Cruento asalto domiciliario contra una familia de Llambí Campbell

Una de capuchas y picanas...

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Llambí Campbell es una comunidad tranquila y laboriosa que se vio conmocionada por este atroz suceso.

Foto:El Litoral

Padre e hijo terminaron heridos. Les robaron dinero, alhajas y otros elementos de valor. Antes los torturaron sin piedad.

 

Danilo Chiapello

dchiapelloqellitoral.com

Fue más que una pesadilla lo que anoche ocurrió en una casa de familia de Llambí Campbell.

Eran cerca de las 20.30, cuando Santiago Nottoli (50) se disponía a terminar otra jornada de trabajo. Claro que ignoraba que el demonio andaba rondando por esta tranquila localidad, ubicada a 50 kilómetros hacia el norte de nuestra ciudad.

Por su actividad comercial los Nottoli son muy conocidos en el lugar. Desde hace años llevan adelante una agencia de quiniela y una tienda que funcionan en su propio domicilio sobre la calle principal del pueblo, a media cuadra de la Ruta 11.

El hombre araña

Santiago estaba a punto de cerrar cuando escuchó que llamaban a la puerta de la agencia de quiniela. Pero cuando fue a ver quién era, comenzó la odisea. Todo lo que vio fue el cañón de un arma que le apuntaba a la cabeza.

Lo que siguió fue un horror que se trasladó al interior de su propia casa, donde estaban su esposa, su hija y su nieto, de 1 año y medio.

Varios rufianes fueron los que entraron. Eran hombres que cubrían sus rostros con capuchas. El que llevaba la “voz cantante” (y el más violento) tenía una máscara de El Hombre Araña.

“Me empezaron a pedir por la plata” -relató hoy Santiago en diálogo con este diario-. “Pero después vino lo peor. Nos comenzaron a torturar porque cada vez querían más. Sufrimos amenazas de todo tipo. Dijeron que iban a matar a mi nieto, que lo iban a raptar, que le iban a clavar un cuchillo, no sé... de todo”, narró.

Con un cable del freezer

La locura extrema llegó cuando uno de los malvivientes decidió aumentar la presión contra sus víctimas. Para ello improvisó una picana casera.

“De pronto observo que uno de los rufianes arrancó un cable del freezer y lo peló. Lo enchufó y comenzó a pasarme corriente.

“A mi hija también le quisieron pasar corriente, pero por suerte a último momento desistieron. Ella tenía la criatura en brazos.

“En pleno atraco llegaron a la casa unos amigos de Santa Fe y mi hijo. Sin dudar los cacos los redujeron y los sumaron al grupo.

“Mi hijo intentó una resistencia pero le dieron una patada en la cabeza que por poco casi pierde un ojo. Quedó obnubilado y semi desmayado.

“Yo en mi casa tengo dos baños. A algunas personas las metieron en uno y al resto en otro. A todos nos maniataron de pies y manos. Para ello utilizaron cables, cuerdas y precintos plásticos.

“Lo único que me quedó en claro es que esto fue obra de gente muy profesional en esto del delito. No estaban drogados. Al contrario. Se mostraron fríos y calculadores. Sabían muy bien lo que hacían. Cómo presionar, cómo llevar a la gente al borde de la desesperación. Finalmente lograron hacerse de una suma importante de dinero. También se llevaron alhajas, teléfonos celulares y numerosos objetos de valor.

“Querían escapar con la camioneta de mi hijo. Le pidieron que maneje, pero el no podía si por los golpes estaba perdido y sin fuerzas.

“Yo salí hasta la puerta y me encontré otra vez con uno de los sujetos, el que me volvió a dar una paliza tremenda.

“No sé de qué manera se fueron. La casa quedó en silencio absoluto durante unos 20 minutos. Entonces una de las personas logró zafarse de las ataduras. Por los techos llegó hasta la casa de un vecino donde pidió ayuda.

“Dimos cuenta de lo sucedido a la policía, pero quedamos llenos de miedo”, culminó.