de condena.

La primera parte del alegato de la fiscalía estuvo a cargo del Dr. Longo, quien introdujo los hechos: el secuestro, el cautiverio, la liberación, el seguimiento posterior, y el reencuentro de Amalia Ricotti con Barcos en 1980.

El despojo

Hizo una reseña de aquella mañana del 16 de mayo de 1978 en la que el joven matrimonio fue secuestrado cuando se dirigía al trabajo. Que luego “fueron alojados en diferentes habitaciones y amarrados a una cama con collares y cadenas, desnudados y sometidos a todo tipo de torturas y vejámenes”. Y que “mientras Tur y Ricotti se encontraban privados ilegítimamente de su libertad, fueron despojados de gran parte de sus bienes como consecuencia de un robo producido en su vivienda”.

Longo recordó que como condición de su liberación a fin de ese mismo mes debieron retirar la denuncia policial formulada el padre de Tur y que tuvieron que publicar en El Litoral una versión falsa de su ausencia. También se refirió a la “venta simulada de un bien inmueble de propiedad de la familia Tur en favor del Cnel. Rodríguez Zía”.

En cuanto a “Quique” Barcos, se dijo que está acreditado que prestaba funciones en el Destacamento de Inteligencia 122, como PCI (personal civil de inteligencia) desde 1975, cobrando remuneración del Estado Nacional hasta el año 1997 cuando se jubiló. Sobre el reencuentro que Ricotti mantuvo con Barcos en 1980, aprovecharon para recordar la participación del otro PCI, Cesar Luis Frilocchi, que le pidió a Barcos que le “haga pata” con una mujer, cuya identidad no se conoció en el debate.

También hablaron del “grave daño irreparable” ocasionado a la víctima y se apoyaron en el testimonio de sus compañeros de trabajo, y su médico personal, quien “expresó que sufre un cuadro de stress postraumático”.

Quince años

El fiscal Martín Suárez Faisal, por su parte, dedicó espacio a la “calificación” en la que encuadran los hechos narrados por su par y que “colocan a Horacio Américo Barcos como autor de las imputaciones que le fueran oportunamente atribuidas”.

“No ha quedado duda alguna de que en su carácter de agente secreto de inteligencia militar, e integrante de un grupo de tareas de funcionamiento ilegal y clandestino, secuestró al matrimonio de Tur y Ricotti, lo mantuvo en cautiverio y lo sometió a intensas sesiones de torturas, abusos de todo tipo e interrogatorios”, apuntó.

Por lo tanto sostuvo la acusación por “privación ilegítima de la libertad por funcionario público, agravada por violencias y amenazas y tormentos”, en ambos casos y pidió una condena de 15 años de prisión de cumplimiento efectivo, inhabilitación absoluta y perpetua y la unificación de la presente condena con la que le impusiera el Juzgado Criminal y Correccional de Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, por el delito de extorsión, el 25 de abril de 2003.

En el último tramo de la audiencia, el abogado Oroño alegó durante una hora en favor de su defendido, tiempo durante el cual hizo varios planteos. Luego se llevaron a cabo las réplicas, tanto por la fiscalía como por la querella y la contrarréplica de la defensa. La audiencia terminó a las siete de la tarde luego de que le preguntaran a Barcos si tenía algo para agregar.

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Los fiscales Patricio Longo y Martín Suárez Faisal hablaron sobre el “grave daño irreparable” sufrido por la víctima Amalia Ricotti y su ex marido Alberto Tur.

Foto: Amancio Alem/Archivo El Litoral

Sobre la violación.

Especial atención le prestó la Fiscalía a la denuncia por abuso sexual expresada por Amalia Ricotti en su declaración testimonial, ya que este tipo de delitos fueron considerados de “lesa humanidad” por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer y del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo. “Estas violaciones a los derechos humanos de las mujeres han sido invisibilizadas por mucho tiempo, tanto a nivel internacional como nacional, por la vergüenza, la culpa, el temor y la estigmatización de las que son objeto las mujeres afectadas”.

/// EL DATO

“Dos valiosas personas”

“Barcos secuestró y torturó a dos valiosas personas de la sociedad santafesina, una pareja integrada por un distinguido intelectual, representante gremial de sus pares (José A. Tur), y por una calificada empleada de la por entonces pujante empresa Meitar Aparatos (Amalia Ricotti)”, destacó el fiscal Martín Suárez Faisal.

Por contrapartida, definió a Barcos como “una persona sin escrúpulos, acostumbrada a mentir toda su vida, que ha engañado no sólo a su familia sino a otras personas que lo rodeaban. No es una casualidad que la condena que registra Barcos sea por el delito de extorsión”.

Cuestionó la intención mentirosa del agente secreto, pues “pretendió hacernos creer, al Tribunal y a todos los que asistimos a esa declaración, que nunca tuvo en sus manos un arma de fuego y que como agente secreto tenía una prohibición total de usar armas”, expresó Suárez Faisal.

“Estas afirmaciones de Barcos en ejercicio de su derecho de defensa son absolutamente falsas, repugnan al sentido común e implican poco menos que una falta de respeto a la inteligencia de todos los que las escuchamos”.

De su legajo personal surge que el mismo se destacaba por “su buen manejo de armas de fuego de puño”, como también su afición a la práctica del tiro de pistola y tiro de fusil, que surge de la ficha que llenó para ser admitido en el Ejército ya en el año 1975, amplió el representante del Ministerio Público.