De taco

Mucha, muchísima gente, que dista de ser alcohólica o viciosa, enfrenta estos fríos con un “taco”, esto es, el súbito engulle de una pequeña dosis de alguna bebida espirituosa. Al paso, aguantando el temblor caliente de la bebida en su cruce triunfal por el gañote, los tipos salen después mejor a la calle.

TEXTO. NÉSTOR FENOGLIO. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI.

De taco

Hay gente que se clava una copita a la mañana, antes de salir para el laburo; o a la noche, antes o después de la cena, para combatir el frío. ¿Qué podés decirle a un tipo o tipa que elige esa especie de bufanda líquida para calentarse el gañote por dentro?

Son personas insospechadas, compañeros y compañeritas nuestros -o nosotros mismos, si nos apuran- de impecable presencia, sólida presencia cotidiana, armoniosa coherencia general, irreprochable conducta: todo bien, pero antes, hace un ratito, por motivos que intentaremos digerir, se han mandado un taco de algo con alcohol -e incluso con bastante alcohol- y ahora son todo lo que son siempre, pero más entonados, más “up”, más vamo todo loco, mamejor, bah...

No es que haya que justificar nada -lo bueno del taco es que es un toque, nada, ni entra en los controles de alcoholemia-, pero parece que el primer motivo esgrimido es el frío. Hay gente que se clava una copita a la mañana, antes de salir para el laburo; o a la noche, antes o después de la cena, para combatir el frío. ¿Qué podés decirle a un tipo o tipa que elige esa especie de bufanda líquida para calentarse el gañote por dentro? Hay un montón de personas que sólo se abriga de la piel para afuera. Otros, introspectivos, lo hacen por el lado de adentro con la ayuda mínima de un poquito de alcohol.

Otro motivo que se nombra habitualmente es el de la valentía. Una copita estratégicamente colocada en el organismo hace que un tierno corderito salga dispuesto a pisar, a ganar. Para los tímidos, para quienes necesitan encarar por fin a una mina, para el que tiene que enfrentar al jefe para pedirle aumento, para un examen o para lo que fuera, una copita a tiempo hace que esa persona pierda por un momento sus miedos y encare como si se tratara de otra persona. Así, el taquito en cuestión tiene la enorme virtud de transformarnos en otro, un alter ego, un uno mismo desprendido de nosotros, pero más inspirado, agresivo en el buen sentido (hay algunos a los que el taco les da por ser agresivos a secas, nomás), encarador como ñandú con careta.

Hay otro uso que es una combinación de los dos anteriores (el que lo hace para combatir el frío; el que lo hace para juntar valor) y que se resume en el taco “para entonarse”, para estar mejor, una sensación de bienestar que a uno le permite tanto encarar una mañana fría como a la vecina de al lado o a la suegra, si es necesario.

Los motivos elegidos se combinan luego con la bebida posible y con la técnica del saque. La caña con ruda que se toma el 1ero. de agosto, mitad rito, mitad costumbre, ha preparado a mucha gente para el taco. Pero entre las bebidas, además de la caña, se encuentra la ginebrita -muy popular en el campo-, el ajenjo, el jerez, el marsala, el cognac, el whisky, el ron, el vodka, el licorcito de algo. Hay quienes eligen para abrigarse el ponche en vez del poncho. Y, en fin, cualquier bebida sirve para un taco, ese mágico toque que nos lanza mejor parados para el resto de la jornada.

Y por última, la técnica. Hay tipos que lo hacen a escondidas, para evitar reproches. El tipo que le da un taco a una bebida es en general una persona que ya tiene cultura alcohólica y ese trago al paso quizás no sea el único de su jornada. Así que lo apuran rapidito, una especie de beso, a pico, que se le da a alguna botella que está en la alacena o sobre un mueblecito y relativamente lejos de la mirada de quienes eventualmente pueden ensayar un reproche. Ya está, ya está, ya pasó. Hay otros, en cambio, que lo hacen delante de cualquiera con la seguridad de que es un trago aceptado y hasta recomendado para andar mejor en la vida.

Yo no sé cuál es su caso, en qué categoría milita o cómo resuelve enfrentar el miedo o un acontecimiento crucial en su día, pero pienso que ésto no da para más y que hay que cortarlo de un solo saque. Y aunque pueda haber alguno que sostenga que la saqué de taquito, ya les digo que todo tiene su medida. Y me voy yendo, hace frío y es como que me falta algo para empezar el día. Un taco y me voy, poro ejemplo.