Llegan cartas

Ariel Ramírez, un santafesino ilustre

 

Alida Nélida Almirón.

L.C. 6.125.433.Ciudad.

Señores directores: Transcurría el año 1940 cuando Ariel Ramírez cursaba el 4º año en la Escuela Normal General San Martín, de Santa Fe, su ciudad natal, y en ese año se recibía de maestro, porque entonces la carrera duraba cuatro años.

Recuerdo que concurríamos por la tarde para hacer ejercicios físicos y tuvimos el gran lujo que lo hiciéramos acompañados por los compases del piano ejecutado nada más y nada menos que por Ariel Ramírez.

Pero su vocación estaba en la música y a ella dedicó su vida por más de 60 años, sobre todo el folclore. Intercambió opiniones, actuaciones, giras con los más importantes folcloristas del país: Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, Mercedes Sosa, Eduardo Falú. Recorrió los escenarios más destacados del país y del mundo. El poeta preferido por Ariel fue Félix Luna, quien le puso letra a su canción “Alfonsina y el Mar”, toda una poesía musical.

Partió de Santa Fe y difundió por el mundo zambas, chacareras, carnavalitos, etcétera. Le llamaba la atención que en Japón, un pueblo de cultura tan distinta a la nuestra, disfrutaran de la música criolla, uniendo continentes.

“Cantata Sudamericana”, “Mujeres Argentinas”, “Navidad Nuestra” y “Los Caudillos” constituyeron algunos de sus éxitos. Pero destaco, como profunda cristiana, “La Misa Criolla” que compuso asesorado, en la parte religiosa, por el padre Osvaldo Catena, amigo de su juventud. Sólo de ese disco que conservo en mi casa con devoción, se han vendido más de diez millones de copias en todo el mundo. “Gloria”, “Paz en la tierra a los hombres”.

Quien suscribe piensa que tanta entrega cultural merece el reconocimiento de su ciudad natal, nominando algún establecimiento o calle para que su recuerdo permanezca a través de los tiempos futuros.