El mendocino Abel Albino trabaja para prevenir la desnutrición

El “médico de la esperanza”

dejó su huella en Santa Fe

Con la idea de abrir una filial de su Cooperadora de Nutrición Infantil visitó la ciudad y dejó un mensaje desgarrador pero esperanzador. Defiende el abordaje integral de la desnutrición y busca voluntades que se unan a la lucha que inició hace 17 años.

De la redacción de El Litoral

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“He visto a los chicos en Mendoza dormir en un pozo en la tierra tapado con perros porque no tenían ropa de cama, ni abrigo ni estufa. Y eso me hizo doler el corazón”, dijo el Dr. Abel Albino, al recordar los primeros pasos que dio para fundar Conin, la Cooperadora de Nutrición Infantil que dirige desde hace 17 años y que ya cuenta con filiales en 24 ciudades argentinas. En Santa Fe todavía no hay ninguna y por eso vino: a dejar su mensaje, desgarrador y esperanzador a la vez, para sumar voluntades en su combate contra la desnutrición.

“Me metí en los ranchos, me senté en la cama de esa pobre gente nuestra, vi lo que comen -cuando es tiempo de ajo, desayunan, almuerzan, meriendan y cenan ajo y cuando es tiempo de nada, nada-. Vi la miseria material, moral, la promiscuidad, la prostitución, la droga. Me di cuenta de que los pobres no son vagos, son tristes, tienen una tristeza profunda que linda con la depresión. Y me di cuenta de que un pobre no es una persona igual a nosotros pero sin plata: el pobre es pobre en educación, en familia, en sueños, en amigos, en ideales, en introspección, en retrospección, en experiencia adquirida y encima no tiene plata, que es distinto”.

Que llegue a Santa Fe

En Santa Fe, la Defensoría de los Derechos del Niño del Colegio de Abogados le abrió sus puertas e invitó a la ciudadanía a escuchar el mensaje. El objetivo es sumar voluntades para crear una sede de Conin que trabaje, como en todas partes, en la prevención y recuperación de la desnutrición infantil desde una mirada integral.

—¿Cómo trabaja Conin?

—Nos dimos cuenta que la desnutrición es el resultado final del subdesarrollo. De nada sirve que yo alimente un chico si lo devuelvo al ambiente hostil del que proviene porque a los 15 días estoy alimentándolo de vuelta, no sirve. Si queremos quebrar la desnutrición debemos hacer un abordaje integral de la problemática social que le da origen a la extrema pobreza: educación nutricional, educación para la salud, lactancia materna, jardín maternal, jardín infantil, estimulación temprana, escuela de arte y oficio, programa de educación agraria, lectoescritura para analfabetos, ropero familiar, club de padres, escuela para padres, documentación y legalización de la familia, etc.

—¿Con qué resultados?

—Logramos lo que parecía imposible: hacer resurgir a esa gente. Y hemos replicado ese modelo ya en 24 ciudades argentinas y encima nos fuimos a Paraguay, a Perú y ahora a Gambia, en África de la mano de la ONG catalana “Nutrición sin fronteras” que ha tomado el modelo de Conin como herramienta útil para combatir pobreza y desnutrición.

—¿Cómo se financia?

—No hemos recibido ayuda del Estado porque este es un país raro, cualquiera que hace algo es sospechoso y sospechado. Empecé hablándole a la gente debajo de un árbol, parado arriba de un tacho de pintura de 20 litros. Y poco a poco se fueron sumando empresas, la mayoría multinacionales y también ciudadanos comunes y fuimos construyendo los centros. Hay que sumar esfuerzos, porque el Estado solo no va a poder y las ONG’s tampoco. Este es un problema de todos.

—¿Cómo piensa llegar a Santa Fe?

—Ahora dejo mi mensaje, con la intención de empezar a entusiasmar a la gente con la idea. Si logran sumar voluntades, el primer paso es buscar un pediatra, un nutricionista y una trabajadora social. El grupo se va a Mendoza, donde les damos una capacitación de tres días en el centro de prevención. Pasan por todos los servicios, ven la metodología de trabajo y vuelven. Una vez al año nos juntamos y una vez al año venimos a controlar que no se hayan desviado, que no estén empantanados.

Un abordaje integral

Para el Dr. Albino es necesario “educar, educar y educar. Pero antes hay que tener cerebro, sin cerebro no se puede hacer nada. Y para eso es fundamental la buena alimentación y la estimulación durante el primer año de vida, que es lo que marca el futuro del pibe”.

Y finaliza con una reflexión: “Si a cada casa le damos cloacas, agua potable y luz eléctrica en 30 años tenemos una potencia. Pero para eso hay que dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones”.

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“Me di cuenta de que los pobres no son vagos, son tristes, tienen una tristeza profunda que linda con la depresión”, expresó Abel Albino.

Foto: Mauricio Garín

+ información

www.conin.org.ar

El Dr. Abel Albino nació en el año 1946 en Buenos Aires, Argentina. En 1972 se graduó con el título de médico en la Universidad de Tucumán. Al año siguiente viajó a la República de Chile, para especializarse en pediatría en el Hospital Luis Calvo Mackena, donde conoció al Prof. Dr. Fernando Mönckeberg y se contactó por primera vez con la problemática de la desnutrición infantil. En 1987, se doctoró en medicina en la Universidad Nacional de Cuyo.

En 1992, se trasladó a España para estudiar Biología Molecular en la Universidad de Navarra. Le produjo profunda tristeza ver la brecha entre Europa y la Argentina, “países tan pequeños y poderosos, frente al nuestro que, siendo infinitamente más rico, se encuentra tan empobrecido”.

En mayo de 1992, regresó a Europa y el 4 de septiembre del 1993 creó en Mendoza la Fundación Conin.

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