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El 9º aniversario del ataque a las Torres Gemelas se ha tornado uno de los más tensos que se recuerdan en Nueva York.

El aniversario más polémico del 11-S

Cuando se cumplen nueve años de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas, los neoyorquinos viven su aniversario más polémico. El agrio debate sobre la construcción, cerca de la “zona cero”, de una mezquita ha puesto de manifiesto que las heridas siguen abiertas.

TEXTO. DAVID VALENZUELA. FOTOS. EFE REPORTAJES.

El que debía ser un aniversario optimista se ha tornado como uno de los más tensos que se recuerdan en Nueva York. Poco importa que los trabajos de reconstrucción de la “zona cero” hayan tomado impulso -ahora se puede ver perfectamente cómo empiezan a subir los edificios que reemplazarán al destruido World Trade Center- o que los miles de trabajadores de la construcción y miembros de los equipos de rescate que enfermaron por la contaminación derivada de aquel ataque terrorista se hayan asegurado, por fin, unas ansiadas compensaciones.

Ahora la atención se centra en la posibilidad de que, a unas manzanas del lugar en el que Al Qaeda acabó con la vida de casi 3.000 personas, se vaya a levantar un centro islámico de carácter comunitario, con una mezquita.

Desde que se diera a conocer el proyecto, llamado Park51 y también conocido como Córdoba House (Casa Córdoba), los neoyorquinos están viviendo una de las mayores polémicas del año.

Para unos, construir un centro islámico -por comunitario que sea- a tan sólo dos manzanas de la “zona cero” es casi un insulto a las víctimas del 11-S o, al menos, una falta flagrante de sensibilidad. Para otros, no deja de ser una iniciativa inmobiliaria más, que nada tiene que ver con la mayor tragedia que vivió la ciudad en su historia.

La disputa incluso ha llegado a la calle, después de una manifestación en la que detractores y defensores se enfrentaron en un duro intercambio de acusaciones. Además, parece que la tolerancia se ha esfumado de la Gran Manzana y ha hecho acto de presencia el odio contra el Islam.

UNA MEZQUITA SOLIDARIA

Son numerosos los detalles que se han tenido que matizar desde que saltara la polémica al principio del verano. Después de que las autoridades de la ciudad accedieran a entregar los permisos para su construcción, fueron muchos quienes esperaban ver levantarse un alminar pegado a las nuevas torres del World Trade Center. Pero nada más alejado de la realidad.

La mezquita ocupará un espacio reducido en el centro islámico y, según han insistido sus promotores, éste no servirá para difundir valores “antiamericanos”. Por el contrario, nace con la intención de estar “abierto a todos los neoyorquinos” y, más al estilo de los famosos YMCA -los centros cristianos que ofrecen albergue e instalaciones deportivas en Estados Unidos-, incluirá un teatro, gimnasio, piscina, escuela de cocina y restaurante, además de un espacio dedicado a las víctimas del 11-S.

“Ha llegado el momento en que se debe dejar de creer en las grandes mentiras de los medios de comunicación. Tenemos que conquistarlos con grandes verdades”, escribió en su cuenta de “twitter” hace unos días Sharif El Gamal, el joven promotor neoyorquino que está detrás de un proyecto que cuenta con el respaldo del alcalde de Nueva York, el independiente Michael Bloomberg, e incluso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien se manifestó a favor de respetar el derecho de la comunidad musulmana a orar en un edificio en Nueva York, como los miembros de cualquier otra fe.

En contra, sin embargo, se encuentran desde el gobernador de Nueva York, el demócrata David Paterson -quien ha propuesto que el centro se traslade a otro punto de la ciudad- hasta el popular ex alcalde Rudolph Giuliani, pasando por la ex candidata republicana a la vicepresidencia estadounidense, Sarah Palin, una de las primeras en entrar en la polémica.

La mayoría de los neoyorquinos, un 63 por ciento, se ha manifestado en contra de que en las proximidades de la “zona cero” se abra un templo musulmán, pese a que vaya a estar dentro de un centro cultural. Ese porcentaje alcanza el 70 por ciento a nivel nacional, según las últimas encuestas divulgadas, que muestran así que cualquier tema relacionado con los atentados de hace ahora nueve años sigue siendo materia ultrasensible en Estados Unidos, pese al paso de un tiempo que se revela aún como insuficiente para curar las heridas abiertas el 11-S.

OPINIONES ENFRENTADAS

En el noveno aniversario, el asunto ha conseguido enfrentar incluso a los familiares de las víctimas del 11-S.

Unos participan activamente en la campaña en contra del centro islámico, a la que también se han incorporado asociaciones ultraconservadoras como el American Center for Law and Justice, del influyente Pat Robertson; mientras hay otros que, acompañados por líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos, han creado una coalición de derechos civiles llamada New York Neighbors for American Values (Vecinos de Nueva York por los Valores Estadounidenses). Con ella quieren defender “los valores constitucionales de Estados Unidos de libertad religiosa, diversidad e igualdad” en el caso del centro Park51.

Se esperaba que hoy, en el aniversario del 11-S, mientras todos los familiares se unían recordando a las miles de personas que Al Qaeda les arrancó de golpe, el centro islámico también canalizara la atención de quienes piensan que se debe respetar hasta el fin la libertad religiosa en Estados Unidos y de quienes consideran que hay un límite: en este caso el marcado por la frontera imaginaria de la “zona cero”.

La mezquita ocupará un espacio reducido en el centro islámico y, según han insistido sus promotores, éste no servirá para difundir valores “antiamericanos”. Por el contrario, nace con la intención de estar “abierto a todos los neoyorquinos”

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Desde que se diera a conocer el proyecto, llamado Park51 Córdoba House (Casa Córdoba), los neoyorquinos están viviendo una de las mayores polémicas del año.

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Para unos, construir un centro islámico, por comunitario que sea, a tan sólo dos manzanas de la “zona cero”; es casi un insulto a las víctimas del 11-S.

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La mayoría de los neoyorquinos, un 63 por ciento, se ha manifestado en contra de que en las proximidades de la “zona cero” se abra un templo musulmán, pese a que vaya a estar dentro de un centro cultural. Ese porcentaje alcanza el 70 por ciento a nivel nacional.

El límite en discusión

Algunos opositores ven el proyecto como una muestra de que, tras la idea de situar una mezquita en esa delicada área metropolitana, se oculta una provocación y una falta de respeto hacia las víctimas del 11-S y sus familiares.

Pero, ¿cuánto habría que alejar el proyecto de esa zona para no despertar más suspicacias? Ese mínimo es más bien elástico. Para unos, la “zona cero” consiste sólo en el área donde se encontraban las Torres Gemelas, pero para otros ese “terreno sagrado” se alarga, y una mezquita a dos cuadras de ahí es una idea de mal gusto que más vale llevar lejos del Bajo Manhattan, un lugar que décadas atrás acogió, sin embargo, a la comunidad siria más grande de la ciudad.