“Seraphine”

Conmovedor retrato de una visionaria

Laura Osti

Martin Provost pretende contar en esta película la historia de la pintora Séraphine Louis, también conocida como Séraphine de Senlis, una mujer nacida en 1864 en Assy (Francia) y que quedó huérfana siendo muy pequeña, por lo que su vida está estigmatizada por la tristeza y la soledad.

La trama del film de Provost se desarrolla entre las dos guerras mundiales, precisamente en Senlis, la aldea donde vive Séraphine, quien trabaja de lavandera y sirvienta para casas de familia y también para un convento de religiosas católicas.

Es una mujer rara, a quien los demás consideran algo idiota, y guarda un secreto: le gusta pintar cuadros y para ello se provee de pinturas y mezclas que inventa ella misma logrando así los tonos raros e intensos que caracterizarán su obra.

Séraphine también siente una gran devoción por la Virgen María y está segura de mantener comunicaciones con los ángeles. Es más, dice que empezó a pintar porque se lo ordenó su ángel de la guarda. Nadie la toma muy en serio, hasta que un día la providencia quiso que un reconocido marchand y crítico de arte aparezca en el pueblo y se tropiece con ella, como por obra del azar o el destino o alguna orden divina.

Lo cierto es que Wilhelm Uhde, el coleccionista de origen alemán que descubrió al aduanero Rousseau y fue uno de los primeros en interesarse por Picasso y Braque, llegó a Senlis a descansar por un tiempo. Casualmente Séraphine será la encargada de limpiar su habitación y atender las necesidades domésticas del huésped. Pero Uhde no sabe que esa humilde mujer sin instrucción pinta, ni Séraphine sabe a qué se dedica este extranjero desconocido que escribe cartas con una letra bellísima.

Sin embargo, parecían estar predestinados a encontrarse e influir mucho uno en el otro. También como por casualidad Uhde descubrió en la casa de una dama del lugar un cuadrito pintado por Séraphine y al preguntar por su autor, se enteró del secreto y quiso ver más. Así, se convirtió en su mecenas, y aunque la relación se vio interrumpida durante algunos años por efectos de la guerra, se reencontraron tiempo después.

La película de Provost pone toda la atención en el personaje misterioso, fronterizo, indescifrable de esta pintora ingenua y autodidacta que terminó sucumbiendo a las debilidades de su mente especial y concluyó su existencia en un manicomio, después de protagonizar algunos sucesos extravagantes que colmaron la paciencia de los rústicos pobladores de Senlis y también de su mecenas.

Impactante interpretación

Es impactante la interpretación de Yolande Moreau quien consigue transmitir la potencia y el misterio de la extraña personalidad de la pintora, con una gran capacidad para evitar los clichés o las exageraciones. También hay que destacar la cuidada y detallista recreación de época que lleva a cabo Provost. Pero los otros personajes no consiguen ser tan convincentes como Moreau y se ven más constreñidos a un guión correcto, aunque muy marcadamente desangelizado.

El film es valioso por el trabajo de la actriz protagónica y porque de su mano el espectador puede descubrir la existencia de una pintora excepcional casi desconocida y rescatarla del olvido y disfrutar de sus obras.

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Yolande Moreau, en el papel de Séraphine, bajo la dirección de Martin Provost.

Foto: Agencia Télam

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BUENA

“Séraphine”

Ídem, Francia-Bélgica/2008. Dirección: Martin Provost. Con Yolande Moreau, Ulrich Tukur, Geneviève Mnich, Adélaïde Leroux y Françoise Lebrun. Guión: Martin Provost y Marc Abdelnour. Fotografía: Laurent Brunet. Música: Michael Galasso. Edición: Ludo Troch. Diseño de producción: Thierry François. Duración: 125 minutos. Se exhibe en el América