La Manhattan de Asia

A Hong Kong se la puede denominar así por ciertas similitudes que presenta con la urbe americana: porque su distrito central se alza sobre una isla, por su monumental arquitectura y por ser un gran emporio financiero.

TEXTOS. MARIO A. LAGUZZA.

La Manhattan de Asia

Moderno perfil donde se destaca el cerro Victoria Peak y el rascacielos de 90 plantas que fuera diseñado por el argentino César Pelli.

Hong Kong es algo más que una ciudad china. Es un abigarrado escenario de gentes en un espacio diminuto. Los grandes edificios, el mar, los cerros verdes rodeando la ciudad, los comercios y carteles multicolores, hacen de Hong Kong una metrópolis como muy pocas en el mundo.

El 1º de julio se cumplirán trece años desde que los ingleses traspasaron la próspera colonia a manos del régimen de Pekín, y lo hicieron con un compromiso fundamental: respetar el sistema capitalista a ultranza. Como dicen los chinos hoy, son dos sistemas en un mismo Estado. Y al parecer, la promesa se cumple a rajatabla. La ciudad-Estado no solamente sigue siendo un imperio comercial de tal magnitud que el 80 por ciento de la China comunista sale por su puerto. Es más: Hong Kong es una de las economías más competitivas del mundo.

Y, como si lo anterior fuera poco, la isla registró el mayor crecimiento en la historia económica del mundo en apenas décadas. Sólo es necesario pasear por sus calles, rodeadas de gigantescos edificios.

Los comercios, diseminados en manzanas y manzanas, de todo tipo y tamaño, venden desde un juguete a un dólar hasta lujosos automóviles, a un precio inferior que en el país de fabricación. Entre tantos comercios, permanecen inalterables los viejos mercados que ofrecen frutas, verduras y el tradicional pato laqueado.

Hong Kong es uno de esos enclaves de Extremo Oriente que, al igual que Saigón o Singapur, el mero hecho de escuchar su nombre nos sugiere miríadas de espías, batallas coloniales y burdeles repletos de marineros donde flotan las volutas de opio.

Todo ello sin duda se dio durante los siglos XIX y XX en este próspero puerto del sur de China que, entre 1841 y 1997, fue una colonia británica; pero hoy es un emporio financiero de primer orden. Al mismo tiempo, es una cámara de descompresión para el viajero que entra en China por esta ciudad -dividida entre la propia isla de Hong Kong, la tierra firme de Kowloon y los adyacentes Nuevos Territorios-, ya que su particular estatus económico de absoluto capitalismo en el gigante comunista va a ser respetado al menos hasta el año 2047 y, seguramente, hasta un plazo mucho más largo.

CHINA HOY

La República Popular China está situada en el este del continente asiático. Es, conjuntamente con Rusia, Canadá y los Estados Unidos, uno de los cuatro países más extensos de la tierra. Si hablamos de habitantes, con sus 1.300 millones, es el país más poblado del mundo.

Dada su gran extensión contiene, como es natural, una gran variedad de paisajes y zonas climáticas.

Haciendo un poco de historia, en el año 1840 se desencadena la “Guerra del opio” entre China y Gran Bretaña, que termina en agosto de 1842 con el Tratado de Nanking, por el que se cedía Hong Kong a Gran Bretaña.

En 1912 se proclama la República. Años después, en el lapso comprendido entre 1927 y 1949 fue dominado por las guerras civiles entre nacionalistas y comunistas, y conflictos bélicos de mayor alcance, como fue la invasión japonesa.

En octubre de 1949, Mao funda la República Popular China. Las distintas etapas de su gobierno fueron de la mano dura hasta el descontrol de la Revolución cultural. En 1976 muere Mao y es sustituido por Deng Kiaoping. Su aportación política fue decisiva, con la redacción de una nueva Constitución y diversos programas de modernizaciones. Esos cambios se concentran principalmente en la economía, mientras que el sistema político se mantiene bajo la tutela del Partido Comunista.

A finales de los años setenta, China comienza paulatinamente a abrirse al mundo. Años después, en los ochenta, se introdujeron importantes cambios: el turismo se abría al mundo y los negocios internacionales y el comercio se desarrollaron considerablemente.

La transformación iniciada parece no tener freno, y Deng Xiaoping se constituye en el líder de la modernización y apertura al exterior de China. El actual presidente chino Hu Jingtao tiene como objetivo introducir poco a poco una “democracia con características chinas”.

HONG KONG Y KOWLOON

Son los dos distritos más importantes y más visitados por cuanto viajero arriba a esta próspera ex colonia británica.

La isla de Hong Kong mira hacia Kowloon desde el Puerto de Victoria; y Kowloon, a su vez, admira el impresionante perfil arquitectónico de la isla vecina. Ambas están separadas por una bahía de ancho variable que va desde los dos a los cinco kilómetros, pero están comunicadas por solamente diez minutos en coche a través de dos túneles submarinos; a 5 minutos por tren submarino y, si lo prefiere y no tiene mucho apuro, por el transbordador Star Ferry que por sólo 10 centavos de dólar le permite cruzar a Kowloon en tierra firme y deleitarse contemplando ambas márgenes de la ciudad y ver cómo los rascacielos se alzan presuntuosos como si dijeran: “no somos menos que en Nueva York”.

Apenas al bajar en Kowloon, uno comienza a caminar por sus transitadas calles y avenidas y, a poco de andar, descubre en un sector de cuatro a cinco cuadras, un centro cultural que alberga entre otros al Museo del Espacio, al Museo de Ciencias, al Museo de Historia, el de Arte Moderno y a diversos teatros donde se representa “Miss Saigón” y donde hace algún tiempo cantó Luciano Pavarotti.

Seguimos caminando y de pronto descubrimos la comercial Avenida Nathan, donde se concentran cientos de tiendas de electrónica, fotografía, ropa, joyería, los sastres de 24 horas, etc.

UN PANORAMA ÚNICO

Un espectáculo digno de no perderse es el que sucede todas las noches a partir de las 20 en punto, en la peatonal marítima del Paseo de las Estrellas, donde miles de personas se juntan para presenciar el espectáculo de luz y sonido denominado “Sinfonía de Colores”. Es el más impresionante del mundo, tanto que ha entrado en el Guinness World Records. A partir de esa hora y durante veinte minutos, la mayoría de los edificios de Hong Kong y Kowloon se iluminan, comienza a sonar una música clásica y decenas de halos de luz de colores recorren de izquierda a derecha y de arriba abajo jugando con los rascacielos que se levantan al pie del agua. Es un verdadero arco iris de luces.

Por la bahía que separa ambos distritos, centenares de barcos de todo tipo y tamaño conforman un tránsito permanente dando colorido al paisaje.

No hay nada mejor que observar Hong Kong desde la altura, subiendo al pico más alto de la isla, el “Victoria Peak” que, desde sus 550 metros brinda al visitante una visión quizá irrepetible en el mundo por su grandeza y belleza. Allí, junto a cafés, restaurantes y negocios de todo tipo, los turistas se quedan horas extasiados observando un paisaje único.

No por nada a Hong Kong se la traduce como “la Bahía de los Perfumes”, tal su significado en el idioma cantonés. Por eso sus hoteles, entre los cuales están los mejores del mundo, tienen un promedio de ocupación del 87 por ciento todo el año. Es la mezcla perfecta de atracción, comercio y paisaje.

UNA ALTA DENSIDAD

Extremadamente concentrada desde el punto de vista de la distribución espacial, la población de Hong Kong se agolpa en su mayor parte en las dos aglomeraciones de la isla de Victoria y Kowloon.

En este abigarrado escenario de gentes, en un territorio concentrado con un espacio diminuto de 1.070 kilómetros cuadrados donde viven 7.100.000 habitantes, con una densidad de 6.800 millones por kilómetro cuadrado, se mueven junto a los chinos -que constituyen la mayoría de la población- japoneses, hindúes, filipinos, ingleses y estadounidenses.

Hong Kong es, sobre todo, un gran puerto comercial frecuentado por toda clase de embarcaciones. El comercio exterior y gran parte de las comunicaciones interiores se efectúan por vía marítima.

Gran parte del éxito económico de Hong Kong se debe a su papel como punto de intercambio comercial entre China y los mercados occidentales. Pero desde hace unos años este territorio aparece como un importante centro industrial y financiero. Al dinamismo del comercio contribuye un complejo sistema bancario y el Mercado de Valores que se cuenta entre los más importantes del mundo.

La mayor parte de los chinos, especialmente los refugiados, pueblan y encuentran vivienda y refugio sobre el agua. Es uno de los aspectos más característicos de Hong Kong.

Limitada en su superficie, puede alojar las masas de refugiados sólo si se prolonga sobre el mar. En su puerto y cerca de la Bahía de Aberdeen, millares de juncos y sampan forman verdaderos pueblos flotantes.

Una visita a Hong Kong representa una etapa obligada, además de una de las más fascinantes en cualquier viaje al Extremo Oriente.

El Aeropuerto Internacional de “Kai Tak” en la Bahía de Kowloon enlaza con todo el mundo y, por la densidad de su tráfico, es uno de los primeros de Asia.

Ninguna ciudad como Hong Kong ofrece tanto, y ninguna tampoco hace mejor el papel de intermediario entre oriente y Occidente.

En la “Bahía de los Perfumes” no hay lugar ni motivo para el aburrimiento: las luces, los grandes edificios, el mar, los cerros verdes rodeando la ciudad, los comercios y carteles multicolores, hacen de Hong Kong una metrópolis como muy pocas en el mundo.

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Otra panorámica donde se destaca el futurista edificio del Centro de Convenciones y, por detrás, las modernas líneas del Banco de China.

vistas IMPONENTEs

Hong Kong registró el mayor crecimiento en la historia económica del mundo en apenas décadas. Sólo es necesario pasear por sus calles y apreciar sus imponentes edificios, sobre todo los que se levantaron desde la década del “80 en adelante, entre los que se destacan el HSBC del inglés Norman Foster de 179 metros de altura y 44 pisos, inaugurado en 1985.

Cuatro años después, en 1989, se habilita la moderna torre del “Banco de China” que, con 72 plantas y 367 metros, diseñara el arquitecto chino-americano I.M. Pei, siendo para entonces un diseño a escala todavía no vista en China ni en el resto de Asia.

El “Central Plaza” es un moderno rascacielos de planta triangular que se inauguró en 1992. Tiene 78 pisos y 374 metros, solamente siete más que su antecesor, el “Banco de China”. Durante cuatro años fue el edificio más alto del mundo fuera de Estados Unidos.

El edificio “Two International Finance Center”, de 90 plantas y 415 metros de altura, inaugurado en 2003 y diseñado por el argentino César Pelli, puede aún presumir de ser el rascacielos más alto de Hong Kong, hasta que se termine el “International Commerce Center”, previsto para los últimos meses del presente año. Este edificio tendrá 118 pisos y 484 metros, figurando así entre los siete rascacielos más altos del mundo. La torre albergará oficinas y 15 plantas para el hotel Ritz Carlton con 300 habitaciones. En sus últimos pisos esta súperestructura contará con un mirador panorámico. La particularidad de este rascacielos es que se encontrará frente al anterior pero con la bahía de por medio, ya que se levanta en el distrito de Kowloon. El edificio está llamado a ser un símbolo del estatus internacional de la ciudad.

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El Banco de China es uno de los rascacielos más característicos de Hong Kong y cada noche se ilumina espectacularmente como parte de la sinfonía de colores creada por la Oficina de Turismo.

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Hermosa y amplia panorámica de Hong Kong, donde se divisa la bahía y el distrito de Kowloon a la izquierda.

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Vista nocturna que se obtiene de la ciudad, su bahía y el distrito de Kowloon desde los 550 metros del cerro Victoria Peak; es verdaderamente impactante.

+info DATOS ÚTILES

A Hong Kong se puede llegar directamente volando vía Kuala Lumpur, Malasia, o bien vía Canadá o los Estados Unidos, a través del Pacífico. EN IMÁGENES

El autor de esta nota pone a disposición de instituciones en general, dos videos documentales con narraciones en español de la ciudad de Hong Kong, de 20 y 10 minutos, respectivamente. Los interesados pueden comunicarse al tel. (0342) 4522123.