El “xeneize” perdió otro partido
El “Pincha”, con lo justo
Así se jugó. Palermo y Desábato van con todo a jugar la pelota. El 1 a 0 fue cerrado, pero Estudiantes ganó bien.
Foto: Agencia DyN.
Estudiantes de La Plata derrotó a Boca Juniors por 1 a 0, con una actuación convincente en cancha de Quilmes, y consolidó sus aspiraciones de pelear el campeonato Apertura.
Redacción El Litoral
El conjunto de Estudiantes de La Plata confirmó sus intenciones de pelear por el título del certamen Apertura 2010 de primera división, al vencer a Boca Juniors como local, en cancha de Quilmes.
La victoria, legítima y más amplia en los merecimientos que en el marcador, fue obra de un gol convertido por Marcos Rojo, al minuto del primer tiempo. Con este triunfo, el elenco que conduce Alejandro Sabella alcanzó los 16 puntos y puede alcanzar el liderazgo si el miércoles derrota a Gimnasia en el clásico platense, en el choque pendiente de la cuarta fecha.
De arranque
El equipo local ejerció una nítida supremacía en el juego ante un opaco y fantasmagórico equipo de Boca Juniors. Contó con la ventaja de un gol tempranero, en el minuto inicial, con un zurdazo cruzado de Rojo desde el sector izquierdo, tras un pase de Enzo Pérez, que se clavó en el ángulo del arco defendido por Cristian Lucchetti.
Boca no tuvo reacción. Sus mediocampistas no recuperaban la pelota y, cuando les llegaba, no eran capaces de generar un juego colectivo con alguna dosis de audacia y desequilibrio. En ese contexto, Estudiantes, con un juego de equipo más sólido y consistente, siempre estuvo más cerca del arco rival.
Dominó de manera persistente el trámite y así se fue al descanso con la ventaja en el marcador y la tranquilidad de ser el dominador.
Inoperancia
En el segundo tiempo, obligado por el marcador, Boca asumió más riesgos y se adelantó en el terreno de juego. El entrenador del cuadro visitante, Claudio Borghi, ordenó los ingresos de Marcelo Cañete, Orlando Gaona Lugo y Pablo Mouche para que su equipo cobrara mayor protagonismo ofensivo.
El local, sin embargo, no perdió el control. Rodrigo Braña y Juan Verón -casi como ocurre en todos los partidos- fueron los dueños del mediocampo: marcaron los tiempos del partido e impusieron el ritmo de juego.
Al cabo, la victoria fue inobjetable porque Boca exhibió una imagen opaca que hizo que en ningún momento el triunfo del rojiblanco platense estuviera en peligro.