El objeto contundente hirió a Capogrosso y el árbitro suspendió el partido
Un proyectil terminó con las ilusiones de atlético de rafaela
El arquero cayó tomándose la cabeza cuando Pablo Díaz se disponía a comenzar el segundo tiempo. Y se acabó todo con el resultado igualado en un gol.
Juan Carlos Haberkon
Rafaela (Enviado Especial)
La violencia, otra vez la violencia. Nada de fútbol ni de festejo de unos o de otros, lo que este caso pasó a ser secundario después de la agresión sufrida por Darío Capogrosso, antes de comenzar con el segundo tiempo, por un proyectil que le produjo un corte en la cabeza y la posterior hemorragia. Esto obligó al árbitro Pablo Díaz, después de veinte minutos de idas y venidas, a la suspensión del encuentro que hasta ese momento estaba empatado en un gol por bando. A partir de ese momento, el partido comenzó a jugarse en otro terreno, en el intercambio de acusaciones sobre quien fue el “vivo” que le puso fin al partido. Lo que queda claro es que el proyectil llegó del lado de la tribuna que da a la calle Urquiza, que es ocupada por los hinchas de Atlético. Vale la aclaración, ya que estos partidos se juegan sin hinchas visitantes.
Los insultos hacia Capogrosso se hicieron sentir, antes y durante el partido, ya que el hincha de Atlético sigue responsabilizándolo por la eliminación en aquel partido con Gimnasia y Esgrima, en La Plata, cuando la “Crema” perdió la posibilidad de subir a Primera.
En el momento de tomar posición, Capogrosso cayó tomándose la cabeza. Segundos después se supo que un proyectil lo hirió con un corte visible. El arquero fue asistido primero en la cancha y después en los vestuarios por el médico de la CAI, aunque también habían constatado la lesión Claudio Gregorutti y Diego Drubich, profesionales de Atlético de Rafaela.
Se supo que el “1” visitante nunca perdió el conocimiento pero se mostró mareado en el momento en que se le aplicaban dos puntos de sutura.
Calma adentro, infierno afuera
Ya en los vestuarios, la cosa se puso muy violenta en las cercanías del estadio, donde un puñado de casi 100 inadaptados comenzó a romper los vidrios del colectivo que trasladaba a los jugadores de la CAI, así como también la de varios autos particulares que se encontraban cerca del ingreso a los vestuarios. Ahí fue el turno del coche del arquero de Atlético, Gabriel Airaudo, que se llevó la peor parte.
Minutos más tarde, y ya en un descontrol total, llegaron más efectivos policiales que reprimieron con balas de goma a los revoltosos, que por nada del mundo querían abandonar la lluvia de piedrazos contra los efectivos de la policía.
Antes hubo juego
Los primeros, y únicos, cuarenta y cinco minutos de fútbol, ofrecieron muy poco para el espectáculo. Ahí, la CAI se puso en ventaja con gol de Villafañe y Blanco lo igualó para Rafaela.