A comer también se aprende

A comer también se aprende

Mientras las escuelas se esfuerzan por armar quioscos saludables, los especialistas debaten sobre las preferencias de los niños, quienes en general presentan resistencia a la hora de elegir una fruta, frente a la opción de una golosina.

FUENTE. PRO-SALUD NEWS. FOTO. EL LITORAL

Todas aquellas personas que tienen hijos saben lo complicado que es sumar a la dieta de los más pequeños alimentos nutritivos como las frutas o las verduras. ¿Por qué?, en principio debido a que ellos suelen resistirse -al menos en un primer momento- a las novedades o los cambios.

Entonces, la neofobia (el temor a incorporar, en este caso, alimentos nuevos y saludables a la dieta) impondría un freno a la posibilidad de buscar opciones sanas. De hecho, pese a las buenas intenciones que se ubican detrás de su creación e incorporación a los colegios, los “quioscos saludables” aún no gozan de plena aceptación. Es más, parece ser que la adhesión por parte de los chicos a los llamados “snacks saludables” (frutas, ensaladas de fruta, yogures o barras de cereal) todavía se hará esperar un poco más.

Pero, ¿qué se puede hacer para ayudarlos a alimentarse mejor?. De acuerdo con los especialistas, una de las principales cuestiones tiene que ver con el ejemplo.

En este sentido, la doctora Valeria Hirschler, médica pediatra integrante del Servicio de Nutrición del Hospital Durand sostuvo: “Es importante que la familia se siente a la mesa, al menos en la noche y que los chicos vean que sus padres o sus hermanos mayores comen lo mismo que les prepararon a ellos. También es vital que la elección de los platos no sea monótona sino, por el contrario, variada y equilibrada”.

PLATOS BIEN PRESENTADOS

Otro punto fundamental tiene que ver con la presentación. Según la licenciada Claudia Fernández, jefa del Servicio de Nutrición del Instituto de Cardiología de Corrientes (Área internación y consultorio externo), “cuanto más colorido y divertido sea el plato, mayor será la atracción que genere”.

No obstante, entre los “tips” también se cuenta la preparación. “Desde este punto de vista, es una buena opción que cuando la mamá o el papá están cocinando, los chicos puedan participar y, mientras tanto, se les cuente un poco qué es lo que se está haciendo, cuáles son los alimentos que se están utilizando, cómo se preparan y qué aportan”, refirió Fernández, también presidente del Colegio de Nutricionistas de Corrientes.

VARIAR PERO SIN OBLIGAR

“Los inicios de lo que es la alimentación sólida, constituyen un momento de oportunidades. De ahí que sea importante darle al niño diferentes cosas a probar, estando siempre atentos a qué les gusta y qué no. De esa forma, podremos evitar forzarlos cuando algo no es de su agrado. Si eso ocurre, lo más conveniente es esperar un tiempo y recién después volver a probar. Cuando después de ese intervalo el alimento continúa sin gustarle, bajo ninguna circunstancia hay que forzar al chico a comerlo de todas formas porque pueden producirse situaciones traumáticas que quedarán irremediablemente “atadas’ a ese alimento en particular”, agregó Hirschler.

Sobre cuáles son los alimentos más resistidos por los más chicos, la doctora Marcela Paz, médica pediatra, coordinadora del Servicio de Alimentación del Área de Pediatría del Hospital Italiano de Buenos Aires especificó: “el pescado, las verduras o “lo verde’ en general, las frutas y lo salado suelen no ser del agrado de los más chicos”. Sin embargo, después de un tiempo “de descanso” hay que procurar seguir insistiendo -probablemente cambiando la presentación o combinación de los alimentos-, “para evitar caer en las opciones fáciles de preparar y que los chicos más disfrutan como puede ser una hamburguesa”.