Por efecto de las retenciones

El valor de la soja se deprecia en comparación con los inmuebles

Es la conclusión de un informe del Iaraf. También los asalariados precisan destinar más sueldos para la adquisición de un inmueble.

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La cosecha es récord pero el valor relativo que recibe el productor es más bajo.

Foto: Archivo El Litoral

 

De la redacción de El Litoral

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Un productor hoy necesita más toneladas de soja que en 2001 para comprar un inmueble debido a los derechos de exportación que debe pagar, no obstante, la cosecha récord del cultivo tendrá impacto en el rubro inmobiliario, señala un informe económico del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) que firman Nadin Argañaraz, Sofía Devalle y Mariana Zenklussen.

El informe habla del menor poder adquisitivo de las familias y de los productores agrícolas para la adquisición de inmuebles y toma como referencia el valor de los salarios y de los inmuebles en Córdoba.

“La construcción o adquisición de un inmueble puede ser considerada desde dos ópticas alternativas: como un “bien de consumo durable’, que constituye uno de los objetivos de largo plazo primordiales, y a la vez más costosos, de gran parte de las familias; y, a su vez, como una “alternativa de inversión’ para aquellos que poseen fondos o rentas excedentes”. Así el informe se propone comparar el precio de la construcción o compra de un inmueble, con relación a dos variables: los salarios promedio de trabajadores que operan en el sector formal de la economía cordobesa y con el precio de la soja. “Lo que se busca es estimar la evolución del poder adquisitivo, en términos de inmuebles, de dos sectores de la sociedad: las “familias asalariadas’ y los “productores agrícolas’”, plantea.

A valores promedios de Córdoba, se dice que “si bien los salarios que requiere un trabajador formal para comprar una vivienda tipo en Córdoba han sido fluctuantes durante los últimos años, actualmente se necesita de un esfuerzo que es de unos cuatro años más de lo que hacía falta en el 2001, antes de la devaluación” para comprar la misma unidad habitacional.

La oleaginosa y el ladrillo

Iaraf precisa que el año pasado, un productor agrícola necesitaba 311 toneladas de soja, luego de haber pagado los derechos de exportación, para poder comprar una vivienda. La devaluación impactó favorablemente en el poder adquisitivo de la soja en términos del valor de los inmuebles, manteniéndose durante los años 2002, 2003 y 2004 un menor valor de la cantidad de toneladas de soja necesarias para realizar una compra de vivienda, en comparación con lo necesario en 2001. “Ahora bien, a partir de 2005 el aumento en pesos del metro cuadrado de la vivienda comenzó a superar al incremento del precio interno de la soja, razón por la cual el esfuerzo en términos de toneladas de soja necesarias para comprar una vivienda aumenta a partir de ese año, si bien a lo largo del período 2005-2008, el poder adquisitivo continuó siendo más favorable que antes de la devaluación”. La caída del precio internacional de la soja durante el año 2009, hizo que el ratio vuelva a incrementarse con la particularidad que en ese año pasaron a ser mayores las toneladas de soja necesarias para comprar un inmueble que en el año 2001, “es decir que prácticamente se diluyó la rentabilidad que había ganado este cultivo para las inversiones inmobiliarias en la última década”.

El trabajo avanza sobre el presente año. “En función de los precios futuros para la próxima cosecha de soja y suponiendo que se mantiene el valor en pesos de los inmuebles, el poder adquisitivo de este cultivo podría mantenerse en niveles relativamente similares a los de 2009. De todas maneras, si bien no se registrará una modificación del efecto precio en cuanto al poder adquisitivo del cultivo de la soja, lo que debiera tener un fuerte impacto en el rubro inmobiliario es el efecto cantidad generado por el sector agrícola, en cuanto a que se espera para este año una cosecha récord, con lo cual seguramente mayores fondos generen un impulso en el sector”.

Sin derechos de exportación, los productores sojeros hubiesen necesitado menos toneladas para adquirir una vivienda. “El punto que se destaca es que de no haberse aplicado este tributo, el agro aún presentaría una ventaja para la compra de inmuebles en comparación con 2001, puesto que el precio relativo sería menor que en ese entonces. Por ejemplo, mientras que en el 2001, sin retenciones, eran necesarias aproximadamente unas 280 toneladas de soja para comprar un inmueble, si este tributo no existiese, hoy en día harían falta 205 toneladas de soja para el mismo fin, es decir un esfuerzo un 30% menor. Por el contrario, los derechos de exportación incrementan esta necesidad a unas 315 toneladas”.


 

Perspectivas

El informe de Iaraf concluye que “con precios internacionales de la soja y otros commodities a futuro favorables, es de esperar que el rubro inmobiliario evidencie en el corto plazo nuevamente cierto dinamismo. Más allá del efecto precio, seguramente el factor que tendrá gran impacto en el sector sea el “efecto cantidad’, derivado de una cosecha récord del cultivo esperada para este año. Pero lo relevante dependerá del grado de prudencia que tengan los productores a la hora de decidir la asignación de sus rentas, cuestión derivada de la expectativa a futuro que tengan internalizada”.