Un mano a mano en Cape Town con el rafaelino Gustavo Alfaro
“Messi necesitaba un socio como Verón y no como Tevez”
Habló de la poca conveniencia de jugar con cuatro marcadores centrales atrás y dijo que el equipo “tenía lucecitas de alerta que aún se prendían en las victorias”.
Siempre da gusto hablar con Gustavo Alfaro. Por ser rafaelino, primero; por ser un entendido, después; y porque además tiene las ideas muy claras y las sabe expresar. El partido con Alemania había terminado hacía apenas un par de horas. Ciudad del Cabo empezaba a ponerse bulliciosa y coqueta en ese sábado a la noche en el que todavía nos dolía la “trompada de Alí” que nos pegaron, parafraseando la frase utilizada por Maradona en la conferencia de prensa. Y con Lechuga, ahora técnico de Arsenal, pudimos desmenuzar a fondo el partido, la actuación de Argentina, la realidad de este Mundial y, para el final, nos dejó una “perlita” vinculada con Colón.
—¡Qué golpe nos pegaron, Lechuga!
—Nos bajaron a la realidad. Había lucecitas de alerta que, en los triunfos, se estaban prendiendo. Yo veía que la estructura de equipo no se terminaba de vislumbrar y, al final, el golpe que nos dieron fue muy duro, sin dudas.
—¿Qué pasó?, ¿no habíamos jugado contra nadie y cuando nos agarró un equipo en serio nos tiró a la calle?
—El equipo fue mutando desde el primer partido, fue cambiando. Pero creo que ante México, el equipo careció de capacidad para manejar la pelota y no tuvo solidez en defensa. De pronto, la virtud fue que las individualidades respondieron, incluso ante el partido contra México. Pero los alemanes plasmaron una superioridad que los otros no pudieron, sobre todo los mexicanos, porque supieron tener una estrategia clara en goles, que no pudo tenerla México. Eso fue lo que desnudó las falencias de Argentina.
—Teniendo a Maxi Rodríguez por un costado y con Di María por el otro, más los tres delanteros, ¿se podía tener manejo de pelota y contención o mayor ayuda para Mascherano?
—No, definitivamente no. Es difícil tener pausas con esos jugadores. Si a eso le sumás que Maxi jugaba abierto por derecha y Di María por izquierda, aunque después cambiaron, a Mascherano le quedaban 70 metros de terreno para cubrir. Encima, Argentina quedaba con tres hombres delante de la línea de la pelota, no tenía marcadores de punta con posibilidades de proyectarse porque son marcadores centrales, entonces no había ninguna posibilidad de cumplir con eso que vos insinuás en tu pregunta. Pero esos problemas ya se sabía que iban a estar, el único marcador de punta con esas características era Clemente Rodríguez. Por eso, yo creo que con Clemente y con Verón se podrían haber solucionado algunos inconvenientes. Con estos jugadores, la única alternativa era cerrarlo un poco a Di María, hacer lo mismo con Maxi, ponerlo a Messi de enganche o sacrificar a Tevez y poner a Pastore de enganche con Messi e Higuaín arriba.
—¿Por qué hubo tantos problemas defensivos?
—Porque el equipo no se defendió con la pelota, no tuvo gestación de juego. Entonces, la defensa no pudo salir jamás. Además, como el equipo no podía tener la pelota en el medio, terminaba en los defensores. ¿Y qué hacían los defensores?, metían el pelotazo largo para Higuaín y no achicaban hacia el mediocampo. En ese momento en que se perdía la pelota arriba, los delanteros quedaban delante de su línea, los mediocampistas no contenían y los defensores se quedaban atrás. Conclusión: el equipo se hacía extremadamente largo. Y eso fue jugar equivocadamente.
—¿Había solución rápida y a la vista?
—Tener la pelota, porque teniéndola uno puede esperar que los defensores achiquen hasta la mitad de la cancha, el equipo se hace corto y no hay tantos espacios. Así, defendés en menos de 50 metros y cerca del arco rival. De la manera en que jugó Argentina, se defendió en 80 metros y de manera desperdigada.
—Nos trajo una fórmula hasta acá. Uno tiene la imagen del partido con Alemania que se ganó en marzo. ¿Se tendría que haber jugado de esa manera, esperando un poco más?
—La virtud de un técnico es saber cambiar. Vos tenés que analizar rendimientos y no resultados. Podés ganar partidos, pero si no te vas con la panza llena lo más probable es que estés comiendo pero no te estés alimentando, y eso fue lo que nos pasó. La idea era hacerse sólido, tener buen control de pelota y saber cómo y cuándo atacar. Jugamos con cuatro marcadores centrales, pero decime si vos pensás que el equipo no tuvo problemas en la marca...
—Tuvo muchísimos problemas.
—Cuando Otamendi tuvo que cerrar no lo hizo bien, cuando Heinze debió salir unos metros más arriba para apretar también tuvo problemas, no se proyectaban porque no podían, entonces pregunto: ¿qué solución me dieron los cuatro centrales?
—¿Sos de los que piensan que en los costados debieron jugar marcadores laterales?
—Por supuesto que pienso así. El marcador de punta maneja conceptos que no los conoce el central, sabe cerrar por atrás, sabe proyectarse... Podés perder fuerza aérea, pero ganás en un montón de cosas.
—¿Messi hizo lo que pudo?
—Fue de más para menos. Arrancó muy bien, parecía que era su Mundial y luego se fue apagando. Messi necesita de socios y si no los tiene es difícil que por sí solo pueda imponerse en una estructura. En Barcelona los tiene, y acá en la Argentina sólo Verón podía serlo. O algún delantero, pero no Tevez.
—¿Por qué?
—Porque Tevez es un delantero muy importante pero resuelve las cosas individualmente y le cuesta jugar en equipo. Messi necesita socios que lo busquen, que lo hagan jugar. Tevez no puede serlo.
—¿Es más duro lo nuestro o lo de los brasileños?
—El mejor partido que jugó Brasil, fue contra Chile. ¿Sabés por qué?, porque tuvo mucho fútbol en el medio. No jugó Felipe Melo, lo hizo Ramírez, mientras que por el otro costado lo puso a Dani Alves. El único volante de contención fue Gilberto Silva y de esa manera los delanteros tuvieron mucho juego. Entonces, Dunga lo respaldó a Felipe Melo y lo puso contra Holanda. Y si bien lo estaba ganando con justicia, cuando Holanda lo empata empezaron los problemas. Felipe Melo había preanunciado en un foul a Snejder lo que luego iba a pasar. Entonces, Dunga lo respaldó a Felipe Melo, pero este jugador no le devolvió ese respaldo al entrenador. Se equivocó Dunga y lo pagó.
—Volviendo a nuestro partido con Alemania, ¿por qué pensás que Maradona no puso a Verón de titular?
—No estoy en su cabeza, no puedo saberlo. Mi sensación es que en estos partidos la pausa es fundamental. Argentina dividió permanentemente la pelota, tanto contra México como contra los alemanes. Y de esa manera, dividiendo la pelota, hacés que el equipo quede partido en una lucha entre fortalezas y debilidades. Contra México, los delanteros anduvieron bien y por eso ganamos; contra Alemania fue al revés y nos metieron cuatro.
—¿Pensás que Diego priorizó demasiado el propio equipo sin pensar en el rival?
—Tampoco lo sé, pero te digo una cosa: Alemania no es el elixir de las virtudes. Es un equipo que sabe atacar pero que cuando lo atacan se complica. Pero nosotros supimos muy poco de qué manera debíamos lastimarlo.
—¿Se respetó al menos la identidad del fútbol argentino o ésta ya es una discusión que no debiera estar más sobre el tapete de los argentinos?
—Hay que buscar la eficacia desde el convencimiento. La eficacia no se consigue en sí misma, nadie podría planificar de salir a ganar todos los partidos 1 a 0, porque es imposible. En ese caso, Italia sería campeón todos los torneos, porque es un equipo que juega sobre el error del rival. Yo digo que lo que se debe tener es una idea de juego y trabajar luego sobre estructuras que contengan a las individualidades.
—¿Y esto faltó?
—Esto faltó... Faltó o bien se quiso y no se pudo lograr.