Se complicó al principio... lo simplificó al final
Libertad levantó la cosecha con oficio
En el primer derby en Sunchales, por la Copa Argentina, Los Tigres de Flor Meléndez despacharon al Bicho Verde. El viernes, la revancha en Unión.
Con el sello y la firma de Robert: la esperada vuelta de Battle en el Hogar de los Tigres. Si bien le falta ponerse a punto, el moreno fue el goleador del juego con 17 anotaciones y se llevó todos los aplausos aurinegros.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Enviados Especiales
Cualquier otro técnico se habría sorprendido. Cualquier otro técnico se habría puesto nervioso. Su equipo -Libertad, el de los nombres, el que está en la A- era borrado de la cancha por su archirrival histórico -hoy en el TNA-, que si tiraba al aro un perro también embocaba en ese primer cuarto. Portillo, el de Unión, parecía Ginóbili. Pero no “Sepo”, sino el “Manu”: clavó diez puntos en ese arranque y llevó al Bicho Verde a sacar 12 puntos de ventaja en el mismísimo Hogar de los Tigres.
Allí, en su total dimensión, aparecieron todas las batallas de este viejo luchador del básquetbol mundial que es Flor Meléndez. No hicieron falta tiempo muerto ni cambios ruidosos. ¿Quién iba a salir...? ¿Ginóbili, Elliot, el boricua Galindo, el “Colo” Wolkowyski o Robert Battle, el moreno que es Gardel, Lepera y todos los guitarristas juntos? Demasiados pesos pesados juntos como para no reaccionar. Mientras, en las plateas, sentados, el “Gringo” Pelussi y Juan Pablo Cantero, otras dos estrellas con luz propia como para ponerle a este equipo la chapa de candidato a ganar algo de todo lo que jugará en la 2010-2011: Copa Argentina, Liga local o el certamen continental de clubes.
Se sacó el “Sepo”
En ese inicio de confusión, Robert Battle parecía un moreno laburante de cualquier profesión... menos de básquetbol. Al “Colo” Wolkowyski -más afinado físicamente que en la temporada anterior- se le caía la pelota de las manos. Galindo, que llegó de Puerto Rico, para tirar en serio, tenía balitas de ceba y no lastimaba. En ese mar pintado de verde y revuelto, quien sacó a flote a la Fragata Libertad fue el “Sepo” Ginóbili. Con gol y con actitud. Entonces, lo que era una docena de tantos abajo, los Tigres rugieron para terminar el cuarto apenas por cinco.
Claro que a los dirigidos por Flor Meléndez les llevó un cuarto y medio reponerse del efectivo “bicherío” inicial. Hasta que lo quebró con un 22-20, para terminar ganando el segundo chico por 28-26.
La mayor distancia se dio en el tercero, cuando aparecieron las volcadas de Robert tipo NBA y los triples de Galindo. Pero Libertad pasó la línea de los 50 y se empantanó de vuelta. La reacción de Unión, con Carnovale y Ojeda como abanderados, coincidió con algo previsible: Sebastián Ginóbili sentado en el banco. Entonces, lo que llegó a ser 15 puntos de distancia para Libertad, terminó en apenas un corte de 7. El 51 a 44 dejaba el suspenso abierto para el capítulo final.
El oficio
Si algo hizo pesar el dueño de casa fue el recorrido de sus jugadores para poder manejar este tipo de circunstancias. Apareció el famoso plus que se necesita para marcar las diferencias, estirando el lumínico final a un 74-61 que le devolvió la tranquilidad.
El derby de Sunchales dejó la pasión de siempre en las tribunas. “El que no salta se fue a la B”, sonaba del lado aurinegro. “No seas amargo, podés cantar”, respondían los verdes visitantes en la mitad de la tribuna que da espaldas uno de los aros.
El viernes se jugará la revancha en la Fortaleza. Y, en caso de forzar un tercer partido, irá el sábado en el mismo reducto, porque hay ventaja para el que viene de abajo; en este caso, Libertad es el que está en la “A” y Unión, en el TNA.
Libertad sabe que de visitante no podrá darse el lujo de entrar dormido o relajado. Lo puede pagar caro. Como estuvo a punto de pasar anoche, de no haber sido por el oficio acumulado. El de Flor Meléndez como técnico en el banco y el de jugadores con demasiados juegos en el “lomo”: Ginóbili, Wolkowyski y el ovacionado Robert Battle.