Al margen de la crónica

Binner entre dos fuegos

Con el decreto de desendeudamiento para las provincias argentinas, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner anotó un golazo que se festeja en gran parte del país. Muchos gobernadores ven como “por arte de magia” bajar los requerimientos de dinero para pagar compromisos contraídos anteriormente y pueden utilizar esos fondos para otro tipo de políticas a meses de ponerse en marcha el año electoral.

El golazo en contra, en cambio, lo sufrió Hermes Binner quien vio cómo la pelota ingresó en el ángulo sin más reacción que cuestionar a la barrera que se colocó en tal o cual lado e impidió endeudar a la provincia. Santa Fe viene reclamando desde hace mucho tiempo que la Nación le pague las deudas contraídas, entre otras cosas por no haber transferido el sistema previsional, por mantener presos federales en cárceles provinciales y otros requisitos.

El resto de las provincias no endeudadas y que estarían en la misma situación de Santa Fe ya fueron arreglando cuentas con la Nación. Son los casos de Santiago del Estero donde el radical k Zamora tiene permanentes anuncios de obras y visitas de funcionarios nacionales, mientras que La Pampa obtuvo lo suyo cuando el senador nacional Verna hizo pesar su voto de desempate en la ley que permitirá el uso de reservas para destinar dineros a su terruño.

Santa Fe, en cambio parece pagar el precio de ser una provincia de un signo político diferente al nacional donde además gobiernos anteriores -de signo justicialista- se cuidaron en no endeudar la provincia. El dato es que representantes de esos dos sectores políticos también tienen diferencias con el kirchnerismo y con el gobierno provincial al que le vienen rechazando una reforma fiscal más amplia.

Así, la administración de Binner debe transitar por un estrecho desfiladero trazado por sectores justicialistas en pugna que le retacean recursos, sabedores que la política -en gran parte- es el uso del dinero.