Artes Visuales

“Julio Pagano, Panorámica 2010”

Domingo Sahda

Llevando adelante un interesante proceso de intercambio, en este caso entre Museos de Artes Capitalino y del Interior Provincial, el Centro Experimental del Color (Rivadavia 2898) ha abierto a consideración del público santafesino una muy interesante exposición de dibujos y pinturas del artista plástico Julio Pagano.

La muestra en cuestión, curada por la licenciada Alfonsina Morzan, directora del Museo Municipal de Artes Visuales de Reconquista, en acuerdo del intercambio con las autoridades del Centro Experimental del Color del gobierno de la ciudad de Santa Fe permite apreciar una acotada muestra de obras del creador santafesino Julio Pagano.

El artista plástico autor de los trabajos a la vista, creador santafesino de actuación en el medio provincial y nacional entre los años ‘50, ‘60 y ‘70, prosiguiéndolos luego en el exterior se descubre ante nos con una colección de pinturas y dibujos a lápiz y a la tinta. En todos los trabajos expuestos, un tópico expresivo se constituye en el leit-motiv expresivo por excelencia: la imagen de la humanidad, del hombre situado y actuando en diversos contextos. Éstos solo son el marco referencial para que el sujeto “sea”.

Los espacios plásticos se articulan de diverso modo y medida, pero siempre atendiendo a definiciones propias de la geometría sensible insólita y subjetiva, tanto por la entonación cromática contenida como por los grisados y recorrido lineales de tensión emocional evidente. No aparece en ningún trabajo la descripción sino la connotación. Las imágenes no hablan desde una “otredad” muy particularizada.

Una despojada materialización de las escenas, la ausencia deliberada de espesas texturas matéricas, el diálogo entre matices, luces y sombras, los planos recortados y tintes asordinados ponen en evidencia la voluntad del creador por sujetar su discurso visual a un propósito expresivo deliberado ajeno a los repentinos temperamentales o fortuitos. La línea como definición es una constante que aparece o se insinúa, pero siempre se impone.

La “desmaterialización” es una constante. La delicada entonación de los grisados se vincula con el deambular de la línea que ora define, ora se retuerce espasmódicamente sobre sí misma, intensificando la expresión corrosiva de la forma que Julio Pagano inscribe una y otra vez en sus figuras. Su elíptico discurso en torno al sinsentido de tanto acontecer humano sobre el cual se discurre, se ironiza, se pregunta y repregunta siempre está sostenido por un tenso y delicado tratamiento formal.

El imaginario representado se enlaza con un momento del acontecer nacional (los míticos “sesentas”) en el cual las artes plásticas, en concreto La Imágenes dibujadas, pintadas devenían en un repulsivo cuestionamiento a la contemporaneidad sin perder un ápice de calidad específica propia del lenguaje visual distante de las presuntuosas banalidades que tantas veces nos acosan hoy.

Julio Pagano nos ofrece una lección de forma y contenido, o lo que es lo mismo, un contenido que nos conduce a percibir la condición social del hombre circunscripto a formas precisas; circunstancialmente (literalmente), tajos que delimitan un ser de un no ser.

La ironía lapidaria, aguda, asoma aquí y allá en cuidados tratamientos formales en tanto que el color, esa materialización impalpable de la luz, siempre aparece sostenida y calibrada en su conjunto sin desmadrarse en acentos excesivos. Probablemente, cada pieza en exposición, cada obra ganaría en dimensión proyectiva hacia el espectador sin los marcos-ventanas que ocluyen los espacios plásticos. Los marcos aquí aparecen si no excesivos, limitantes, restringiendo su proyección al infinito.

En cada uno de los trabajos a la vista, la especie humana, renegando a sabiendas de cualquier definición académica de la anatomía, se enrolla sobre sí misma, se desplaza y se superpone, operando este recurso estético para definir el sentido último de cada obra en exposición. Un tanto habituados al tamaño excesivo de tanta pintura “salonera” en las cuales el tamaño opera como detonante de espectacularidad en detrimento de la intensidad del sentimiento, las obras de esta exposición de tamaño medio-menor atrapan nuestra atención exigiendo un moroso recorrido que permite apreciar las calidades manifiestas.

Pagano nos habla a través de sus obras de sí mismo y de su percepción desangelada del mundo. Es un arte comprometido para consigo mismo proyectado hacia los demás como opinión, con ausencia del concepto un tanto trasnochado ya de “lo bello” formal. Esta breve colección se asoma al mundo desde la subjetividad del autor en forma de descarnado comentario siempre sujeto al arte visual en sí mismo, sin concesiones ni repentismos facilistas. Busca nuestra complicidad en la mirada.

Colección ésta de pinturas y dibujos sin estridencias que exigen atenta y morosa observación para descubrir aquello que hace del dibujo, de la pintura, un lenguaje que desnuda, por antonomasia, a esta especie zoológica que denominamos Humanidad.

“Julio Pagano, Panorámica 2010”
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Obras de Julio Pagano que se exponen en el Centro Experimental del Color.

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