Envenenamiento con monóxido de carbono (CO)

El asesino silencioso del invierno

 

De la redacción de El Litoral

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La llegada de los primeros fríos encendió las estufas en muchos hogares santafesinos. El monóxido de carbono constituye la causa principal de muerte por envenenamiento para todas las edades, a nivel mundial, en épocas invernales. Es altamente tóxico y su presencia suele pasar inadvertida por parte de las personas expuestas, al ser inodoro e incoloro.

La mortalidad puede estar relacionada con el uso de artefactos de gas instalados de forma defectuosa, ubicados muchas veces en ambientes carentes de una ventilación adecuada.

Silvia Martínez, del área de Toxicología del Ministerio de Salud de la provincia, explicó que “las primeras manifestaciones presentes en caso de intoxicación consisten en síntomas neurológicos como cefalea, disminución de la agilidad mental, con un estado de somnolencia, acompañado de movimientos torpes. Además, son frecuentes nauseas y vómitos. Los lactantes suelen estar irritables, con llanto continuo, rechazo del alimento, seguido de obnubilación y depresión del sistema nervioso central.

Secuelas

Si el paciente se recupera, es común la alteración de la memoria, inestabilidad emocional y del juicio, trastornos intelectuales, estupor, coma, ataxia, rigidez, trastornos del habla y la comprensión, desórdenes de la audición y trastorno vestibular, ceguera y psicosis. Las exposiciones crónicas o las agudas severas frecuentemente producen secuelas neuropsiquiátricas a largo plazo.

Si el paciente no fallece, puede sufrir un nuevo deterioro tras un intervalo de lucidez, que suele oscilar entre días o semanas, a menudo después de cuadros de intoxicación severa asociados a coma. Esto es lo que se conoce como Síndrome Tardío, caracterizado por todo un abanico de alteraciones neurológicas, cognitivas y psiquiátricas más o menos graves como son: apatía, mutismo, amnesia, cefalea, alteraciones visuales, incontinencia de esfínteres, psicosis, cambio de personalidad, trastornos de la marcha, apraxia y disartria, entre otros. Estos pacientes suelen presentar como secuela síntomas de la enfermedad de Parkinson. Además, pueden aparecer alteraciones en la vía auditiva y/o vestibular, en el fondo de ojo se pueden apreciar hemorragias retinianas. Las secuelas neurológicas tienen una incidencia cercana al 10 %.