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Once “palos” de inferiores

Enrique Cruz (h)

La venta de Facundo Bertoglio al Dynamo de Kiev, en el marco de un mercado deprimido por la crisis financiera de Europa, tiene una doble lectura favorable para Colón.

Por un lado, los 7 millones de dólares globales (Ucrania no pertenece a la Unión Europea y por eso se hace en dicha moneda) de la transferencia (4 millones de la venta en sí más los 3 millones del convenio que se explica oficialmente a través de la página oficial del club) permiten colocar a esta operación como la más importante que se hizo en los 105 años de historia del club y le da a Colón otro fuerte respiro económico.

Por el otro, Colón vuelve a insertarse en el contexto internacional con otra transferencia que se hace en forma directa —y en menos de un año— sin que el jugador en cuestión pase por alguno de los grandes del fútbol argentino. Hoy, se puede deducir que Colón no necesita de Boca o de River para que sus jugadores se coticen en el mercado futbolero internacional. Y esto se suma, también, a las convocatorias de dos jugadores del club para disputar el Mundial de Sudáfrica, cosa que ni Boca ni River, ni ningún otro club del país, salvo Estudiantes, han conseguido.

El año pasado fue Sebastián Prediger el que aportó, con un par de buenos campeonatos, alrededor de 4 millones a las arcas del club. Hoy, los 7 millones de Bertoglio son otro bálsamo para que el club siga adelante con el proceso de superación en cuanto a su infraestructura y también para que se sueñe con un objetivo que es el de todos: conseguir la primera estrella. Son aspectos que no pueden dejarse pasar por alto.