Familia, educación

y adopción

Victor Calabrese y Liliana García de Calabrese.

DNI. 14.558.409 y DNI. 16.813.351.

Señores directores: A raíz del polémico tema de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo que moviliza en estos días a nuestra sociedad, y viendo una honda preocupación en las familias y en su defensa, nosotros, como familia, lo hemos analizado compartiendo la misma inquietud.

Esperamos se conciba este tema desde el respeto a todas las personas sin perseguir la exclusión de nadie y entendiendo los fundamentos sociológicos, antropológicos, psicológicos y etimológicos del concepto matrimonio (en todo lo cual no nos queremos explayar, por ser ya profundamente analizado y mucho mejor de lo que nosotros podríamos hacerlo). Adherimos a estos conceptos y sobre todo a la preocupación sobre el tema adopción, educación y familia.

A la sociedad nos encantaría poder llamar al análisis, a la reflexión y a la autocrítica sobre cuántas veces antes de los actuales acontecimientos nos hemos sentido movilizados por estos mismos temas: familia, educación y adopción que son de todos y nos afectan a todos como sociedad.

¿Cuántas marchas hemos organizado, cuántos mails hemos escrito y enviado para llamar a la reflexión sobre los problemas serios que acontecen en torno a la familia desde mucho tiempo antes que ahora?

Sí, la familia está en peligro, pero desde hace mucho y, si seguimos actuando como hasta ahora, lo va a seguir estando independientemente de la sanción de esta ley.

La ponen en peligro tantas cosas. Por ejemplo: ¿nos hemos movilizado por las calles para concientizarnos, como sociedad y en defensa de la familia, por el profundo daño que en ellas causa nuestra cultura del consumo?

¿Nos hemos movilizado como familias, como padres, por mejores leyes de educación? ¿Nos organizamos, como sociedad, para evitar otras que hasta el día de hoy nos tienen bajo sus consecuencias nefastas de deterioro social y educativo del cual no sabemos cómo salir?

¿Nos preocupa de verdad la calidad de vida de nuestros hijos en lo psicoemocional, afectivo y físico que implica una sociedad y familias que “viven para trabajar” en lugar de “trabajar para vivir”, con padres y sobre todo madres con escasa presencia en el hogar donde los hijos (bebés, niños y adolescentes) pasan gran parte de sus jornadas solos o con personas contratadas para suplir a los padres ausentes?

¿Nos preocupa el creciente número de matrimonios en crisis, la disgregación familiar y cómo esto afecta a los niños y jóvenes?

¿Nos hemos movilizado masivamente para pedir mejores, eficientes y ágiles leyes de adopción? ¿Hemos considerado todas las familias de matrimonios hombre-mujer la posibilidad concreta de adoptar hijos o sólo lo reservamos para cuando no se pudieron concebir biológicamente? ¿Por qué hay tan pocas familias hombre-mujer con hijos adoptivos? ¿No estaremos dejando huecos que la sociedad intenta llenar de otra manera?

¿Por qué hay cada vez menos casamientos heterosexuales, pero los homosexuales luchan por casarse? Esta contradicción, ¿no estará diciendo algo?

Y por último, no podemos dejar de preguntarnos si la familia está en riesgo desde hace mucho tiempo, ¿qué nos moviliza recién ahora y con este tema específicamente? ¿No sería bueno, independientemente de la promulgación o no de esta ley, que sigamos con el mismo énfasis y pasión interesados y preocupados por la familia, la educación y la adopción?