SEÑAL DE AJUSTE

Lo que “Botineras” nos dejó

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Chiqui (Nicolás Cabré) ha madurado: aquel muchacho balbuceante se ha convertido en un hombre, siempre balbuceando.

Foto: Gentileza Ideas del Sur

Roberto Maurer

El capítulo final de “Botineras” estaba previsto para el jueves 26, pero concluyó un día antes con un episodio doble para evitar la competencia con Tinelli y su galería freak: los miércoles los circos descansan.

En la ciencia, el hombre trabaja con la prueba y el error, pero en un laboratorio alejado de mirada del público. En la tele, se experimenta en una vidriera, impúdicamente, y el espectador se mantiene informado en detalle de lo que ocurre en el taller.

“Botineras” fue estrenada con una promoción que despertó gran expectativa: era la primera ficción sobre un mundo donde se mezclan deporte, sexo y corrupción, pero, una vez en la pantalla, defraudó con su inocencia de huevito Kinder. Hoy, las audiencias reclaman estimulaciones más poderosas, y “Botineras” dio su giro. De ser una ficción de trolas y futbolistas, pasó a convertirse en una novela de trolas asesinas y futbolistas trolos, más el uso intensivo de malas palabras, de todos los personajes por igual, como si hubieran recibido instrucciones precisas de añadir un “la c... de tu madre” o “h... de p...” a cada línea de diálogo.

Los guionistas fueron reemplazados y se produjo la deserción de Florencia Peña, descontenta con su personaje, la baja audiencia, los cambios y su necesidad de llegar temprano a los actos de los Kirchner.

APENAS UN CAFÉ

En los últimos días se prometió un desenlace “distinto”, que consistió en dejar trunca la principal historia de amor, si por eso se entiende que Laura (Romina Gaetani) ) y Chiqui (Nicolás Cabré), que se la pasaron amagando como Tinelli y la Coki, se dicen adiós y se prometen tomar juntos un café cuando él vuelva de Madrid, adonde retomará su carrera, ahora con una beba en brazos y habiendo madurado: aquel muchacho balbuceante se ha convertido en un hombre, siempre balbuceando.

No se trata de ser injusto con Nicolás Cabré, ya que todos dialogan entrecortadamente. Un personaje dice algo, sigue un silencio, el otro replica, y se produce una nueva pausa, mientras se miran. Y así, son frases sueltas que se alternan con pozos de silencio y miradas intensas. Es una modalidad de la actuación en las telenovelas, salvo en las escenas que transcurren en la cocina, donde la pausa se justifica porque se debe sorber el mate.

Laura encabezaba la larga de fila de los que querían matar al detestable Nino (Gonzalo Valenzuela), estuvo a punto de hacerlo, pero prefirió llevarlo a prisión perpetua. Así, fue ascendida a comisario, una vez recuperada de un choque seguido de incendio y una tremenda explosión, del cual sólo le quedó un zumbido en el oído.

Maduró Chiqui, ya se dijo, y en una larga conversación con su representante Tato, rompió su dependencia. Tato, ahora, está en Paraguay buscando nuevos valores para el fútbol profesional, lejos del brazo de la ley, como tantos representantes. Otra que creció fue Marga (Isabel Macedo), está para siempre entre rejas por un doble homicidio, y de la botinera tilinga del principio, pasó a ser una mujer con densidad dramática, que también abusa de las expresiones vulgares, en especial diciendo a cada rato “chupame la p...”, en prueba de su madurez.

COMISARIOS Y FUTBOLISTA S ENAMORADOS

El amor, lo que se dice el amor, si se acepta que en Jefatura también se da el extravío romántico, quedó para los viejos comisarios Rigante (Rita Cortese) y Arreghi (Roberto Carnaghi). La otra pareja que se reunió definitivamente, en especial con leyes que ahora la protegen, es la formada por Flaco (Cristian Sancho) y Lalo (Ezequiel Castaño).

El Flaco busca a Lalo, que quedó en silla de ruedas.

—Lalo, mirá, yo te amo, quiero pasar el resto de mi vida con vos y sé que vas a poder volver a jugar al fútbol—, le dice, acercándose.

—¿Sabés, Flaco? Sos lo mejor que me pasó en la vida— contesta Lalo. Se besan y juntan sus cabecitas, sin necesidad de apelar a las malas palabras.


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Romina Gaetani.

Foto: Gentileza Ideas del Sur