De falsificaciones artísticas y errores de atribución

Joaquín Rábago

(EFE)

La National Gallery anunció una original exposición sobre falsificaciones, errores de atribución y autorías descubiertas gracias a la aplicación de los últimos adelantos tecnológicos al estudio de las obras de arte.

Su departamento científico, fundado en 1934 y actualmente en la vanguardia del análisis de los materiales y técnicas de la pintura, ha desarrollado una cámara de rayos infrarrojos con un sensor móvil, bautizada Osiris, que permite un estudio en profundidad de los cuadros en busca de detalles que corroboren o desmientan una determinada autoría o datación.

Los rayos X, la reflectografía de infrarrojos, la microscopía electrónica, la espectrometría de masas y otras técnicas “no invasoras” proporcionan a los expertos valiosísima información sobre los pigmentos, lacas y demás materiales utilizados, así como sobre las prácticas de los pintores o la transformación que sufren inevitablemente con el paso del tiempo las obras de arte.

La National Gallery se ha propuesto someter a análisis prácticamente todos los cuadros que integran su colección, tarea que llevará unos veinte años, y los resultados se van publicando periódicamente en un boletín técnico destinado a los especialistas, así como en sucesivos volúmenes.

“Close examination” (“Examen de cerca”), como se titula la exposición londinense, que podrá visitarse del 30 de junio al 12 de septiembre de 2012, contará, según sus organizadores, las fascinantes historias de más de una cuarentena de cuadros de la propia colección del museo.

La primera sala estará dedicada a las falsificaciones y los engaños, como aquél de que fuera víctima el propio museo al comprar, en 1923, una obra que se creía del siglo XV, titulada “Retrato de Grupo” y que mostraba unos personajes de perfil, supuestamente el duque de Urbino Federico de Montefeltro y sus dos hijos, pero que se reveló falsa al descubrirse que se había pintado con pigmentos no disponibles antes del siglo XIX.

La segunda sección, titulada “Transformaciones y Modificaciones”, reunirá obras que han sufrido alteraciones a lo largo de la historia, bien porque alguien trató de adaptarlas a los nuevos gustos de una época, bien para dar, por ejemplo, al personaje retratado otra identidad, o por cualquier otro motivo espurio.

Así, por ejemplo, un retrato de Alexander Mornauer, de un artista alemán desconocido de la segunda mitad del siglo XV, fue alterado con la intención de hacerlo parecer obra de Holbein, lo que le daba más valor.

El examen microscópico de algunas secciones del cuadro reveló no sólo que se había aplicado una capa de pintura azul al fondo marrón original, sino que se había cambiado incluso la forma del sombrero.

Otra sala de la exposición estará dedicada a errores de atribución, como la obra titulada “Hombre con cráneo”, que la National Gallery adquirió en 1854 como original de Holbein y que, según se descubrió después, al analizar la antigüedad de la madera del marco, es posterior a la muerte de ese artista.

Los expertos de la galería han hecho, por otro lado, descubrimientos interesantes, por ejemplo en la restauración del cuadro “La Virgen y el Niño con dos ángeles”, adquirido inicialmente como una obra de Domenico Ghirlandaio y atribuido luego al taller de Andrea del Verrocchio.

Gracias a la reflectografía, los expertos han podido determinar finalmente que el propio Verrocchio pintó la Virgen, uno de los ángeles y el paisaje del fondo, mientras que el resto es obra de su ayudante Lorenzo di Credi.

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Hans Holbein fue uno de los grandes pintores objeto de falsificaciones. En la imagen, su célebre (y auténtico) retrato de Tomás Moro.

foto: archivo el litoral