Polanski o la mirada inquietante

Tras cinco años de inactividad, el director polaco Roman Polanski (creador de clásicos como “Barrio chino” y “El bebé de Rosemary) estrenó el thriller “El escritor oculto”. Pretexto válido para revisar la filmografía de un cineasta cuya vida estuvo rodeada de escándalos y marcada por la tragedia.

TEXTOS. JUAN IGNACIO NOVAK. FOTOS. EL LITORAL.

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“El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”, dijo una vez Alfred Hitchcock. Premisa válida quizás para el director inglés pero de ningún modo para otro cineasta también europeo, pero polaco, llamado Roman Polanski. Es que los ecos de su turbulenta y -en muchos sentidos- trágica existencia, permanecen plasmados en varias de sus obras.

Por caso, en el nihilista final de “Barrio chino”, con un Jack Nicholson desconcertado, no pueden obviarse las reminiscencias del brutal asesinato de la esposa del cineasta, la actriz Sharon Tate, que conmovió al mundo en 1969. Que también alcanzan a la desasosegante atmósfera de “El inquilino” o a la retorcida trama de “La muerte y la doncella”.

Nacido en 1933, la primera película que dirigió Polanski fue “El cuchillo en el agua”, de 1962. En la simpleza de su argumento, este film esconde un diagnóstico certero de las zonas más oscuras de la condición humana. A lo largo de un paseo en yate, se forma un extraño triángulo amoroso entre una pareja y un tercer hombre. Nominada al Oscar por Mejor Película Extranjera, marcó el inicio de una serie de trabajos “de culto” del autor.

“Repulsion”, de 1965, es para muchos su trabajo más perturbador, el que determinó las líneas que marcarán su posterior filmografía. Polanski se introduce en la mente de Carol, quien desarrolla una ambigua relación de atracción-repulsión hacia el sexo y se obsesiona por la relación de su hermana con un hombre casado. Cuando ellos viajan, comienza a desmoronarse mentalmente y a sufrir alucinaciones. La grandiosa actuación de Catherine Deneuve y la lograda dirección configuran una de las cumbres del cine europeo de los sesenta.

El potencial de Polanski también queda manifiesto en “Cul-de-sac”, de 1966. En este caso, la historia de un gángster y su socio moribundo que se esconden en un castillo que habita un hombre con su esposa ninfómana, se quedó con el Oso de Oro en el Festival de Berlín.

No menos interesante resulta “El baile de los vampiros” (1967), lograda sátira de las películas de terror con momentos destornillantes en su aspiración de comedia negra. En este filme -donde además de director fue protagonista- Polanski coincidió con la actriz Sharon Tate, con quien se casaría poco después.

ÉXITO Y TRAGEDIA

En 1968, ya en Estados Unidos, el director polaco adaptó y llevó a la pantalla una novela de Ira Levin, que en sus manos pasó a ser una obra magistral: “El bebé de Rosemary”. Filmada en Nueva York, es una de las cintas más inquietantes jamás rodadas: su trama de confabulaciones, brujerías y pactos diabólicos asusta más por su capacidad de sugerir que por lo que, en definitiva, muestra.

Mia Farrow logra aquí su mejor actuación como la sufrida Rosemary Woodhouse, quien presiente horrorizada que forma parte -sin quererlo- de un rito que busca convocar los poderes del mal.

El enorme éxito que trajo aparejado este film se vio enturbiado en la vida de Polanski por una tragedia: en agosto de 1969, su esposa Sharon Tate fue asesinada brutalmente en Los Angeles por Charles Manson, líder de una secta. Desde aquí, las películas de Polanski quedarían impregnadas del tono funesto que este hecho imprimió a su existencia.

Y pasaría casi un lustro para que sus trabajos alcancen la jerarquía y precisión de los años previos. En 1971 dirigió una olvidada (y para muchos olvidable) versión del clásico shakespereano “Macbeth” y un año más tarde la extraña “¿Qué?” protagonizada por Marcello Mastroianni.

OBRA MAESTRA Y ESCÁNDALO

Recién promediando los 70’ Polanski rodó la que para muchos es su obra maestra y una de las cotas más altas del cine del último medio siglo: “Barrio chino”. Una estupenda cinta que “calca” el estilo y los códigos visuales del policial negro de los 40’, pero que presenta mayor osadía en la trama y en la definición de personajes. Jack Nicholson y Faye Dunaway, que bordan sus papeles, rompen con los moldes clásicos del detective privado y la “mujer fatal”, mientras que John Huston compone a un villano ante el cual palidecerían los peores matones del cine negro.

Más allá de la elaborada y laberíntica historia, lo que sobresale en el guión de Robert Towne (ganador de un Oscar) es el mítico tramo final. Epílogo que -dicen- se debe puramente a Polanski, quien se opuso a dar al espectador la tranquilidad de un happy end. Fueron, de hecho, las pequeñas aportaciones del director las que engrandecieron el film.

Pero poco durarían los elogios. En 1976, junto a su colaborador Gérard Brach, adaptó la novela de Roland Topor “El inquilino”. Complejo y kafkiano retrato de la paranoia que él mismo protagonizó junto a Isabelle Adjani, y que fue destrozado por la crítica tras su fracaso en Cannes, más allá de que hoy sea una obra de culto.

Este fracaso se sumó a otra desgracia: en 1977 fue acusado de abusar de una joven de 13 años. Y tras unos meses en prisión salió bajo fianza. Tras el enorme escándalo jamás regresó a suelo norteamericano.

TRABAJOS DE CALIDAD

Tras la notable “Tess”, de 1980, (ver recuadro) el éxito comercial volvería a sonreirle al director recién a fines de esta década, con “Búsqueda frenética”. Probablemente esto se debió a una serie de factores: el protagonismo de Harrison Ford, un actor que ya era muy popular en la época, el intrigante -además de bien dosificado- guión y la música de Ennio Morricone.

Las dos próximas cintas del director de “Barrio Chino” fueron favorecidas por los buenos comentarios. Tanto “Luna de hiel”, de 1992, con Peter Coyote, Emmanuelle Seigner (una de sus musas), Hugh Grant y Kristin Scott Thomas, como “La muerte y la doncella”, de 1994, protagonizada por Sigourney Weaver y Ben Kinsgley, son trabajos de notable factura, donde Polanski expone sus tesis sin ambages. Pero también son relatos sólidos y logrados.

POR FIN, EL OSCAR

A diferencia de otras grandes figuras de la historia a las que le fue negada una y otra vez (entre ellos el antes nombrado Hitchcock), Polanski puede contarse dentro de ese acotado conjunto de directores que lograron acceder al Oscar de la Academia, aún cuando no pudo asistir a la ceremonia. Fue en 2003, por su fascinante film “El pianista”, su película más elogiada desde los años 70’, estrenada con gran repercusión en 2002.

Con una excepcional actuación de Adrien Brody (que también se quedó con su estatuilla dorada), se adentra en las tribulaciones del pianista polaco Wladyslaw Szpilman durante la invasión de Alemania a su país en la Segunda Guerra Mundial y su confinamiento en el ghetto de Varsovia. Con impresionante realismo pero sin efectismos, Polanski toma retazos de su niñez (él mismo fue víctima de la barbarie nazi) y muestra los intentos de un hombre por aferrarse a la vida en un contexto dramático.

Pese a la impecable recreación de época, a la acertada elección de los actores (Ben Kinsgley está perfecto en su vil composición del malvado Fagin) y a la cuidada fotografía, “Oliver Twist”, su posterior trabajo estrenado en 2005, carece de la calidad y -sobre todo- de la profunda intensidad de “El Pianista”. Nivel que el director polaco parece haber recuperado en “El escritor oculto”, de reciente estreno. Con alto contenido político, este film basado en la novela de Robert Harris, tiene a Ewan McGregor y a Pierce Brosnan como protagonistas.

McGregor es un periodista que acepta terminar las memorias de un antiguo primer ministro inglés (Brosnan), tras la muerte accidental de la persona que lo estaba haciendo. Justo en el momento en que acusan al ex funcionario de autorizar torturas durante la Guerra de Irak. A los 76 años, y pese a su turbulenta vida privada, Polanski sigue dotando al cine de buenos (y necesarios) momentos.

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Jack Nicholson como el detective Jake Gittes, en “Barrio chino”, el inolvidable filme de 1974.

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“El escritor oculto”, protagonizada por Pierce Brosnan, significa el retorno del polémico Roman Polanski al cine.

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La grandiosa Catherine Denueve en “Repulsión” (1963), uno de los mejores registros de Polanski.

UNA OBRA PARA RECORDAR

Puede ser por la belleza natural que despliega Nastassja Kinski en su apasionada interpretación. O por la belleza de sus escenarios. O por el cuidadoso y artesanal trabajo de fotografía que recuerda, en algún sentido, a la maravillosa “Barry Lyndon” de Kubrick. O por la detallista recreación de época (con un gran trabajo de vestuario incluido) que aparece ante el espectador. Lo cierto es que “Tess”, el film que dirigió Polanski en 1980 sigue siendo una excelente película tres décadas después.

Basada en la novela “Tess of the d’Urbervilles”, del escritor inglés Thomas Hardy (1840-1928), cuenta los avatares de la joven Tess, una campesina que, en la Inglaterra del siglo XIX, se entera de que proviene de una acaudalada familia.

El notable film marcó un cambio frontal de registro para el director, ya que se trató de su primera película de época. Se alzó con varios premios: tres Oscar de la Academia (Mejor Dirección de Arte, Fotografía y Vestuario), un Bafta a la mejor Fotografía, tres César (Mejor Director, Mejor fotografía y Mejor Película) y dos Globos de Oro (Mejor Filme extranjero y Nueva Estrella del año para Nastassja Kinski).

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Mia Farrow y John Cassavettes en la popular “El bebé de Rosemary”, 1968.

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Harrison Ford, la estrella de “Búsqueda frenética”, intrigante cinta de 1988.

PEQUEÑO TRASPIÉ

En 1986 Polanski firmó una película que, mas allá de que fue un estrepitoso fracaso, desentona con el resto de su filmografía: “Piratas”. Walter Matthau encabeza los créditos de una extraña aventura de corsarios que tiene como principal activo su fuerza visual y su vestuario (nominado al Oscar). Por lo demás, permanece como una de las obras más extrañas de su director.

DOCUMENTAL REVELADOR

En el año 2008 se conoció el documental “Roman Polanski: Wanted and Desired”, dirigido por Marina Zenovich. Aborda la huida del director al Viejo Continente tras ser acusado de mantener relaciones sexuales con una niña de 13 años, y el asesinato de su esposa Sharon Tate, hechos que marcaron a fuego la vida del director. El film se focaliza en el controvertido caso y analiza mitos, certezas, mentiras y verdades.

ADAPTANDO A PÉREZ REVERTE

“La novena puerta”, de 1999, es una película interesante de Polanski. Basada en la novela de Arturo Pérez Reverte “El club Dumas”, cuenta la historia de la búsqueda de unos antiguos textos asociados al satanismo por parte de un curioso personaje llamado Dean Corso, encarnado a la perfección por Johnny Depp. Lejos de sus mejores registros, es un trabajo digno asentado en su gran reparto, que se completa con Lena Olin y Frank Langella, entre otros.

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