Representó a la Argentina en la Copa Andina de básquet sobre sillas de ruedas...
El deporte le dio la alegría que le había quitado un accidente
Se llama Mariana Capdeville, tiene una pierna amputada y gritó campeón en Perú.
La joven Mariana Capdeville y la alegría que le salta del rostro por el momento tan particular que le toca vivir.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Julián Buccolini
Mariana Capdeville fue una de las jugadoras argentinas que viajó a participar en la Copa Andina de básquet adaptado, disputada en Perú, representando a nuestro país. Ahora, el objetivo son los Parapanamericanos que se jugarán en Guadalajara, el año que viene. Mariana es del cuerpo de trabajo de Cilsa y tiene una historia de vida muy especial. Confesó que nunca había imaginado este presente, pero con el apoyo de su familia se animó y aceptó este desafío, desconocido para ella. La selección dirigida por Fernando Juárez la tuvo en sus filas. Y su alegría es inmensa.
—¿Habías hecho algún deporte?
—Jamás, adaptado jamás, antes del accidente había hecho vóley convencional. Después del accidente y la amputación, vine a jugar. Era todo nuevo, por suerte dije que si y se abrieron millones de posibilidades de las que hoy estoy feliz de poder vivirlas.
—¿Como recibiste la noticia de haber sido elegida para la selección?
—Increíble, cuando me llama el técnico para decirme que estaba seleccionada para este torneo no lo podía creer, él había pedido mi número de teléfono pero yo pensé que me iba a llamar para decirme que me quedara tranquila para seguir avanzando en esto, pero no, era para decirme que estaba convocada para integrar el equipo que iba a viajar a Perú. Estoy contentísima y re feliz porque a pesar de no tener la experiencia estaba dispuesta a probarlo porque es algo bueno que no lo podía de-saprovechar...
—¿Te habías subido anteriormente a una silla de ruedas antes de ser elegida?
—Ingresé a la selección el 5 de mayo. Hasta esa fecha solamente dos veces había subido a una silla para probar y no pasar papelones. La primer vez que me subí, no manejaba la silla, la pelota se me iba. Ya en la segunda estuve un poco mejor, manejé bien y la pelota, ya la podía llevar, hacer el dribling y ahí asistí a la primera concentración. Hacía 20 años que la selección no ganaba un torneo y yo era la protagonista.
—Volviendo a la copa disputada, ¿qué sentiste al convertir tu primer doble?
—No lo podía creer, cuando vi la pelota acercarse al aro, y pasar por la red, pegué un grito que parecía que ya habíamos ganado el partido. Desde el banco me gritaban que tirara, pero yo no me animaba. Tuve esta oportunidad y cuando ya nadie me insistía, lancé y pude convertir mis primeros 2 puntos profesionalmente.
—¿Cómo se vivió dentro del grupo?, ¿trataban de ayudarte por ser debutante?
—Sí, me animaban y siempre trataban de que yo mantuviera la calma, de que la responsabilidad no recayera en mí, porque a veces me enloquecía.
—A pesar del mal momento que te tocó vivir en tu vida con el accidente, demostraste que se puede salir adelante y realizar cosas hermosas...
—Tal cual, cada día tiene una sorpresa y hay que estar abierta y dejarte llevar por las cosas buenas que puedan suceder. Empecé este año sin imaginar que iba a tener una pelota de básquet en mis manos, ni mucho menos estar sentada en una silla, con todos los prejuicios que eso implica. ¡Cómo tener que utilizar esto si no lo necesito! Pero por el tema de la discapacidad no se puede hacer el deporte con prótesis ni nada de eso.
El esfuerzo siempre rinde sus frutos, y así es como Capdeville demostró que más allá del los duros momentos, se puede salir adelante, realizar cosas que realmente hacen feliz y es por eso que las personas que luchan contra la adversidad se merecen ser un ejemplo de vida.
