El día de la primavera

Tengo militante postura en contra de los días de lo que fuera, pero el de la primavera merece un mínimo de respeto o de falta de respeto, si se acepta que simboliza despertares varios, brotes, adrenalina y caos. Dos cosas te voy a decir: pasame uno de mortadela y ¿vos cómo te llamabas?

TEXTO. NÉSTOR FENOGLIO. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI.

El día de la primavera

En un país que es un reservorio de kilombo en un mundo que pretende en vano ser ordenado, se instauran ahora unos feriados puentes -antes eran abismales- y se renombran los días y se decretan desintegradas integraciones... Con este panorama “arriba”, ésto es en la cúpula misma del poder, ¿qué podemos esperar de las bases? Nuestro país tiene bases jodonas, vamo todo, laburá vos y demases. Lejos de lograr que la inmigración insufle cultura del trabajo, seriedad, valores, acá mandamos todo a la misma picadora y aparece el argentino, un tipo o tipa fuera de serie. Nos critican y nos envidian por eso.

Y legamos al día de la primavera. Hay tanta hormona suelta que hasta se acepta a un pesado -como yo, en este caso- que quiera hacer discursos o reflexiones cuando todos están de joda. Te llevan puesto.

Pero en el plano de las contradicciones festejamos el día de la primavera y en nuestro caso, otro invento argentino, el día del estudiante. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? Nada: son opuestos. Es como el día del amigo -otro invento argentino, otro invento argentino, otro...- que se instaura ¡por la llegada del hombre a la luna! ¡Nadie, ni un alma, allá, para tener relación amical alguna, pero nosotros le ponemos onda, lo inventamos, lo patentamos, le hacemos el marketing y como nosotros somos un pueblo que se embarca y apoya cosas sin sentido, pues, tenemos el día del amigo cuando no hay ningún amigo a quién abrazar, y qué!

Bueno, con el día del estudiante lo mismo: ¿cómo conciliar la vida en explosión, la naturaleza en expansión y cambio con la impronta del análisis, la reflexión, la iteración, el establecimiento de categorías fijas que presupone un estudio? Alguien dirá que es de un reduccionismo nada pedagógico creer que educación es sinónimo de quietud o de raciocinio. También es movimiento, claro. Pero esta columna requiere de complicidades, así que, mis chiquitos, admitan nomás desde el vamos que el jolgorio, el picnic, el manotazo, el cruce constante de grupos, el mantelito en el piso, la guitarra o los parlantes a mil no recrean (bah, es recreo puro...) un clima apropiado para adquisición, construcción, divulgación o producción del conocimiento.

Ya les aclaro que el día del estudiante es un caos primaveral en todo el mundo, porque las fechas varían según los países. Hay una proliferación de días de estudiantes por el mundo. En el caso argentino, parece que recuerda la visita de un grupo de estudiantes a Uruguay (básicamente, la primavera trata de que los machos cabríos de un lado vayan a hacer tropelías a otro) por la primavera y que luego se repitió esa visita, y hubo devolución de gentilezas y de prepo ya estábamos celebrando el día del estudiante que, por supuesto, es un día en que no se estudia, y, a juzgar por cómo quedan los vagos después del festejo, no estudian en los siguientes tampoco. Se vuelve a estudiar en noviembre para salvar algunas materias, o directamente en diciembre o marzo para tratar de zafar de última.

Y como somos complicaditos, también el 21 de setiembre es el día de la paz, justo cuando uno está en tren de guerra, pintado para el combate, listo para atacar. Otra que paz quiero yo con todas estas rubicundas amazonas a las vueltas.

Y también es el día de la biodiversidad (hubiesen podido ser más originales con el simbolismo), el día del trabajador radial (la primavera está en el aire, cuec), el día de los empleados de la sanidad (imposible curar esta herida de amor), el del amor (sin palabras) y otros días más que no recuerdo. Porque cuando van pasando las primaveras y el picnic aquel es sólo un lejanísimo recuerdo, uno empieza a olvidarse de todo y ya no se acuerda qué cosa está festejando si es que está festejando algo. Ah, me olvidaba, el 21 de setiembre es también el día mundial de la lucha contra el Alzheimer. Quedamos así.