Como no podía ser de otra forma, por sus antecedentes, perdió con Defensa y Justicia en un abrir y cerrar de ojos...
El calvario de Unión duró 17 partidos de visitante
El equipo pasó del segundo puesto al noveno y estuvo entre los tres peores de la segunda rueda. ¿Qué harán los dirigentes ahora? Hay una lista de DT y el Turco, que quiere seguir, hizo una fuerte declaración.
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Se acabó lo que se daba. Unión pasó de estar muy bien, de ilusionarse con fundamentos, de soñar con que estos dos tipos tan queridos por el hincha (Pumpido y Alí) le iban a dar lo que hace siete años esperan, a frustrarse con un final que no le envidia en nada a tantos otros cierres de temporada, excepción hecha de aquella gesta del 2008 en la que, por lo menos, a Unión lo hicieron merodear —jugando la Promoción— en las cercanías de volver a jugar en Primera División.
Se acabó lo que se daba. Del enorme protagonismo en el arranque y del segundo puesto del final de la primera rueda, el equipo pasó a este mediocre noveno lugar. De ser uno de los mejores en la primera mitad, pasó a estar, junto a San Martín de San Juan e Italiano, entre los tres peores de la segunda. De un equipo que se recitaba casi de memoria, se llegó a un cierre en el que, por lo menos, siete de esos jugadores que conformaban la base titular en la primera mitad, ya no están (Ojeda, Cardozo, Calgaro, Saucedo, Torres, Cólzera y Guerra).
Se acabó lo que se daba. Y las primeras preguntas que uno se hace, son: ¿qué postura adoptarán los dirigentes?, ¿cuál es la evaluación final?, ¿fue el de ayer, como se dice por lo bajo y no a la opinión pública, el último partido de Alí como entrenador?, ¿es cierto que Spahn todavía mantiene algún nivel de duda respecto de la decisión a adoptar?, ¿es cierto que hay una lista de cinco técnicos, por lo menos, algunos de los cuales ya fueron apalabrados para conocer sus pretensiones?, ¿qué opina Pumpido?, ¿saldrá a decir lo suyo antes de irse del club?, ¿hacia quién o quiénes apunta Alí con las fuertes declaraciones que hizo ayer?, ¿siente que le soltaron la mano o que no lo ayudaron convenientemente?
A partir de este momento se escucharán muchas voces y posiblemente no haya un sentimiento unánime. Hace poco, en El Litoral.com, una encuesta, con Unión bastante cerca de quedar eliminado de toda posibilidad, reveló que un 60 por ciento de la gente estaba conforme con el trabajo del Turco y apoyaba su continuidad. Se dice que desde algún sector se está organizando un “banderazo” de respaldo. Pero también es cierto que los números no lo avalan; el equipo salió noveno, totalizó 17 partidos consecutivos sin ganar de visitante, iba segundo y terminó en mitad de tabla. Es obvio que Alí cometió errores y también es cierto que la última impresión, en fútbol, es la que cuenta. Pero soy uno de los que está convencido de que no todo está mal, que hay que aprender de los errores y que los dirigentes deben hacer una evaluación muy clara y serena para tomar la última determinación sobre el actual técnico, sobre el que vendrá (si es que deciden que Alí se vaya) y también sobre el proyecto.
A favor del proceso
El presidente Spahn dijo, en julio del año pasado al momento de hacerse cargo del club, que “hay que tomar ejemplos como el de Lanús”. Esa clase de instituciones apostó siempre a un proyecto definido y supo encauzarlo debidamente haciendo la máxima abstracción posible de los resultados. Sin las presiones o exigencias de un club como Unión que está inmerso en una ciudad pasional y futbolera como la nuestra, Lanús o Vélez se respaldaron en un trabajo que, por lo menos, se basó en el mediano plazo antes de conseguir los resultados esperados.
En el ascenso, Unión tiene la obligación permanente de pelear por el ascenso. Pero el inicio de la temporada no permitía abrigar demasiadas expectativas: el club estaba en un proceso de conflicto institucional y gravedad económica que sólo contrastaba con la llegada de dos hombres del club y con suficiente capacidad para sacar adelante la situación, como Pumpido y Alí.
¿Es verdad lo que dijo Alí cuando declaró que “nadie habló de ascenso” en el inicio de la temporada?, es verdad. ¿Se puede sostener entonces una continuidad a partir de esta afirmación?, evidentemente que no, porque los resultados mandan en el fútbol y la memoria se restringe bastante a la hora de evaluar procesos. Entonces, la cuestión pasa por definir si esto que hizo Alí en Unión, con los resultados pero también con la promoción de juveniles y la potenciación de algunos jugadores, resulta suficientemente beneficioso y favorable para apostar a un segundo año de un hombre que ya conoce el club —de sobra— y los jugadores.
En contra del proceso
El desmejoramiento deportivo y el noveno puesto final es el principal escollo. Ya se dijo más arriba que, en fútbol, lo que mandan son los resultados. Y convengamos que éstos no le juegan a favor al Turco, no lo benefician en su afán de quedarse (algo que ya lo hizo saber públicamente).
Algunos le critican a Alí sus planteos y los cambios. Otros van más allá y señalan que no supo manejar convenientemente las cuestiones internas en el seno del grupo, algo imposible de determinar porque responde a la intimidad del mismo. Sin dudas que lo matemático de la campaña es lo más injustificable: pasar de un segundo puesto al noveno en una sola rueda; sumar 17 partidos consecutivos sin ganar de visitante y dejar escapar tantas chances en forma inconcebible. ¡Hasta el de ayer fue un partido que Unión perdió sin ton ni son! Quizás no tanto en la medida en que declaró luego el Flaco Limia (“desde el arco veía que se podía ganar”), pero sí al menos pensando en que el 0-0 era un resultado absolutamente factible. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos lo perdió 2-0 y ni siquiera pudo igualarlo cuando el pibe Maidana, solo ante Parafán, se demoró en definir un excelente pase que le metió Matías Donnet y que hubiera permitido igualar el partido en uno.
Si los dirigentes se manejan exclusivamente por el resultado deportivo, Alí tiene muy pocas chances de seguir; casi ninguna. Si el análisis va más allá, si se piensa en otras cuestiones que tienen que ver con la continuidad de un proceso, con el conocimiento que el Turco tiene del club y de los jugadores y con la posibilidad de darle una revancha (en la que Alí deberá comprometerse a hacer una autocrítica muy profunda para no repetir errores cometidos), el cuadro de situación puede ser distinto.
Pumpido-Alí llegaron a Unión a dar una mano y a hacer un trabajo en el que un solo año es poco tiempo. Sobre todo para Pumpido, que inició un proceso de cambios a partir de un diagnóstico que él tiene en claro y en el que se debe trabajar desde abajo, desde las mismas divisiones inferiores. Cuando Pumpido dice que “hay que cambiarle la mentalidad al jugador de Santa Fe para que no se contagien de la comodidad de la ciudad”, está diciendo algo que es muy profundo y difícil de modificar en menos de un año. Pero Pumpido ya le dijo a los directivos que se va. Y los dirigentes, a su vez, señalan que cumplió con su promesa, que fue la de ordenar el fútbol profesional, de armar el plantel junto al Turco y de irse cuando surja alguna posibilidad para seguir dirigiendo, que es su anhelo particular. No lo hará en Unión, porque entiende que estaría “traicionando” al amigo (Alí). Ni tampoco seguirá en el club, dejando sólo el esbozo de un proceso de cambio para el que se necesita más tiempo que el año de trabajo desarrollado.