Unión volvió a perder en casa
Local clausurado
Aldosivi, el peor equipo del torneo, le ganó, lo bailó y, si le hubiera hecho el doble de goles, no habría ninguna discusión.
Darío Pignata
No hay caso con este Unión. Porque convengamos que, en el fútbol de hoy, todos se agarran de la frase que “se puede ganar y perder con cualquiera”. Pero a este equipo de Kudelka se le fue la mano anoche con la frase hecha. Porque hay formas y formas de perder. Entonces, a la hora de abrir el decálogo de cómo fracasar ante su gente, Unión eligió la peor página de todas: fue 0-3, con toqueteo y todo. Pero, además, con un descuento por pago efectivo de por lo menos un 60 por ciento en la chapa final del resultado. Esto a la hora de analizar, apenas, el partido de un equipo contra otro sin hacer análisis de los números.
Porque antes del juego, con la gente apareciendo sobre la hora como hormiguitas para llenar las tribunas, las radios contaban que Rafaela había perdido con Merlo y la gente llegaba apurada con un solo comentario: “Si ganamos, quedamos solitos en la segunda posición atrás de los sanjuaninos, en zona de ascenso directo”.
En el vestuario de enfrente, las estadísticas preparaban el clima para decapitar al “Gato” Salvador Daniel que había avisado en Mar del Plata: “Si pierdo en Santa Fe con Unión, renuncio”. Claro, su equipo llegaba último en la tabla, con un promedio que lo ponía en Promoción y con seis partidos sin alegrías en el campeonato.
Conclusión: si era por lo anímico, chocaban equipos con motivaciones extremas. Porque Unión, agrandado por ganar en Jujuy y ayudado por los otros resultados, podía quedar como único escolta. Y porque Aldosivi podía dejar sin trabajo a su entrenador. Sin embargo, en la cancha, por fútbol, actitud y personalidad, se invirtieron los roles.
Desequilibrio
En el fútbol moderno, lo más habitual es el empate. Sin embargo, en diez fechas, Unión no lo conoce. No tiene término medio: gana o pierde sin experimentar otra sensación. Entonces, esa lupa para mirar los números de la campaña refleja lo que es Unión: un equipo desequilibrado. Por eso gana en Jujuy y Tucumán, amenazando con comerse a todos, pero después viene a Santa Fe y pierde con cualquiera, incluso con Aldosivi, que está último.
¿Cómo le pueden generar una conversión y cinco llegadas netas de gol a un equipo que defiende en el primer tiempo con un líbero, dos stoppers, un “5” de marca y dos marcadores de punta en la mitad de la cancha? El entrenador dice que no siente jugar con dos líneas de cuatro y vale que ponga la cara después de un papelón como el de anoche. Pero hay que decir las cosas como son, porque a Unión anoche lo pasaron por arriba como hace tiempo no se veía.
La falta de equilibrio del equipo es algo de lo que deben hacerse cargo los jugadores, pero también el técnico. Porque, si bien es real lo que dijo Johan Cruyff -“un técnico es 80 por ciento con el trabajo en la semana y 20 por ciento los días de partido”-, tampoco se logra cambiar nada sobre la marcha con los cambios. Porque el equipo pareció resignado en la cancha, pero al técnico se lo vio igual en el banco.
Otra frase inaceptable de filosofía futbolera barata es: “Nos mató el primer gol”. ¡Iban 14 minutos del primer tiempo! Entonces, uno se pregunta: ¿qué hay que hacer con los 76 restantes? Porque si un equipo de fútbol no entiende que el gol es, muchas veces, un accidente y que debe estar preparado para esa circunstancia, evidentemente no entiende la regla más natural que tiene este juego.
Tolerancia cero
En la semana, se habló de no repetir ante Aldosivi el error de Patronato: salir como “loco” a buscar el partido, dejar huecos y quedar descompensado. Anoche, se vio la contracara, pero también negativa: un equipo estático, demasiado frío y muchas veces superado como si estuvieran parados.
En un torneo donde los incapaces dirigentes de la AFA prohíben el ingreso de los visitantes para terminar con la violencia (son unos “vivos” bárbaros: si se muere el perro, nunca hay rabia), la gente sólo puede ver a su equipo de local cada 15 días. Y acá, en Santa Fe, Unión perdió la mitad de los partidos que jugó ante su gente: Independiente Rivadavia de Mendoza, Patronato de Paraná, Aldosivi de Mar del Plata.
Entonces, ahora, perder de local duele más que antes. Mucho más si el que te gana, baila y golea es el peor equipo del campeonato. Perder... se puede perder. Pero lo de anoche fue un “borrón”.