Un artesano de la moda

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. GUILLERMO DI SALVATORE.

LOS ORÍGENES. “En 1956, finalizados ya mis estudios primarios en la escuela Luis María Drago, viajé por primera vez a Buenos Aires, y me radiqué en la localidad de Martínez. Allí conocí los Estudios de Argentina Sono Film, y la fascinación fue grande. Se filmaban grandes películas de la historia del cine y pude conocer personalmente a grandes estrellas que antes había visto en mi barrio santafesino. Zully Moreno, Mirtha Legrand, Analía Gadé, Diana Magi, Virginia Luque, Mecha Ortíz, Delia Garcés y tantas otras que deambulaban por los sets de filmación. Todas permanecen en mi memoria, por la calidez y amabilidad con que lo saludaban siempre, con abrazos, besos y autógrafos en fotos, en cada una de ellas.

De regreso a mi ciudad natal, en 1957, comencé mis estudios secundarios en la Escuela de Bellas Artes Juan Mantovani, ubicada por aquellos años en Urquiza y Tucumán. Llegué a tener como profesores a los grandes de las artes plásticas santafesinas como Matías Molina, Ricardo Supisiche, Vianelli, Bardonek, Sedlacek, López Claro y muchos más. Cursé también materias teóricas, como por ejemplo: filosofía, pedagogía, literatura, psicología, historia del arte, historia de la civilización”.

DISEÑO DE MODA Y ALTA COSTURA. “Siendo alumno, viajé a Buenos Aires, donde conocí teatros, centros culturales, salas de exposiciones y grandes hoteles, donde se realizaban desfiles de moda con grandes modelos de la época. Después de este viaje, tenía bien definido lo que sería mi vocación: diseño de moda y alta costura. En 1967 me radiqué en Buenos Aires y comencé la dura tarea de conectarse con ese mágico y difícil mundo de la moda. Mis primeros cursos de alta costura, los realicé en las Academias de Delego y Lagarrigue. Aproveché a profundizar los conocimientos y conocí los teatros de revista: Maipo, Nacional, Tabarís y todos los cabarets de la época. Entonces hice mis primeros trabajos: bordados para las grandes figuras de la revista porteña, guiado de la mano de madame Marlene, quien me reveló todos los secretos, trucos y formas de preparar cada uno de los trabajos a realizar”.

LAS VEDETTES. “En 1967, Nélida Roca encabezó la última revista que montó en escena, en el Nacional, secundada por las jóvenes Zulma Faiad y Susana Bruneti. Guardo hermosos recuerdos por haber compartido muchísimas charlas con cada una de ellas, en especial con Nélida Roca. Eran otros tiempos y se podía compartir con todas ellas bellísimas anécdotas. El teatro Maipo brillaba por las actuaciones de Etel y Gogó Rojo, y también recuerdo a Pochi Grey, que desplegaba toda su belleza y su arte en el Tabarís. Y también en el Avenida, donde actuaban figuras de la talla de Lola Membrives, Lola Flores, Sara Montiel, Amparito Castro, Jovita Luna y Naty Mistral. Hasta 1969 me dediqué a realizar en forma particular, vestidos de novias, 15 años y trajes de noche, para las más elegantes señoras de aquel Buenos Aires, donde todo era lujo y glamour”. No olvido que gracias a sus conocimientos, su preparación y sus estudios que le dieron los grandes maestros de la moda y el diseño, pasó de una casa de pensión, donde comenzó a tener su propio atelier, a un departamento que ocupaba en Marcelo T. de Alvear al 1600. En la esquina, vivían en el mismo edificio y en diferentes pisos, la inolvidable Tita Merello y la siempre recordada Beba Bidart, a quienes tuvo el placer de llegar a vestir, teniendo como maestro al diseñador Horace Lannes.

LAS ELEGANTES SANTAFESINAS. “En 1969 regresé a Santa Fe, donde me dediqué a ejercer la docencia, como maestro de Artes Plásticas en Ceres, en las escuelas Pública Nº 813 y Privada La Sagrada Familia. Los fines de semana continuaba mi labor como diseñador y modisto, realizando ropa en forma particular, para las más elegantes de Santa Fe. En una vieja casona ubicada en la calle San Martín al 2400 (actualmente un banco privado), inauguré mi primer taller artesanal de alta costura, donde vestí a muchísimas mujeres que me siguen. Siempre seguí conectado con los teatros independientes y conocí las nuevas figuras del mundo artístico, como Agustín Alezzo, María Herminia Avellaneda y Alberto Migré, por nombrar algunos”.

Toda su trayectoria como artista, diseñador y modisto, siempre la realizó sin grandes pompas, más bien conservando su bajo perfil. En 1989, se radicó definitivamente en su ciudad natal y después de un largo descanso abrió su nuevo atelier como artesano de la moda en alta costura, ubicado en la calle 4 de Enero al 3500. Allí continúa con su trabajo, vistiendo a las elegantes santafesinas, con quienes entabla siempre un diálogo para conocerlas y transformarlas en reinas.