Las voces del dos por cuatro

“Los cantores de tango” presenta un registro de cien intérpretes de la canción ciudadana en forma de biografías breves a cargo de un especialista del tema: el locutor y escritor Oscar del Priore, quien en este libro habla de esos artistas como “voceros de la emoción de Buenos Aires”.

TEXTOS. JORGE BOCCANERA. FOTOS. EL LITORAL.

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En el prólogo de “Los cantores de tango, libro editado por Losada, el autor Oscar Del Priore presenta al ídolo popular como un héroe: “en tiempos en que el tango era la música más consumida, los aficionados veían al cantor así, como un héroe, alguien que había llegado a un lugar sumamente apreciado y generalmente inaccesible para cualquiera de sus seguidores”.

Sobre un trabajo de selección que califica de “muy difícil”, comenta -en diálogo con Télam- que la editorial le pidió al inicio cincuenta biografías; duplicó el número pero igualmente no alcanzó.

“El tango es un género tan rico, que ha dado infinidad de creadores y cantores excepcionales”. El escritor advierte que “la elección es arbitraria... reconozco que hay omisiones importantes”; quizá en referencia a voces que quedaron fuera como las de Sofía Bozán, Roberto Fugazot, Aldo Calderón, Elsa Rivas, Pablo Lozano, Carlos Olmedo, Elba Berón y Aída Denis, entre otros.

“Al principio uno ocupa los lugares con los grandes nombres: Gardel, Rivero, Goyeneche; pero el drama comienza cuando van quedando pocos espacios. Los cantores de los primeros tiempos generalmente son más seductores por una trayectoria más extensa y más rica que los de épocas últimas, que recién están haciendo su camino”.

las FIGURAS FUNDAMENTALES

El reconocido investigador, autor de varios libros sobre el tema como “El tango en sus letras” y “Yo, Gardel”, se refiere precisamente al inigualable “Zorzal” presente en el libro desde la portada.

“Creo que es insoslayable, porque para mí es el mejor, el creador del género y el descubridor de los grandes autores”.

El libro permite seguir la genealogía del intérprete de tango desde los llamados “cantores nacionales” pasando por el “estribillista” y el vocalista de la orquesta -tres variantes que se superpusieron en la década del “30- hasta llegar a la categoría de solista.

Los inicios del cantante están, según Del Priore, en Santiago Ramos interpretando en 1857 el tango “Toma mate che”; un antecedente más cercanos es Arturo Calderilla, quien antes de Gardel había interpretado ya “algunos tangos sentimentales precontursianos, y es el primero que registramos cantando en una orquesta típica”: la de Francisco Canaro.

Hay que decir que Canaro se repite en el libro con un protagonismo que pasa además por el cine -trabajó en la película “Tango”, primer film sonoro argentino-, pero también por haber sido el primero en utilizar un vocalista y porque numerosos cantantes pasaron por su orquesta, lo que también puede adjudicarse a Fresedo y Pugliese.

ORQUESTAS Y SOLISTAS

Para Del Priore “las orquestas típicas fueron verdaderas escuelas de tango: Troilo, Di Sarli, Caló, De Angelis, Pontier, D”Arienzo, Salgán y muchos más”.

Los tres pilares del cantor tanguero son, para el autor de “Los cantores de tango”, Gardel, Ignacio Corsini y Agustín Magaldi, con la acotación de que ninguno llegó a la vejez en actividad. Podría contraponerse a este dato una lista de cantantes longevas como Libertad Lamarque, Rosita Quiroga, María de la Fuente, Tania -quien se presentaba aún centenaria- y la vigente Nelly Omar.

Sobre las cantantes, que ocupan una cuarta parte del libro -habría que destacar a Azucena Maizani y Rosita Quiroga entre las iniciadoras y más destacadas- dice Del Priore: “La mujer es tan importante como el varón. La veo en un plano de igualdad. Hubo y hay grandes artistas mujeres que cantan tango”.

El especialista del tango menciona ahora el caso de cantores cuya popularidad superó a la de su orquesta: “ocurrió con Angel Vargas, Alberto Castillo y Julio Sosa, cuya popularidad superó a la de las orquestas a las que pertenecían; las de D”Agostino, Tanturi y Portier. También hubieron grandes cantores que dejaron las orquestas en momentos de gran éxito, como Morán, Rivero y Mauré, pero los conjuntos continuaron firmes en su lugar”.

Una lectura transversal permite apreciar la relación entre el cantante y el cine, las grabaciones y las giras, además de datos poco conocidos: Edmundo Rivero guitarrista de Nelly Omar, Enrique Campos ex arquero de fútbol, Roberto Rufino cantando melódico como Bobby Terré y dos jóvenes aún desconocidos -Hugo del Carril y Floreal Ruiz- que juntos daban serenatas en el barrio de Flores.

Muchos de los cantores incluidos en el libro participaron de la década de oro de los ‘40: ¿Marca esto un auge y una caída? “Yo hablaría de un cambio. El tango se va convirtiendo en una manifestación clásica y, tal vez, como la ópera, se mantenga con un repertorio acotado y repetido”.

En suma, el libro es un registro de artistas que a fuerza de voz, sello personal y temperamento dieron, forma al tango canción; en consonancia con la creación de un amplio y hondo repertorio.