Sara Faisal en el recuerdo

Por Domingo Sahda

A treinta años de la desaparición física de la Dra. Sara Faisal, su ideario y su concepción en torno a los valores de la persona humana como forjadora del entramado en el cual todos tenemos el derecho de ser y pertenecer y el deber de sostenernos a nosotros mismos, alentando a la vez, directa o indirectamente al prójimo innominado, siguen en pie a través de las instituciones educativas que creó, al frente y rodeada de un grupo de mujeres, desde la llamada entonces Universidad Popular Femenina, cuando corrían los años ‘40, a modo de primer paso al que luego le continuaron otros cristalizados en instituciones educativas formadoras de maestras jardineras, para más luego en el tiempo, iniciando un camino de mayor complejidad quizás, el dedicado a la formación de docentes especializados en la atención y educación de niños y jóvenes con necesidades educativas diferentes.

Con la mirada y la acción puestas en un mañana sentido como promisorio, Sara Faisal batalló sin pausa frente a una Argamasa social amasada con prejuicios y solapados agravios centrados, como siempre ha sucedido en la historia de la humanidad, en la soberbia y en la ignorancia. Sabido es también desde mucho tiempo ha que la palabra y el gesto que abren nuevas ventanas a la luz del entendimiento son resistidas por mezquindades morales e intelectuales. Con la certeza de que su solo gesto se diluiría, contó y se apoyó constantemente en un grupo de colaboradores fervientes en su entusiasmo. Sembró de esta forma y a su modo las semillas proteicas de la igualdad y de la fraternidad humanas desde su propia formación sostenida por la fe en valores cristianos que constantemente la animaron frente a la adversidad. De aquí obtuvo su casi legendaria fortaleza y obstinación necesaria como para no claudicar.

Segura del valor de estas acciones en pro de la condición humana de concepción divina, entendió y trabajó direccionando sus esfuerzos hacia el territorio de la Educación Formal como vía de legítimo sostén social, sin atarse a convenciones, haciendo realidad tangible que los hechos siempre superan la intensidad de los anhelos. Sus emprendimientos la trascienden y se proyectan en el tejido social del cual formó parte.

Al romper estructuras añosas vaciadas de contenido activo, fórmulas, sellos y títulos, entendió desde su posición que no bastaba con cuestionar. Era la hora de un hacer perfectible en constante revisión que contagió a muchas otras personas. También cosechó críticas y agravios como precio a pagar por atreverse a ser en sí misma, sabiendo que tal accionar ponía en un ángulo de luz viejas falencias y mezquindades sociales y políticas. Su accionar fue siempre el propio de una política social activa y direccionada hacia la educación.

Convocó a quienes ella sintió como los mejores como para compartir y sostener un frente de avanzada social, moral, cultural en la sociedad entorno sin arredrarse, haciendo realidad tangible el hecho de que quien necesita, aun sin saberlo, cuenta con la mano y el aliento fraterno, fue su objetivo mayor.

De este modo obró la Dra. Sara Faisal. Compartiendo el tiempo y el espacio, trastabillando ocasionalmente para volver a erguirse con mayor fortaleza y convicciones. Por eso tiene sentido recordarla. Por el camino que anduvo y marcó para los otros. Por eso vale la pena hacer un alto en la andadura de la vida, tomar aliento y seguir en el rumbo sugerido por esta creadora. Para nosotros, ex alumnos, para todos aquellos otros convencidos de que batallar por ideales nobles es lo que le da sentido trascendente a la vida.

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Sara Faisal batalló sin pausa y sembró las semillas de la igualdad y de la fraternidad humanas desde su propia formación, sostenida por la fe en valores cristianos que constantemente la animaron frente a la adversidad. De aquí obtuvo su casi legendaria fortaleza y obstinación necesaria como para no claudicar.

Foto: Archivo El Litoral