Con actividades artísticas

Norma Guastavino es dama de la Orden del Poncho

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La artista plástica fue distinguida con el “poncho de ceremonia”, réplica del que perteneció a Joaquín Castellanos y al que se le agregaron el Escudo Nacional y los de todas las provincias argentinas. Foto: Pablo Aguirre

De la redacción de El Litoral

En un acto emotivo realizado en la Residencia Mirador, la Cofradía de la Orden del Poncho distinguió a la artista plástica Norma Catinot de Guastavino. Fue la noche del sábado, en una velada que contó con música, canto, poesía y relato escénico.

La artista, reconocida en nuestro país y en el exterior, recibió el Poncho de la Orden de manos de Francisca Asi Pucheta, dama de la Orden y madrina de ceremonia; del “mantenedor” de la Cofradía, Rodolfo Borzone, y del escultor Roberto Favaretto Forner, caballero de la Orden del Poncho.

De este modo, Norma Guastavino se suma a las personalidades destacadas de nuestro país que la Cofradía distinguió a lo largo de 87 años de “nobleza y generosidad que ha prestado, con fidelidad a sus objetivos de exaltar la cultura, promover la amistad y premiar al mérito sin fines de lucro, sin distinción de doctrina políticas, credos religiosos, de raza o género”, expresó Ercilio J. M. Rudi, miembro de la comisión de homenajes.

Su historia

Vale recordar que la Cofradía de la Orden del Poncho fue creada por el Dr. Rodolfo Amadeo Borzone, investigador y filántropo, y por el escritor y biólogo Juan Carlos Dávalos, en San Miguel de Tucumán. Juntos fundaron la Orden el 28 de febrero de 1923, basándose en un solo postulado, “una cofradía sin obligaciones”, al decir del poeta don Julio Garet Mas, que sustenta como filosofía la nobleza y generosidad; persigue el ideal de honrar la Patria, con el fin de destacar al hombre y a la mujer meritorios, para exaltar la cultura.

Borzone y Dávalos adoptaron el poncho como prenda de distinción, por considerarlo símbolo de argentinidad. En palabras de Ricardo Güiraldes, el poncho es una prenda que al gaucho, “de niño, le sirvió de pañal en brazos de su madre; de grande, de protección y abrigo; en las montoneras, de escudo y bandera, y en la muerte, de mortaja”.

El acto de homenaje consistía en emponchar al amigo meritorio imponiéndole el “poncho de ceremonia”, que perteneció a Joaquín Castellanos, gobernador de Salta, quien legó su prenda gaucha a Borzone. A continuación, una dama oficiaba de madrina, confirmando al incorporado tocándole la frente con sus dedos mojados de vino, fruto de la tierra y del trabajo del hombre.

De este modo, en aquel febrero de 1923 se inició la Orden del Poncho con los emponchamientos de Jacinto Benavente y de Lola Membrives, entre otras personalidades de la época. Años después, el Dr. Borzone se radicó en nuestra ciudad y continuó con esta actividad, incorporando a la Cofradía a centenares de amigos ilustres. Tras su fallecimiento, su hijo homónimo, en calidad de “mantenedor”, continúa sosteniendo las actividades de la Orden del Poncho como un homenaje permanente a sus fundadores.

Actualmente, las actividades de la Cofradía son realizadas por su “mantenedor”, con la colaboración de las damas y caballeros ya incorporados, quienes tienen la atribución de proponer a futuros emponchados en reconocimiento de su obra de bien, altruismo y generosidad, notoriedad en las artes, aporte científico, acto de arrojo y heroísmo, por su consagración en el deporte o por todo lo que engrandece al ser humano, bajo los postulados de paz y libertad.

El homenaje se realiza con un poncho de ceremonia, réplica del original, al que se le agregaron, bordados, el Escudo Nacional y los de todas las provincias argentinas.