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“La Mola”

 
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De la redacción de El Litoral

Un hombre es también todos los hombres. Su estado simultáneo en una pregunta necesaria: nombre, identidad, propósito.

Marcos Menegozzi presenta, en una cuidada edición de Editorial Vinciguerra, su novela “la Mola” en la que sobrevuela un interrogante: cómo una política de la buena administración conduciría a una posible paz perpetua y hacia la superación de la indignidad del hambre y las ramificaciones del desamor en la infancia.

Dedicada a la memoria y al olvido de la humanidad, el autor reflexiona en su obra, según se adelanta, acerca de los oscuros enemigos del pensamiento en una narrativa lúcida y contemporánea y hasta podríamos contemplar un luminoso paisaje del plan futuro.

“Leo el manuscrito. Puedo deletrear el universo esta noche. La mosca sobre la botella es más grande que lo mío. Estoy en la habitación del hotel. Leo mi muerte en el manuscrito, como ella entra en mis venas. No veo la imagen de lo que leo. Mi muerte se cae de mis manos. Mi cama tiene la forma de cuerpos distintos. Es un fuego. En mi mente. La quemazón. Hay muerte y ojos. Mis pies no se mueven. Siento la rigidez de lo que hice. No reniego. Traicioné a hombres y mujeres. No me siento mal. Sólo un poco eufórico. Soy un cordón extenso y en la punta estoy agarrado de un dedo, al filo de algo que me succiona. Me deslizo. Me voy, pero me dejo. Tengo que buscar mi nombre...”, comienza escribiendo el autor.

Menegozzi nació en Carlos Pellegrini, provincia de Santa Fe. Es marinero, poeta, estudiante de Psicología. Dedica su tiempo a la elaboración de su filosofía, que vuelca a la tierra en forma de ensayo, poesía, novela, teatro, pintura y cine. Actualmente reside en Paraná, Entre Ríos.