Las religiones y la actualidad

Roberto Ale

DNI 6.262.178

Señores directores: A medida que el tiempo transcurre la espiritualidad tradicional se debilita en la Argentina. La inacción y la indiferencia de fieles nominales no comprometidos -véase muchos políticos- claudican ante el avance del ateísmo ideologizado. Es necesario reafirmar la existencia de Dios y la importancia de las religiones monoteístas, recordando que el hombre fue creado para amar a Dios. Único y sin asociados, prédica constante de los profetas desde Adán a Muhammad (BP) incluidos Abraham, Moisés, Jesús, etc.

Merced a la benevolencia de Nuestro Creador, éste posibilita normas que luego se van recopilando en los textos sagrados: la Biblia de los judíos, el Evangelio de los cristianos y la revelación del Sagrado Corán para los musulmanes y la humanidad en su conjunto.

Quienes se consideran creyentes deben llevar en lo posible a la práctica lo que está escrito, cuestiones fundamentales y filosóficas en lo religioso, en lo político y en lo social que definen una cultura, un modo de vida. Preservar al hombre es una premisa de Dios, de hecho, no pocos ignoran al Creador promulgando leyes que para nada o muy poco tienen en cuenta lo establecido por el Altísimo. Así venimos avanzando en retroceso, los logros materiales empequeñecen a los espirituales y el hombre ensimismado se confunde al punto de creerse el centro del universo, intentando desplazar a Alah -el principio de todas las cosas.

Si consideramos al Sapientísimo Nuestro Señor, con todos sus atributos, debemos inexorablemente recurrir a la siguiente pregunta: ¿quién puede amarnos más que Él que nos posibilitó la vida, la de nuestros padres, abuelos, bisabuelos y así hasta Adán?

Por lo tanto Él no podría haber enviado leyes débiles, discutibles, temporales y falsas, si así aparecen o se interpretan son exclusivamente agregados o tergiversaciones, lo de Dios es Perfecto, si no es Perfecto, no es de Dios.

Gran responsabilidad para los religiosos: seguros, firmes, cautos, inteligentes, valientes y sabios, en ellos radica la labor de velar por sus fieles, corrigiendo errores propios y ajenos, ya que la humanidad debe seguir su curso y no se la debe dejar en manos de los corruptores, que por desgracia tienen el poder.

Seducen y engañan, principalmente a la mujer, para sacarla de su ámbito natural de virtuosidad y debilitar la familia, necesario objetivo para avanzar hacia la sociedad en su conjunto. Nuestros gobernantes deben pensar en el futuro, en lo que puede pasar dentro de cincuenta o cien años, con el medio ambiente, con nuestros recursos naturales, la alimentación y el agua para nuestra población, la defensa de nuestro territorio nacional, etc.

Estos son temas que importan a las mayorías y hacen a la continuidad de nuestra nación, lo mismo que la salud, la seguridad, el respeto por el otro, la solidaridad, la educación hogareña, la instrucción pública y privada, etc. Sin embargo se insiste caprichosamente en lo pequeño, con cuestiones polémicas que dividen y enfrentan a los ciudadanos, dejando de lado los problemas concretos de tratamiento inmediato. Debemos exigir que se retorne a la cordura, al sentido y al bien común. Si no se toma en serio lo que está ocurriendo, la discriminación hacia las mayorías se convertirá en sometimiento y seguirán ahondando aún más en lo establecido hasta llevarnos a una sociedad de minorías, todo lo contrario a lo que en la actualidad se promueve, so pretexto de eliminar las desigualdades.