Los Mielniczuk: mi familia polaca

Mijael Mielniczuk es alumno del tercer año del Colegio Nuestra Señora de Covadonga de nuestra ciudad. Investigó sobre sus bisabuelos que vinieron de Polonia, escapando de la Segunda Guerra Mundial.

TEXTOS DE MIJAEL MIELNICZUK

Los Mielniczuk: mi familia polaca

El bisabuelo Máximo tocaba el violín en distintas orquestas de Oberá, Misiones.

 

Mi abuelo Stefan Mielniczuk que había nacido en Kiev (Polonia) en el año 1923, llegó a las costas argentinas en 1925, con apenas dos años de edad, junto a su padre Máximo Mielniczuk y su madre Ksenia Karpiuk (mis bisabuelos), quienes escapaban de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, la devastación y el hambre.

Los embates de la guerra habían dejado en ellos miseria y dolor y desembarcaron en la Argentina buscando un mundo mejor. Habían viajado en el buque Francesca, procedentes de Trieste, Italia, según una copia de un certificado de arribo a América que mi familia conserva.

En ese entonces, éste también era un país con mucha pobreza, situación que al principio no podía ofrecer un mejoramiento familiar. La falta de trabajo, el inconveniente de hablar en otro idioma y el desconocimiento del nuevo país hicieron sus primeros años muy difíciles.

El primer destino fue Villa Ángela, en la provincia de Chaco, donde mi bisabuelo Máximo se empleó en la cosecha del algodón. Pero la situación empeoró con el nacimiento de otros dos hijos: primero Nicolás y luego Ana.

La llegada de la crisis del año 30, y siempre el hambre y la miseria; los hizo buscar nuevos horizontes. Subieron hasta Oberá, provincia de Misiones, donde mi bisabuelo Máximo comenzó a hacer sus primeros pasos en la música, tocando el violín en distintas orquestas.

Cambió luego de rubro, pasando a la madera y aprendió el oficio de carpintero. Empezó con la fabricación de bancos y sillas, lo que le permitió mejorar su situación económica y eso determinó que se mudaran a la ciudad de Santa Fe en el año 1931, adonde la situación económica era más estable. Transmitió aquel oficio a sus hijos varones y comenzó así una pequeña empresa que fue creciendo hasta nuestros días.

OTRAS GENERACIONES

En 1947, mi abuelo Esteban Mielniczuk se casó con Elba Viera. Dos años después, de ese matrimonio nació mi papá Oscar Esteban Mielniczuk, quien con mucho orgullo continúa la profesión de carpintero. En el año 1965 se inauguró la primera mueblería de la familia: “Hogar Muebles” y en el año 1978, “Santa Fe Muebles”.

Hay algunas anécdotas que mi bisabuela le contó a mi abuelo, y mi abuelo le relató a mi tía y ella me las narró a mí. Una de ellas es que en la Primera Guerra Mundial, mi bisabuela Ksenia, que tenía entre diecisiete y dieciocho años trabajaba para un militar ucraniano y su esposa, en un campamento ruso. Ella no dormía allí y todos los días tenía que volver por la noche a su casa en Polonia. Cuando los rusos invadieron Polonia, pasaban por las casas y las granjas y se llevaban los alimentos y los animales. Para evitar eso, en casa de Ksenia guardaban las cosas en el sótano y también escondían allí a los animales.

Otra anécdota refiere a que cuando emigraron a este país, Máximo trajo a su hermano que tenía doce años y lo hizo pasar como su hijo, sin que nadie se diera cuenta de que él sólo tenía veinticuatro años y no podría haber sido padre a los doce.

También algunas palabras y expresiones fueron transmitidas en mi familia de generación en generación, conformando mi pequeño vocabulario polaco. Entre ellas se cuentan isti, que significa comer; Jochut isti, quiero comer; nict, no; vicciola, contenta; smutmaia, triste; paidú dom paidú dajote, voy a mi casa; doschvidania, chau; shindowy, buen día; y spatiet, dormir.

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Casamiento de Elba Viera y Esteban Mielniczuk, en noviembre de 1947.

algunas palabras y expresiones fueron transmitidas en mi familia de generación en generación, conformando mi pequeño vocabulario polaco, como isti, que significa comer; Jochut isti, quiero comer; nict, no; vicciola, contenta; smutmaia, triste.