Crimen en Guadalupe

Dos hachazos en la cabeza

Carlos Cano (78) fue ejecutado a golpes en la cabeza con un hacha de mano. Hay tres personas detenidas.

1_gd.jpg

Los investigadores del caso descartan, por el momento, la hipótesis del robo. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Danilo Chiapello

[email protected]

Carlos Cano (78) fue asesinado de una manera despiadada y brutal.

La conclusión se impone por sí sola tras una primera observación realizada por los investigadores en el lugar del hecho.

De acuerdo a los informes preliminares el sangriento episodio se habría consumado entre la noche del viernes y la madrugada del sábado cuando, una o más personas, ingresaron al discreto chalet ubicado en J.P. López al 700, en la zona residencial del barrio Guadalupe.

La puerta de acceso a la casa no estaba violentada, lo que permite deducir que los recién llegados habrían sido conocidos de la víctima, o bien, contaban con las llaves de ingreso.

¿Qué pasó a partir de entonces? Sólo unos pocos lo saben.

Lo cierto es que el espanto se conoció ayer, poco antes del mediodía, cuando la esposa del infortunado (una mujer de 35 años) se hizo presente en el domicilio y halló al hombre sin vida.

La escena no necesitó de explicaciones. El dueño de casa yacía en medio de un charco de sangre y con horrendas evidencias de que había sido ultimado.

El o los autores del crimen eligieron como escenario el propio dormitorio de la víctima. Hasta allí lo llevaron, lo hicieron arrodillar junto a la cama y lo mataron a golpes en la cabeza con un hacha de mano. La furia homicida fue de tal magnitud que se partió el mango del hacha.

Los pesquisas a cargo del caso, por el momento, descartan la hipótesis del robo.

Fundamentan esta postura en el hecho de que no se advirtió faltante de dinero ni objetos de valor desde el interior de la propiedad, la que estaba en perfecto orden (no había signos de búsqueda).

Las mismas fuentes precisaron que algunas alhajas fueron dejadas en su lugar y que incluso una caja fuerte tampoco fue violentada.

Detenciones

Así las cosas los encargados de la investigación ordenaron la detención preventiva de la esposa de la víctima, M. C. de 35 años, y de dos hombres, R. A. de 50 y M. C. de 57 años. De estos últimos se supo que serían allegados a Cano y que en reiteradas oportunidades estuvieron en el domicilio de Guadalupe realizando trabajos vinculados a la construcción.

Al cierre de esta edición los hombres de la sección Homicidios de la Unidad Regional I continuaban con la toma de declaraciones en busca de algún elemento que permita dilucidar el caso.

Qué buscaban los asesinos y qué determinó tan cruel final sigue siendo el objeto de la investigación.

Amante de las antigüedades

Carlos Cano gozaba de un excelente concepto entre sus vecinos, que hoy lo recordaron como “un hombre muy amable y servicial”. “El siempre se mostraba de buen humor y dispuesto a la conversación. Era muy común verlo ayudar a alguien”.

Estas características se potenciaban al máximo cuando daba rienda suelta a otra de sus pasiones: la colección de antigüedades. Tal afición lo llevó incluso a tener un “puestito callejero” en la costanera, donde se dedicaba a la compra y venta de objetos.

“Don Carlos” (como lo llamaban sus íntimos) llevaba, hasta ayer, una vida tranquila. Era jubilado jerarquizado de la Empresa Provincial de la Energía.

Hace ya algún tiempo había enviudado. Luego decidió rehacer su vida y entró en relación con una mujer, de 35 años, con la que contrajo matrimonio hace dos años.