Lucir, sin opacar

En una boda, la madrina es, luego de la novia, la mujer que más miradas acapara. El diseño y la alta costura tienen un espacio destacado para ella.

TEXTO. GEORGINA LACUBE

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Se podría decir que en una boda el vestido de la madrina es tan importante como el de la novia, pero eso sí, en el momento de la elección, hay que tener en cuenta que no debe opacarlo. Para saber llevar la tendencia ofrecemos algunos consejos de la mano de diseñadores y asesores de imagen.

La Lic. Laura Malpeli de Jordaan, asesora de imagen y responsable de Styletto Image Studio, sostiene que: “para un casamiento diurno es recomendable usar vestidos cortos y para la noche, vestidos largos”. Otros aspectos a tener en cuenta tienen que ver con el busto y el tipo de cuerpo. “Por ejemplo, una mujer con hombros anchos no debe llevar un modelo con breteles finos o strapless ya que enfatizan y agrandan los hombros; como así tampoco una madrina con poco busto debería usar un escote corazón”.

Otra clave es la elección del color. “El que luzca cerca del rostro (indumentaria y accesorios) debe dar luminosidad y frescura, acorde a su tez, color de ojos y de cabello. De lo contrario, se corre el riesgo de obtener un aspecto de cansancio. El negro no es aconsejable en bodas por la connotación de luto. Recomiendo evitarlo en ocasiones alegres, especialmente para madrinas que deben destacarse y nunca dar la impresión de ser una invitada más, sin opacar a la novia, claro”.

Carolina Aubele, suma tendencia al tema. “Esta temporada toman protagonismo los vestidos en verde esmeralda y lavanda que desplazan a los de tonos pasteles. Si además de madrina, la novia elige dama de compañía, una propuesta actual y muy urbana es que vistan de negro o gris”.

Verónica de la Canal, una de las diseñadoras de alta costura más requerida por las celebrities, sostiene que: “las madrinas deben estar siempre elegantes, por lo menos es la pauta general, pero creo que también tienen que atreverse a ser protagonistas. Es un rol muy importante donde sólo existen, por un lado, las mujeres que no quieren pasar desapercibidas y, por el otro, las que quieren ser una invitada más. La tendencia, en mi opinión, abarca exclusivamente a los productos masivos y éste no es el caso. Eso es fácil de descubrir cuando vemos en una fiesta dos vestidos parecidos. Lo que existe en la alta costura son gustos diferentes; es lamentable ver cómo los diseñadores cambian su estilo por seguir la moda ajena y así pierden su identidad”.

Iaia Cano, por su parte, tiene otra visión al respecto. “La tendencia en vestidos para madrinas es que sean al cuerpo y largos, mejor aún si incluyen un pequeño arrastre que se pueda recoger en algún momento y disfrutar de la fiesta. Además, géneros con elaboración artesanal y tratamientos de plisados o drapeados, pero en tablitas para no dar volumen innecesario a quien lo luzca, no simplemente arrugados. La paleta incorpora colores metalizados, rosa, fucsia y la vedette del momento: el naranja quemado u óxido. Por supuesto, el negro nunca dejará de estar vigente”.

El vestido ideal, “es aquel que logra que se refleje la personalidad y estilo de su dueña, siempre en pos de resaltar lo que beneficia mostrar y ocultando lo que no conviene. Creo que el mejor halago de una clienta a su diseñador es: “gracias, con ésto me siento muy cómoda y soy yo misma’ ”.

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