MUESTRA DE GERALDHYNE FERNÁNDEZ

Giros y retornos de la imagen

Desde este viernes, a las 20, y hasta el 1º de agosto, se podrá recorrer la muestra de grabados. La curaduría está a cargo de la directora del Museo de Arte Contemporáneo (de la UNL), Stella Arber.

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Obras realizadas sobre un taco de linóleo, impresión en relieve, tratado especialmente el papel con humedad, al que al dar presión sobre el mismo, moldea exactamente como la plantilla de base.

Foto: GENTILEZA PRODUCCIÓN

 

LIC. STELLA ARBER

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En las salas del MAC podrá verse una serie de grabados realizados por la artista plástica Geraldhyne Fernández, de variados formatos que van desde pequeños a medianos, y una soltura de dimensiones apropiadas al espacio continente.

Son gofrados. Ésta es una técnica específica del grabado, que se realiza sobre un taco de linóleo, es decir que se podría hablar de la impresión en relieve, tratado especialmente el papel con humedad; al dar presión sobre el mismo, lo moldea exactamente como la plantilla de base.

Así surgen composiciones simples, que implican repeticiones de un sistema serial por módulos, modos de combinaciones y hasta relieves y secuenciaciones, que producen una regularidad con intervalos y proyecciones sobre la imagen primaria producida.

La neutralidad es fundamental en esta muestra, es una presencia en continuidad, articulada para la pesquisa de la imagen nueva, los colores que aparecen puntualmente ofician de estallidos del relato visual, desenfrenos del orden calculado con matices variados en su monocromía. Son como revelaciones pictóricas aisladas e imprecisas por decisión, en el interior de un conjunto discursivo que las tintas tiñen con graduaciones locales particulares en cada color en escena.

Sin enunciados suspendidos en las imágenes, sin pretensiones de razonamientos intelectuales y ni siquiera deseos de engendrar significaciones; el conjunto netamente geometrizante alcanza su pronunciación por dejar de lado los detalles accesorios y las ocasionales asociaciones con lo real.

Flota en el aire una posición tomada por una ecuación simple, directa y también una retroalimentación de la artista con su obra, que trae consigo una agudeza analítica que se ha convertido en referencia y asidero, en pertenencia y necesidad de lograr simples gestos, tratamientos mínimos, incorporaciones sin complejidades y, así, dominar las imágenes desde un repertorio claro y contundente.

Geraldhyne Fernández evidencia un tipo de estrategia de trabajo legitimada desde la construcción de sus obras, donde sale a la luz una homogeneidad como marco discursivo, a la vez que un proceso de elaboración que pone énfasis en el procedimiento como estructura de información para quien desee conocer los procesos particulares de la técnica del gofrado. También construye desde las tensiones, los quiebres y proyecciones lineales, que se ven superpuestos en sus obras de pequeño formato; esto deja ver una especie de sistema de señales sígnicas que casi se trasforma en un ritual esencial y define a sus imágenes desde lo simbólico.

LIBERTAD EXPRESIVA

El corpus de obras tiene una coherencia formal, una lógica metódica razonada, y una apropiación espacial puntual. Todas ellas son un conjunto que se asimila visualmente de inmediato, construyen un circuito y vehiculizan una impronta reconocible, a la vez que se evidencian las novedades.

Hay en Geraldhyne Fernández un optimismo experimental conjugado con resultados maduros y libertad expresiva. Sus recursos de hoy son los mínimos, produciendo una revisión al límite de su obra, una amplia indagación, y una particular manera de rastrear, inspeccionar modos y métodos; todo esto junto se resuelve en un cosmos visual desde la ausencia de detalles y elementos que casi desmaterializan la imagen. Giros y retornos al definir algunas obras dejan ver a la artista en su potencial nuevo, un deslizamiento, un desplazamiento por el “intersticio visual” que propone, re-codifica sus propias imágenes, sosteniendo algún que otro repertorio conocido.

Un sostenido proceso evolutivo, un renovado accionar visual dentro de una continuidad sin rupturas ni altibajos, muestran la actual experiencia, dejando en claro un profesionalismo a ultranza y una capacidad de producir recorridos sin contaminación de modas y tendencias. Ella va por un lugar único y personal y se aproxima a una referencialidad simbólica intrínseca en sus obras. Las de esta etapa se articulan en su dinámica, se implican en su itinerario, poseen una inmanencia circular en su recorrido que permite una proyección semántica de principio a fin, donde poco importa por dónde se comience o por dónde se finalice de explorarlas.


/// análisis

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Geraldhyne Fernández

En esta exposición -donde me expongo, en el mejor sentido de la palabra- están mis búsquedas, mis necesidades espirituales que pujan por salir a través de grafías y colores, a través de planos neutros, y en otros, con recortes. El plano per se no me sirve... no me interesa... no me alcanza, a lo que necesita mi alma que puja por salirse del esquema, de la geometría que me subyuga, me enamora, esa perfección constructiva de las líneas y de planos.

Esta vez elijo poner en superficie y en relieves del soporte las imágenes, sin las tintas... utilizando el gofrado, esa técnica purista donde todo debe decirse por sombras y luces, por medio de la presión del taco sobre el papel... y a la vez elegí un papel con cuerpo, puro algodón, que me cautiva, que se abre y entrega...

Búsqueda... siempre buscando cómo traducir sentimientos, emociones... No sé, en mí no ganan los conceptos ni los dichos ni las palabras... sólo he elegido las artes visuales para que mi alma se explaye con formas, colores, líneas, figuras.

Elegir el Arte... esa ventana a la vida en la cual, trabajando, algunos encontramos cómo poder dejar salir nuestras vivencias, nuestro espíritu al desnudo....así poder gritar en silencio de felicidad o de dolor... esperando, siempre esperando que el álter nos escuche... nada más que se movilice... con algo de lo que expresamos o exponemos.

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