AL MARGEN DE LA CRÓNICA

México, las drogas y la violencia

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, “está en lo cierto en el sentido de que las bandas de traficantes de drogas han tomado el control en partes” de México, afirmó hoy en un editorial el diario The Washington Post.

“Al igual que la mayoría de los grupos insurgentes, los ejércitos mexicanos de la droga también tienen una fuente externa de financiación y armamento”, añadió el artículo. Esa fuente es Estados Unidos, según el editorial del Post.

El artículo citó un estudio según el cual por lo menos 62.800 de las más de 80.000 armas de fuego confiscadas por las autoridades mexicanas entre diciembre de 2006 y febrero de 2010 procedían de Estados Unidos.

“Los traficantes han usado estas armas para infligir bajas enormes a la policía y otras fuerzas de seguridad mexicanas que, a menudo, se encuentran frente a un armamento muy superior”, continuó el editorial.

En la frontera de Estados Unidos y México operan unas 7.000 armerías que, en su mayoría y según el Post, no tienen la obligación de notificar a las autoridades incluso si un individuo compra decenas de fusiles de asalto en poco tiempo.

Aunque los gobiernos de los presidentes de EE.UU, Barack Obama, y de México, Felipe Calderón, han intensificado los programas para combatir el tráfico de armas “los recursos que se aplican para detenerlo son menores comparados con la amenaza”.

“A pesar de un llamado elocuente de Calderón durante su discurso ante el Congreso (de EE.UU.) meses atrás, ni los líderes demócratas ni el presidente Obama se han atrevido a actuar para reinstaurar la prohibición de la venta de armas de asalto”, señaló el editorial.

El presidente Obama, continuó el artículo, procuró matizar las afirmaciones de Clinton de que la situación de México se asemeja a la de Colombia décadas atrás, cuando los traficantes de drogas y la guerrilla controlaban áreas enteras del territorio.

“Cualesquiera sean las diferencias entre los dos países sigue en pie el hecho de que México libra una lucha desesperada para preservar su orden civil y su democracia liberal”, señaló el Post.

El editorial añadió que el presidente Obama “debería hacer de la represión del tráfico de armas una de sus prioridades en materia de seguridad nacional”.