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Por una ley de exportaciones
Un empresario santafesino preside la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la Argentina. Entre otros objetivos, propone reformular la actual normativa que rige para los exportadores del interior del país.
Félix Canale
De la misma forma que existen asimetrías entre los países centrales y los pequeños, también hay diferencias de competitividad entre los exportadores próximos a los sitios de embarque y quienes se encuentran en el interior del país, alejados de esos sitios. Estos últimos están en inferioridad de condiciones competitivas.
Por eso habría que adelantar políticas diferenciales. Deberían existir incentivos, formas que permitan a los exportadores del interior quedar en paridad de condiciones con aquellos que, por proximidad a los puertos, se les hace más fácil la tarea.
Los conceptos anteriores, muy resumidos, pertenecen a Daniel Oblan, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe y, desde hace algunos días, también titular de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (Fecacera).
“Uno de los primeros trabajos que encararemos en esta etapa de Fecacera es hacer un estudio en profundidad para mostrar hasta qué punto los costos logísticos afectan la competitividad de los exportadores del interior. Mi gestión se orientará a marcar estas diferencias, buscando algo que vengo sosteniendo desde hace tiempo: un trato diferencial para tener igualdad de condiciones”, dice el directivo.
Largo plazo
Fecacera es una entidad con poca difusión, pese a que su origen se remonta a 1980. Hoy, está conformada por 16 instituciones que asocian a unas 750 empresas radicadas en 11 provincias, que en conjunto representan el 65 por ciento de las exportaciones nacionales.
“Nuestra Federación ha trabajado muy bien en todo lo referido a lo coyuntural, está muy bien vinculada con nivel nacional y siempre tuvo participación en los espacios donde se debaten los problemas del sector”, afirma Oblan.
Pero la nueva propuesta que el presidente de la entidad alienta ahora entre sus pares es comenzar a trabajar en proyectos de largo plazo, a partir de un reclamo común de todo el empresariado: políticas de Estado, seguridad jurídica y previsibilidad para el negocio exportador.
Existe un antecedente que es la ley 23.101 del año 1984, “que lamentablemente nunca fue considerada por los distintos gobiernos”. La idea actual es trabajar sobre ese texto, actualizándolo e incorporando los conceptos de globalización y concentración económica. “Éstos son fenómenos aparecidos en los últimos 20 años, que impusieron reglas de juego totalmente nuevas”, subraya el empresario. “Mi propuesta es que trabajemos para agregar a la ley 23.101, cuyos considerandos son valiosos, artículos que propicien puntualmente la generación de puestos de trabajo y la preservación del valor de la moneda, que son mandatos expresos que la Constitución da al Congreso”, argumenta.
En Santa Fe
Así postulada, la propuesta suena muy ambiciosa, máxime si se piensa que habría que legislar sobre el tema, en un marco institucional donde un simple secretario de Estado decide de manera personal qué puede, o no, exportar e importar el país.
Oblan cree que es posible: “Para que desde Santa Fe podamos aportar a ese objetivo hemos creado en nuestra cámara una comisión de economía. Un núcleo básico con empresarios y técnicos tanto de la UNL como de la Universidad Católica, además de especialistas de la Bolsa de Comercio y otros organismos, para comenzar a considerar las posibles reformas a la ley”.
También argumenta que una vez realizado el trabajo, en el que las universidades aportarían conocimiento sobre legislación comparativa, se contará con un soporte técnico - legal que permitirá defender la postura ante el Congreso o el Poder Ejecutivo. “No vamos a inventar nada. Este concepto de trato diferencial para lograr igualdad de condiciones es ya una herramienta utilizada en países como EE.UU., Brasil, Chile y muchos de Europa”.
Cuando se le advierte al empresario que se hará cuesta arriba tratar de modificar la ley en tiempos de elecciones nacionales, opina que, por el contrario, puede ser un buen momento. “Hoy por hoy, la política también está buscando letra, para proponer antes de las elecciones. Cuando uno presenta proyectos que son serios, que tienen sentido común, que están elaborados, tienen trámite rápido. Los dirigentes políticos, en gran medida, necesitan propuestas. Ellos no tienen que tener forzosamente conocimientos profundos sobre comercio exterior, y si lo que elaboremos nosotros tiene sustento técnico, contenidos y lógica, es muy probable que sea bien recibido”, concluye.