Para el  recuerdo El perfecto escenario

El perfecto escenario

Al aire libre, puertas adentro e incluso en la casa donde también se casaron abuelas y mamás, cada espacio impone su impronta y su magia,y puede ser el adecuado siempre y cuando ofrezca también versatilidad.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS.

 

“Una pareja de novios eligió casarse al mediodía en una suntuosa finca de Buenos Aires. Planeamos todo el casamiento para que se hiciera en el parque, pero el clima nos jugó una mala pasada: fue un día de tormentas y debimos hacerlo en el salón del predio. Me acuerdo de que esa mañana la novia lloraba porque no podía llegar como había soñado, pero creo que fue incluso mejor, tuvo un ingreso romántico: junto a mi asistente cubrimos a los novios con dos paraguas negros, enormes, y llegaron entre la lluvia, como en las películas”. La anécdota es real, y fue transmitida a los santafesinos hace dos años, de labios de Bárbara Diez, la reconocida wedding planner porteña que visitó nuestra ciudad y desplegó consejos para la organización de eventos sociales.

En la bruma del recuerdo, surge también la moraleja: el perfecto escenario para celebrar un casamiento deberá ser tan versátil como mágico. Ya sea un salón preparado para realizar eventos, una finca, o cualquier otro escenario, lo ideal será hallar un espacio que sea acorde a la cantidad de invitados. Más allá de definir primero un aspecto u otro, los sueños tomarán dimensiones reales a la hora de medir en espacio aquellos que pensamos para la fiesta: desde el lugar previsto para las mesas, livings o finger food hasta la pista, los escenarios dispuestos para fotos o todo lo que soñemos.

Ante lo imprevisible que resultan las condiciones del clima será bueno saber que no existe pronóstico exacto y, por tanto, que siempre se debe tener un “Plan B” para montar el evento. Aún los espacios al aire libre deberán contar con salones o carpas resistentes al mal tiempo donde realizar la fiesta ya que, caso contrario, sería casi imposible -y dos veces más costoso- postergarlo.

PUERTAS ADENTRO

Cada ciudad, cada región, cuenta con mil y un espacios para realizar un evento. Aún hay quienes recuerdan las casas extensas donde se casaron sus mamás y abuelas, deciden jugar con la tradición y abaratar costos al volver a elegirla.

Tal como antaño, esta opción suele ser la indicada para reuniones íntimas, cuya familiaridad no estará determinada por la cantidad de invitados sino por la emotividad de los espacios, los rincones y momentos. A aquellos que elijan esta opción les valdrá el dato de que algunas mueblerías y casas de decoraciones alquilan desde livings hasta barras de madera y hierro para este tipo de eventos, y que las habitaciones y patios se pueden ambientar sin demasiado esfuerzo y con el aporte experto de un decorador. Después de todo, no hay lugar más cómodo que aquél que conocemos, más emotivo que aquél en que en otros años reimos y lloramos.

Hay quienes, sin embargo, deciden celebrar su casamiento sin brindarle mayor importancia a los más mínimos detalles. Para ellos, existen en nuestra región salones totalmente equipados para eventos y preparados para brindar soluciones aún en cuestiones personalísimas. Así, tras una breve entrevista desarrollan diferentes presupuestos que se adecuan tanto a la cantidad de invitados como a los bolsillo. Muchos de estos espacios ya cuentan con sus propios proveedores de servicios, que combinan en pos de un concepto, y que adaptan el evento a sus dimensiones. Por ejemplo, si el espacio físico resulta estrecho se podrá optar por un menú finger food que permita que los invitados interactúen y transiten libremente. Si, en cambio, resulta demasiado amplio se podrá aprovechar para ubicarlos en livings, realizar una entrada extendida y montar livings y microescenarios -para fotos, videos y lo que la imaginación permita-.

En todos los casos, un aspecto a tener en cuenta en espacios cerrados será su climatización. En días en que febo comienza a incrementar su fuerza será preciso contar con aires acondicionados para el salón principal o, al menos, ventiladores o paneles móviles que permitan la circulación de aire. En el otro extremo, las estufas o calefacción sólo serán necesarias en salones que resulten demasiado amplios, ya que tanto en primavera como en otoño las temperaturas de estas llanuras resultan agradables y las luces brindan el calor necesario.

EL CIELO COMO TECHO

Marco imponente para noches de verano, mediodías primaverales e incluso tardes de otoño -vale destacar que la mismísima Bárbara Diez, esposa de Horacio Rodríguez Larreta, celebró su casamiento con una tarde de té en una finca bonaerense-, los espacios al aire libre se ofrecen como opción.

En este caso, las cuestiones a tener en cuenta diferirán en mucho de las expuestas para espacios cerrados. En fincas, quintas o campos, se deberá atender no sólo a su cercanía -para que el viaje no sea demasiado largo para los invitados- sino también a sus características técnicas. En primer lugar, si cuenta con un espacio cerrado donde realizar el evento en caso de mal tiempo, o del lugar necesario para montar una carpa de dimensiones acordes al evento a realizar.

Otra cuestión será disponer de una superficie firme para colocar las mesas y desplazarse, ya que los espacios verdes suelen ser tan bellos como incómodos para que los invitados recorran el lugar e incluso para colocar mesas y mobiliario.

Un dato útil será comprobar si la conexión eléctrica dispuesta resulta suficiente para realizar la fiesta o si de deben requerir servicios adicionales de la empresa de energía para una instalación especial.

Detalles más o menos, lo importante a la hora de elegir escenario para un casamiento será tener presente que es una cuestión esencial, que puede condicionar todas las otras opciones y hasta la realización del evento. Para tener presente: a medio camino entre los sueños y los pies con que caminamos, lo importante es que el espacio siempre se pueda adecuar.

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CARO AL PALADAR

En distintos momento de la vida, la familia y los amigos se reúnen en torno a la mesa para celebrar. De allí que la unión de dos personas, dos familias, dos mundos, deba tener una mesa especial. Con mil y una opciones que dependen tanto de la tradición religiosa de los contrayentes como con los placeres culinarios; el catering perfecto será aquel que sea caro al paladar, que provoque los sentidos aún sin necesidad de provocar saciedad.

Se dice que lo exquisito es aquello que es, al mismo tiempo, “singular” y “de extraordinaria calidad”. Así, más allá de los platos a servir será importante que el servicio de catering, como vedette del evento, sea acorde al concepto general.

El servicio tradicional que sirve primer plato, plato principal y postre es transformado por las últimas tendencias en una recepción extendida que ofrece islas de placeres culinarios temáticos -frutos de mar, crepes, placeres criollos, entre otros- y que permite a los invitados interactuar. Lo importante será atender a que no se extienda demasiado en la noche y que ofrezca livings o espacios para poder conversar con comodidad o sentarse a descansar. Dada la abundancia de este tipo de recepción, en este servicio se acota el plato principal a una opción mínima, incluso austera, que permita continuar la degustación sin exagerar.

En días en que hay quienes prefieren desplazar las mesas tradicionales por livings, es preciso aclarar que no se trata de un reemplazo. Lejos de variar sólo el modo de sentar a los invitados, este cambio también precisará un menú que permita la cómoda y libre interacción que proponen los livings. Se trata de menúes finger food, cuya traducción literal es “para comer con las manos”, que proponen bocados pequeños, cazuelas y todo tipo de variantes que prescinden de sentarse a la mesa e incluso de utilizar cubiertos.

Si el fin es sorprender, hay quienes se animan a cortar una pata flambeada como complemento de la entrada -en vez del trasnoche-, y hasta a proponer una barra de degustación de vinos, con ejemplares exquisitos de bodegas reconocidas o exóticas.

En cada caso, en materia de paladares la impronta es elegir platos prácticos que puedan llegar calientes a los comensales, cuya sofisticación sea sólo la necesaria como para no inhibir, y precisos en su cantidad.

Para el recuerdo

Digital, en celuloide o en papel, tanto la fotografía como el video resultan herramientas necesarias para engañar al tiempo y enmendar lo fugaz de los momentos felices. Quienes decidan reducir gastos deberán tener en cuenta que en este aspecto no conviene recortar: suele suceder que la emoción trastoca la memoria y que sólo puede reconstruirse al volver a vivir, al mirar. La diferencia podrá estar en el modo en que se desee congelar.

Como momentos detenidos en papel o en la pantalla, la fotografía permite capturar detalles para la posteridad. Así, hay quienes eligen variantes para no recorrer junto al flash mesa por mesa: los grupos pueden retratarse en otro escenario, a medida que llegan a la fiesta o en un momento particular. Lo importante aquí será confiar este servicio a un profesional experimentado que preste atención al detalle, que siga a los novios e invitados y no los esclavice a su voluntad. Las fotos deben detener el tiempo, captar para siempre la emoción del momento, inmortalizar en papel un momento especial; algo muy diferente a acomodarse para el flash.

Por su parte, el video resulta un complemento para revivir este momento tan particular. Incluso cuando muchos reconstruyen su vida en fotos y la proyectan para los suyos en plena fiesta, el video más relevante será el que capte la esencia del evento y lo edite manteniéndola, sin superar una extensión que la paciencia no pueda soportar.

Suele decirse que una imagen dice más que mil palabras, y esa magia lo que, de uno u otro modo, los profesionales deben conjurar.