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La Sears Tower de Chicago con sus 110 pisos y 442 metros, es el más alto del hemisferio occidental.

Cada vez más cerca del cielo

Los rascacielos son las estructuras más interesantes y controvertidas en el ámbito de la construcción actual. Ya sean antiguos o de modernos diseños, provocan siempre fascinación e interés. Aquí, una recorrida por los más elevados del planeta.

TEXTOS Y FOTOS. MARIO A. LAGUZZA.

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El rascacielos es una de las creaciones más apasionantes de la humanidad. Actualmente, es difícil encontrar una ciudad moderna que no cuente con una de estas construcciones o, al menos, con un edificio de cierta importancia. Los más antiguos datan ya de finales del siglo XIX.

La máxima contribución estadounidense a la arquitectura es, sin duda, el rascacielos. Parece como si quisieran librarse de la fuerza de la gravedad que nos ata a la tierra, estirándose para acercarse al cielo. Un clásico ejemplo de ello es lo sucedido en Nueva York con la expansión de las elevadas construcciones, lo que le valió ganarse el mote de “ciudad de los rascacielos”. Manhattan no tenía otra posibilidad que la de crecer hacia arriba desde la cuadrícula de su plano y así, sólo el rascacielos podía ofrecer al exigente mundo de los negocios la frontera del cielo.

En estos dos o tres últimos lustros ha surgido una nueva generación de rascacielos con una formidable profusión de formas y posibilidades, desde las más extrañas a las más sublimes. Los más modernos se podrían comparar a organismos vivos que crecen y evolucionan dentro del paisaje urbano.

La nueva generación de súper rascacielos en construcción o en proyecto en ciudades como Shanghai, Hong Kong o Dubai están desafiando a Nueva York y Chicago como capitales del mundo de los rascacielos. Y estas novedosas estructuras, sin duda dejarán empequeñecido a cualquier rascacielo del siglo XX.

Historia

Retomando el comienzo de estas construcciones, en la segunda mitad del siglo XIX su desarrollo fue posible gracias a dos avances técnicos de la época: la invención del ascensor por parte de Elisha Graves Otis, y la utilización de estructuras de acero.

En la gran fiebre constructora que comenzó en Chicago a partir del año 1871, construir edificios altos no era sino una estrategia para rentabilizar al máximo el espacio que ofrecía un solar. William Jenney fue el pionero en utilizar las estructuras de acero para los grandes bloques de oficinas del centro de la ciudad, y sus edificios funcionales abrieron paso al primer gran estilo de rascacielos: el de la escuela de Chicago.

Más tarde se utilizaron elementos ornamentales y decorativos históricos en un estilo que se denominó Beaux-Arts, siguiendo la tendencia de la escuela de arquitectura parisina en la que tantos arquitectos estadounidenses se habían formado. Editoriales de periódicos y empresas de seguros se apresuraron a embellecer sus edificios -cada vez más altos- con elegantes adornos neoclásicos. El estilo más popular del momento, el neogótico, imitaba el estilo medieval de las catedrales europeas en su aparente aspiración de alcanzar el cielo.

Adornar los rascacielos ayudó a los promotores a satisfacer su ego, y a los arquitectos, sus caprichos, pero la espectacular altura del edificio también contaba. La ambición de construir el edificio más alto surgió en el centro de Nueva York, a comienzos del siglo XX, y en 1913 se inauguró el Woolworth Building, de 241 metros de altura en 60 pisos. Este rascacielos fue el más alto del mundo durante diecisiete años y el mejor ejemplo del estilo neoclásico que caracterizó los edificios de Nueva York antes de la década de 1920.

A partir de esa década, el que posiblemente fuera el mejor arquitecto de rascacielos se llamó Raymond Hood, quien erigió edificios en Nueva York y Chicago principalmente. A finales de los años veinte, tres grandes y famosos rascacielos neoyorquinos de estilo Art Deco, competían por ser los edificios más altos del mundo. El emblemático Empire State Building, de 381 metros y 102 plantas, es actualmente el más alto de su ciudad y segundo del país, y por 42 años fue el más alto del mundo. Además, fue y sigue siendo el más visitado y conocido del mundo.

El otro rascacielos famoso es el Chrysler Building, de 319 metros y 77 pisos. Esta joya del Art Deco es reconocido mundialmente como el más espléndido y hermoso en su tipo.

Finalmente, el tercero de los edificios es el conocido R.C.A. Building Rockefeller Center sobre la Quinta Avenida, con 259 metros y 70 plantas.

Los grandes rascacielos, por encima de los 300 metros, formaban un club muy exclusivo. En la década de 1930 sólo existían dos, pero antes los años 1966 y 1974 fueron cinco las súper torres construidas.

Nuevas concepciones

A partir de los años cincuenta se diseñaron los primeros edificios revestidos de cristal, que rompían con la idea de las paredes sólidas. El primero en inaugurarse fue el Lever House, que levanta su esbelta silueta de 24 pisos sobre la elegante Park Avenue. El diseño del edificio estuvo a cargo del prestigioso estudio SOM de la ciudad de Chicago.

Otros edificios del mismo estilo que le siguieron, fueron el Seagram Bldg, de 38 pisos, con diseño de Mies van de Rohe y Philip Johnson.

Otro rascacielos de parecidas características es el de las Naciones Unidas, de 154 metros y 39 plantas, proyectado por Le Corbusier.

Nuevos horizontes

En la década de 1960, los rascacielos se extendieron desde América hacia Europa y las emergentes ciudades-estado de Singapur y Hong Kong. La recesión de los setenta frenó su desarrollo durante un tiempo, pero para entonces el “Estilo Internacional” ya era internacional de verdad.

Philip Johnson, el gran arquitecto del estilo moderno que había acuñado el término de Estilo Internacional, fue la vanguardia de este nuevo estilo postmoderno. Su rascacielos para las oficinas de la compañía telefónica AT&T, de Nueva York, con su ecléctica utilización de elementos históricos, resultó toda una revelación.

Desde el punto de vista económico, ninguna otra circunstancia ha tenido un efecto tan grande en la construcción de rascacielos, como la decisión que en 1980 tomó el líder chino Deng Xiaoping de abrir el país al capitalismo internacional. Este despertar de China desde la somnolencia comunista, ha hecho que la economía de este enorme país se desarrolle a una velocidad de vértigo. Una de las consecuencias de este despertar económico fue que, a fines del siglo XX, seis de los rascacielos más altos del mundo se hallaban en China y Hong Kong.

Hoy día, los rascacielos son un fenómeno mundial. La gloria de poseer el edificio más alto del planeta ha llevado a países como China o Dubai a erigir torres que empequeñecen al Empire State Building. No obstante, la emoción y la poesía que inspiran los rascacielos clásicos de Nueva York y Chicago difícilmente se verán superadas.

Algunos ejemplos

La torre Jin Mao es el mayor rascacielos de la China continental y alberga el hotel que ostentara la condición de más alto del mundo hasta el año 1998. Tiene 88 pisos y su altura es de 421 metros.

En 1992, el líder chino Deng Xiaoping concedió a la ciudad de Shanghai una serie de incentivos especiales para estimular su economía. En 1993, un grupo de varias corporaciones chinas encargaron al arquitecto Adrian Smith, del prestigioso estudio SOM de Chicago, la construcción de un edificio extraordinario.

La estructura consiste, esencialmente, en dos torres, emplazadas una encima de otra; la primera llega hasta los cincuenta pisos de altura y se trata de un edificio de planta cuadrada de donde surge otro de planta octogonal.

Debido a la poca sustentación del suelo y la proximidad del río, los cimientos deben penetrar profundamente; para ello se construyó una gran caja impermeable de hormigón sobre una losa de 4 metros de espesor, que reposa sobre pilotes de cemento hundidos 83 metros en el subsuelo.

Es sorprendente que el núcleo central del edificio, en lugar de estar ocupado con los ascensores y otros equipos de mantenimiento, queda limpio por dentro y se convierte en un altísimo vestíbulo que deja boquiabiertos a los visitantes. El lujoso hotel que posee, Grand Hyatt Shanghai, ocupa de la planta 53 a la 87, lo que resulta sencillamente increíble. En la 57 se encuentra la piscina y en la 88 hay un mirador panorámico.

Burj Al Arab

Dubai irrumpió de forma espectacular en el mundo de los rascacielos con un extraordinario edificio que tiene forma de vela. Se trata de la estructura hotelera más alta del mundo: la torre de los árabes o Burj Al Arab.

El hotel está construido en una isla artificial, a 280 metros de la costa. Para su construcción, se comenzó a ganar terreno al mar en el año 1994, y los pilares de sujeción del edificio se colocaron 39 metros por debajo del fondo marino.

El hotel es asombrosamente opulento. Está catalogado como de siete estrellas, aunque la clasificación normal sólo llega a cinco.

Los sesenta pisos (321 metros) están ocupados, casi en su totalidad, por 202 suites con habitaciones para el servicio. En el nivel 25 se encuentra la Suite Royal, con cine privado. En el 18, el Spa Assawan y el gimnasio con piscina de estilo neoegipcio. Toda la decoración es extravagante y rica en azules y dorados, pero lo más extraordinario es el atrio, que se encuentra detrás de la estructura de la “vela”. Con sus 182 metros, resulta el más alto del mundo y presenta lujosos balcones a ambos lados, así como un surtidor de agua que se eleva hasta los 50 metros. A nivel del suelo, hay un acuario de dos pisos y, por debajo, otro restaurante con una galería transparente “sumergido” bajo el acuario.

El Burj Al Arab colma los deseos del jeque Mohammed, de desarrollar una serie de proyectos a escala mundial. Este hotel representa una fantasía futurista para los millonarios. Sin duda alguna, ofrece una imagen exclusiva de Dubai al resto del mundo.

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A partir de los ‘50 se diseñaron edificios revestidos de cristal. El primero fue el Lever House.

Burj Dubai, el más alto del mundo

Recientemente inaugurado, el Burj (“torre” en árabe), es el edificio más alto del mundo. Tiene 160 pisos y mide 800 metros. Fue diseñado por el famoso estudio SOM de Chicago, ciudad que alberga la torre Sears, que en su momento y por veinticuatro años, fue el edificio más elevado del planeta.

Al estudio SOM pertenece el diseñador Adrián Smith, posiblemente el principal arquitecto americano de rascacielos. Ellos presentaron un diseño más estilizado y elegante, que consistía en una torre escalonada.

El núcleo y los pisos son de hormigón pero, a partir de los 500 metros, la estructura se convierte en acero.

El revestimiento de la torre es principalmente de aluminio y está diseñado para resistir el sol más ardiente.

Los primeros 37 pisos lo ocupan las 160 lujosas habitaciones de un hotel; a continuación y hasta el piso 108 habrá apartamentos. De allí en adelante se encontrarán oficinas equipadas con suites. Las plantas 142 y 143, a 442 metros de altura, estarán destinadas a miradores.

Hay muchos otros pisos para los cuales todavía no se ha decidido destino. Las telecomunicaciones seguramente requerirán algunas plantas.

Por último, el conjunto quedará rematado por una antena o mástil.

El Burj Dubai deberá enfrentarse a los desafíos habituales de este tipo de construcciones, aunque a una escala gigante.

Teniendo en cuenta lo efímeros que son los récords, el Burj aspira a mantener el título tanto tiempo como sea posible.

Esta enorme torre es un proyecto de proporciones épicas. La construcción de una estructura de este tamaño es digna de admiración por sí sola.

La torre de Dubai es un gran paso hacia adelante. Nos hallamos ante un verdadero triunfo de la ingeniería y la arquitectura.

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En China: la torre Jin Mao, de 88 pisos, y la Shangai World Financial Center.

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En Dubai y junto al mar se levanta este lujosísimo hotel de siete estrellas con forma de vela.

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En 1925 se inauguró esta torre de 34 pisos para el periódico Chicago Tribune.

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la más alta del mundo está en dubai: 800 metros y 160 pisos.

Shanghai World Financial Center

En la actualidad, el Sanghai World Financial Center es el rascacielos más alto de Shanghai y el sexto del mundo. Mide 492 metros y tiene 101 plantas. Se inauguró en el año 2008. Su esbeltez y elegantes líneas contrastan vivamente con la silueta de su vecina, la torre Jin Mao.

Principalmente es un edificio de oficinas que ocupan el inmueble hasta la planta 77. Dos pisos más arriba y hasta el 93, el espacio está ocupado por un hotel. En la planta 94 hay una gran plaza pública al aire libre y en la 97, un mirador panorámico. En la planta cien hay otro mirador, que era el más alto del mundo hasta entonces.

La originalidad de este edificio es el gran hueco rectangular que ostenta en su fachada superior, que le ha valido el mote de “El destapador”.

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Las Torres Petronas en Kuala Lumpur, Malasia, fueron diseñadas por el arquitecto argentino Cesar Pelli. Tienen 450 metros y 88 pisos. Ganaron el premio Aga Khan 2004 de Arquitectura, por ser uno de los estandartes arquitectónicos por excelencia.

+info En imágenes

El autor de esta nota pone a disposición de los colegios profesionales y facultades de Arquitectura y entes de la construcción en general, un video documental de la ciudad china de Shangai, con una duración de 60 minutos, y otro de Hong Kong. Más información, comunicarse al teléfono (0342) 4522123.