Sildenafil: la droga que cambió la vida sexual de los hombres

Sildenafil: la droga que cambió la vida sexual de los hombres

 

Varios laboratorios ofrecen esta droga a través de más de 40 marcas comerciales que incluyen comprimidos masticables saborizados. Especialistas admiten que también la consumen personas jóvenes, combinada con alcohol o bebidas energizantes, y advierten sobre los riesgos de este uso indebido.

 

Mariana Rivera

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Desde que salió al mercado en 1998, el Viagra -la marca comercial más conocida del sildenafil, la droga que sirve para tratar la disfunción eréctil- cambió la vida de muchos hombres que padecían este problema, aunque no muchos admiten públicamente que consumen esta medicación.

Esta buena respuesta quedó demostrada en el notable incremento del consumo del sildenafil e, incluso, comenzó a ofrecer -además de la tradicional píldora- una novedosa forma farmacéutica: comprimidos masticables (saborizados o no), que sólo hay que disolver en la boca, como un caramelo de menta, y no requieren ser tomados con agua.

A pesar de que surgió para dar respuesta a un problema médico de muchos hombres que no podían mantener una erección, y no para beneficiar el rendimiento sexual como se piensa, se sabe que muchos jóvenes comenzaron a usarlo para dar respuesta -erróneamente- a trastornos como la eyaculación precoz o experimentar nuevas sensaciones durante sus relaciones sexuales.

Por este motivo, El Litoral consultó sobre el tema al Dr. Norberto del Pozo, sexólogo, y a Ana María González y María Rosa Pagani, directora e integrante del Departamento de Actualización Profesional del Colegio de Farmacéuticos de la provincia, primera circunscripción, quienes realizaron algunas advertencias respecto a esta medicación, que está contraindicada para algunas personas y que tiene efectos adversos combinada con otros medicamentos o alcohol.

No son inocuos

El Dr. Norberto del Pozo admitió que “esta droga vino a cambiar la vida a todos los varones que padecían disfunción erectil, en un rango que va de los 16 ó 17 años hasta los 70, pero también a su pareja o familia. Sobre todo, el hombre comenzó a sentirse un poco mejor, ya que su potencial de vida pasa por el potencial sexual. La pastilla le ayuda a levantar su autoestima, a darle seguridad y confianza en sí mismo”.

En este sentido, las farmacéuticas plantearon que “las empresas farmacéuticas, obteniendo beneficios considerables, propiciaron la extensión de su uso a una población mucho más amplia de hombres logrando “medicalizar la sexualidad’, al encontrar campo propicio en una sociedad que, en general, prioriza el bienestar, la cultura del hedonismo (búsqueda constante del placer) y las soluciones mágicas”.

Por ello -remarcaron- es importante tener en claro la utilidad terapéutica de estos fármacos y que no son totalmente inocuos, ya que en algunos casos están contraindicados, y en otros deben administrarse con precaución, ya que pueden provocar reacciones no deseadas o inesperadas e interactuar con algunos medicamentos que esté tomando esa persona, como determinados antibióticos.

Asimismo, aclararon que “el sildenafil es uno de los medicamentos más conocidos y difundidos, pero existen otros (tadalafilo, vardenafilo) del mismo grupo farmacológico. Siempre debe ser comprado con receta médica”.

Mayor consumo

“Según las estadísticas, ha aumentado muchísimo el consumo de este producto: se habla de que se consumen más de 20 millones de pastillas anuales y que se equipara al uso de la aspirina.

Cuando surgió en el mundo, en 1998, estaba en el número 75 del ranking de consumo y actualmente estará en el 22 o menos todavía. Esto ocurrió porque había una carencia de tratamientos de las disfunciones sexuales del varón, sobre todo de la disfunción erectil”, precisó del Pozo.

Asimismo, aclaró que “algunas mujeres no quieren que su marido tome la pastilla por miedo a que se muera, por la prensa amarilla que tuvo en su momento, pero quizás esas personas murieron por otra causa. También la cuestionan por miedo a que las usen afuera de sus casas y no adentro, o si no son lo suficientemente deseables para sus maridos para poder provocarle el instinto y que consigan la erección y se consideran que las cambian por la pastilla. Pero esto no es así. En el hombre hay procesos involutivos normales por la edad y es lógico que conseguir la erección en una persona grande sea un proceso más lento y que necesite más estímulo (visual o táctil)”.

En este sentido, opinó que “esa medicación ha venido a cubrir necesidades muy grandes de la población. Pero una pastilla no hace un mejor amante, no garantiza un mejor sexo. A veces, la gente ya quiere darle de baja al sexo o no tener tanto sexo seguido y, con esta pastilla, la gente grande se convierte en un “Tarzancito’ y las mujeres a veces ya no tienen ganas de que sus maridos las molesten”.

Sin embargo, admitió que -además de las contraindicaciones- “otro inconveniente con la pastilla es la automedicación y, a veces, incluso por profesionales que no están en el área de la Sexología, algunos médicos y/o farmacéuticos, o hasta el vecino que le recomienda tomarlo”.

En tanto, explicó que “después hay otras pastillas, que se denominan del fin de semana, ya que tienen un efecto de 36 horas. Son buenas y sirven para cuando no está programada la relación sexual. Con la otra, si se me presenta la ocasión sé que tengo que tomar la pastilla una hora antes, pero con ésta es distinto porque tiene más largo efecto. No tiene la misma droga sino tadalafil”.

Incapacidad persistente

La disfunción eréctil (DE) -según explicaron desde el Colegio de Farmacéuticos- es la incapacidad persistente de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para conseguir una relación sexual satisfactoria. A lo largo de la vida cualquier hombre puede presentar dificultades en la erección de forma aislada o episódica.

Además de la edad, los factores de riesgo que más se relacionan con la DE son la presencia de determinadas enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, obesidad, dislipemia, enfermedad cardiovascular), el tabaquismo, el alcohol, el uso de algunos medicamentos (como algunos antihipertensivos y antidepresivos) y los factores psicosociales (depresión y estrés).

En este punto, Del Pozo coincidió en el hecho de que “los cuadros psicológicos de ansiedad son los que más dificultan conseguir o mantener una erección, además del debut de un chico, el miedo a fracasar ante una nueva pareja, el haber fracasado anteriormente o ante una pareja muy demandante son situaciones que asustan. Los hombres toman la medicación para evitar el fracaso. Muchas veces uno lo indica cuando la gente joven entra en un cuadro de ansiedad anticipatoria a una situación, como se denomina, ya sea porque ha fracasado o porque tiene fantasías de fracaso”.

Al respecto, agregó que “a veces se toma como una muleta: lo toma un tiempo determinado para que se acostumbre y se convenza de que va a ir perdiéndole el miedo a ese miedo. Después no hay un acostumbramiento a la droga ya que no hay una adicción química sino que es usarla como una muleta, es una cuestión psicológica”.

Por este motivo, las farmacéuticas concluyeron que “es importante que no tome esta medicación cualquier persona sino después de una consulta médica. La disfunción eréctil habitualmente responde a una combinación de modificaciones sobre el estilo de vida y tratamiento con medicamentos. En cuanto a las primeras, se recomienda la pérdida de peso en las personas obesas, el abandono del hábito tabáquico, reducir el consumo de alcohol y fomentar la actividad física. La psicoterapia, sola o en combinación con el tratamiento farmacológico, puede ser de ayuda en aquellos pacientes cuya DE esté producida por depresión o ansiedad”.

Mitos de la píldora mágica

El mayor consumo del sildenafil por parte de los jóvenes es un hecho que llama la atención en los últimos tiempos. El Dr. Norberto del Pozo justificó esta práctica en el hecho de que “la gente más joven lo consume no por tener estas patologías orgánicas sino por el sexo recreativo, ya que hay una creencia de que con el Viagra se van a conseguir cosas fabulosas: una muy buena erección, el pene más grande, entre otras fantasías”.

También dejó atrás otro mito: “Esta pastilla no le va a mejorar la performance si ellos están dados vuelta (con alcohol) o muy ansiosos, y le puede traer inconvenientes. No hay una educación ni buen información porque estos jóvenes tendrían que saber esto”.

Por su parte, las farmacéuticas plantearon que “este tipo de consumo (por parte de los jóvenes) hay que ponerlo en el contexto social: estas cosas “prenden’ actualmente porque la carencia de modelos y la crisis de valores existente, además de la necesidad de estar buscando soluciones mágicas”.

Y agregaron: “Los jóvenes hacen todo tipo de combinación: con alcohol, bebidas energizantes y medicamentos estimulantes. Beneficioso no debe ser, de ninguna manera, ya que esto es el uso indebido de los medicamentos, que no corresponde”.

En este sentido, del Pozo precisó que “la gente joven toma esta medicación -a veces- para ir a la confitería: como hay un cambio social en cuanto a la conducta de la mujer joven, los chicos la toman por las dudas; se tienen que asegurar la erección. También lo hacen porque están tan dados vuelta por otras cosas, como alcohol, que no les permite responder a los estímulos eróticos normales y creen que con la pastilla se le solucionará el problema”.

Y concluyó: “Otros la toman para retardar la eyaculación, cuando sólo actúa sobre la erección, pero existe un preconcepto e, incluso, se lo venden para ese fin. No hay que olvidar que el estímulo sexual tiene que existir siempre; la pastilla no reemplaza deseos ni estímulos. Actúa siempre y cuando haya un estímulo que me despierte la acción de esa pastilla. Por el contrario, si un hombre toma la pastilla y está muy ansioso, ésta no le hará efecto”.

30

minutos

demora el medicamento en hacer efecto en el organismo.

3

horas

es el tiempo en que ofrece su efecto máximo.

24

horas

toma la eliminación del organismo del sildenafil.

40

marcas

comerciales existen en el mercado de esta droga.

50

miligramos

es la dosis de los comprimidos más consumida por los hombres.

36

horas

dura el efecto de la denominada “pastilla del fin de semana”, que contiene otra droga.

 

/// PRECAUCIONES

Entre Erectol y Falic

Erectol, Almaximo, Bifort, Falic, Firmel, Permitil, Pluspen, Segurex, Vigor Plus o Virilon son algunos de los nombres comerciales con que los diferentes laboratorios bautizan a estos productos destinados a los hombres. En este sentido, las farmacéuticas González y Pagani advirtieron que se trata de “nombres sugestivos que les ponen a esta medicación, que también tiene que ver con la medicalización de la sexualidad”.

El uso de estos medicamentos para tratar la disfunción erectil debe:

Realizarse con precaución en personas con antecedentes de enfermedad cardiovascular, que padecen hipertensión arterial, úlcera péptica activa o con problemas de sangrado o que están tomando determinados medicamentos.

Requerir ajuste de la dosis en caso de insuficiencia hepática y renal.

Tener en cuenta los efectos adversos: rubor, cefalea, gastritis, náuseas, dolores musculares, alteración de la visión (si se presenta una alteración visual súbita se recomienda interrumpir el tratamiento).

Si la erección dura más de cuatro horas, el paciente también tiene que ir a un servicio de urgencia.

Consultar al médico antes de su uso, ya que él debe hacer un balance entre riesgo y beneficio para cada paciente.