Jimena y Martín, otra vez juntos

Por la ruta de Bonnie y Clyde

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Jimena y Martín, el ogro y la princesa raptada en abril, otra vez en problemas.

Foto: Archivo

Jimena y Martín, quienes protagonizaron una patrañosa historia en abril, ahora son investigados por hurto en un parador de la ruta 34, en Rafaela.

 

José Luis Pagés

Un nuevo e inquietante capítulo se agregó esta semana a la vida de Jimena Perassi (22), la joven que con su engañosa desaparición despertó la reacción masiva y solidaria de numerosos rafaelinos que salieron a la calle para pedir por ella, a quien unos creían muerta y otros secuestrada, en el mes de abril.

La policía acusó inmediato recibo del fuerte reclamo popular y aun cuando los hombres de la repartición la imaginaban protagonizando una aventura amorosa, invirtieron todos sus esfuerzos para encontrarla.

El celo policial se explicó además porque el principal sospechoso de haberse llevado a la chica con rumbo incierto e intenciones aviesas era Martín Elías Vargas (33), hombre de la propia tropa.

Aquella investigación terminó del modo menos imaginable para la mayoría de los santafesinos cuando trascendió que Jimena y Martín habían pasado al Brasil -como quedó registrado en el puesto fronterizo- para vacacionar despreocupadamente en la ciudad de Porto Alegre.

Los rafaelinos se sintieron usados y burlados por Jimena, pero no pudieron menos que admitir que se había formado una nueva pareja. Por otra parte la acertada hipótesis policial no impidió que la fuerza invirtiera tiempo, dinero y esfuerzos, apremiada por el urgente reclamo ciudadano.

A su regreso el suboficial Martín Elías Vargas -el ogro que supuestamente había raptado a la inocente Jimena- fue declarado en disponibilidad, entre otras razones porque al momento de desaparecer hizo abandono de servicio. El hombre que no renunció a la repartición policial, tampoco estaba en uso de licencia.

Tamaña estafa a la fe pública tuvo sus consecuencias. Martín y Jimena sacaron chapa de embaucadores públicos y fueron blanco de las más duras críticas sociales.

Ahora, por lo visto y oído en las últimas horas, él y ella parecen ir tras las huellas Clide Barrow y Bonnie Parker, aquellos que un siglo atrás dejaron este mundo para convertirse en personajes legendarios.

Ahora para Jimena y Martín la policía de Rafaela instruye actuaciones sumarias por “hurto simple”, porque continuando la propia zaga Jimena quedó bajo sospecha de habilitar el camino para que él se apoderara del dinero de la empresa donde ella trabajó una temporada.

Los agentes de investigaciones de la Unidad Regional V acudieron al llamado del propietario del Parador 34 y recibieron la denuncia acerca del faltante de unos 12 mil pesos en efectivo.

Los pesquisas se movieron rápidamente en dirección a la localidad de Susana cuando supieron que Jimena tenía conocimiento de los movimientos del parador ubicado en Ruta 34 y bulevar Roca. Ella no desconocía el sitio donde estaban las llaves de la caja que guardaba el dinero.

En Susana fue detenido Martín y enseguida los billetes reaparecieron bajo el asiento de su motocicleta. Luego, el mismo martes a la noche los agentes irían por ella, Jimena, y la apresaron en la ciudad de Rafaela.

Ambos quedaron involucrados en el sumario policial como presuntos responsables del hurto, pero ya recuperaron la libertad mientras la investigación continúa.

A principios del siglo pasado Clide Barrow y Bonnie Parker terminaron mal en el sur de Estados Unidos. Ambos acabaron su carrera con tantos balazos como Warren Beatty y Faye Dunaway sufrieron en la ficción cinematográfica, a fines de los sesenta.

Deberían saber Martín y Jimena que también la auténtica Bonnie sabía escribir lindos versos a la luna y que Martín, para liberarse del trabajo, se cortó un par de dedos. Los dos empezaron su carrera delictiva con algunas tonterías como ésas.

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Bonnie y Clyde, sosías en la ficción de los auténticos pistoleros norteamericanos. Foto: Archivo