“La provincia necesita un New Deal”

El intendente propone un nuevo pacto político-social “al estilo Roosevelt”, sustentado sobre tres pilares: reforma de la Constitución, acuerdo fiscal y seguridad. Cree que así “la provincia se puede erigir en la nave insignia del crecimiento nacional”.

Lía Masjoan / Gastón Neffen

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El intendente de Santa Fe, Mario Barletta, intenta en todo momento esquivar una definición clara sobre su candidatura a gobernador de la provincia. Sin embargo, de sus respuestas surge claramente que quiere serlo. Lo dijo Ricardo Alfonsín esta semana, aquí en Santa Fe. Y también lo repiten algunos de sus funcionarios y “correligionarios”.

Él prefiere esperar que las formalidades partidarias le den el respaldo necesario para ser el representante del radicalismo en las próximas elecciones. Aunque aún apuesta a lograr un consenso con el gobernador Hermes Binner, no le teme a una eventual definición por internas.

El camuflaje verbal que Barletta despliega una y otra vez cuando los periodistas le preguntan por su candidatura en realidad no esconde las cartas y muestra el juego. En una entrevista con El Litoral, el intendente de Santa Fe no confirmó su postulación, pero analizó en profundidad el escenario provincial, con el traje de candidato bien abrochado.

De hecho, desde hace unos cuatro meses visita todas las semanas varias localidades del interior provincial y dice que el principal desafío para gobernar la bota desde 2011 es lograr consensos entre los sectores productivos, el oficialismo y la oposición.

“Hace falta un acuerdo, un Roosevelt, un New Deal. Él (se refiere al ex presidente de EE.UU. Franklin Roosevelt) lo hizo en 1933 por una depresión económica que ahora no tenemos. Pero es necesario que entendamos que si resolvemos algunos problemas que los santafesinos tenemos desde hace mucho tiempo, la provincia se puede erigir en la nave insignia del crecimiento nacional”, se entusiasma.

—¿Qué acuerdos hay que lograr para eso?

—La reforma constitucional, para que Rosario tenga su autonomía y Santa Fe la suya. Esto de meterla por ley es un parche. No puede ser que cuando gana uno, el otro se oponga y viceversa. Por eso, antes de la próxima elección, los candidatos deben firmar un documento público, comprometiéndose a hacer una convocatoria a los convencionales constituyentes que impulse la reforma y elaborar un núcleo de coincidencias básicas. Además, como segundo punto, debemos ponernos de acuerdo con el Estado que queremos y la plata que se necesita, teniendo en cuenta que hay que crear las mejores condiciones para que crezcan el campo, la industria y el comercio porque eso implica el crecimiento de la provincia. Pero todos ellos, sectores productivos, oficialismo y oposición, tienen que entender, sentados a una misma mesa, que hay que avanzar en el acuerdo fiscal que fracasó tres veces en esta gestión.

—¿Y el tercero?

—La seguridad, que debe transformarse en una verdadera política de Estado. Deben sentarse oficialismo y oposición y establecer una clara política conjunta que defina cuáles son las fuerzas que necesitamos y se aprueben los presupuestos entre todos. Hay que tener mucha firmeza para desmembrar definitivamente los focos de corrupción en la Policía y en la Justicia. No puede ser que la inseguridad se transforme en el tema de eventuales opositores contra un gobierno en épocas electorales, quien gobierna tiene la culpa de la inseguridad y quien es oposición tiene todas las recetas mágicas pero nunca las puede poner en práctica. La violencia en la ciudad involucra vidas humanas, es la vida de nuestros hijos. Si no entendemos que por la vida de nuestros hijos, oficialismo y oposición se tienen que poner de acuerdo en una política de Estado estamos lejos de la dignidad del hombre de la gestión pública.

El futuro político

Sus días, de frenética actividad, están detallados en una agenda “apretadísima”, según califican sus colaboradoras más cercanas. De todos modos, dedicó más de una hora para dialogar con El Litoral en la amplia sala de reuniones contigua a su despacho. En vibrador, su blackberry advirtió de varias llamadas. Pero sólo interrumpió la entrevista para atender a Ricardo Alfonsín, horas antes de su llegada a Santa Fe.

—¿Hoy usted está dividido entre su rol de intendente y el de posible candidato?

—Mi tiempo está absolutamente dedicado a la ciudad de Santa Fe. Entiendo que la gestión en los gobiernos locales no sólo tiene que abordar los problemas y soluciones del ejido urbano sino desde la metropolización, abarcando las regiones más cercanas pero también la gestión en red. Si voy de un lugar a otro no tiene que ver con una posible candidatura. Por cuestiones políticas, sólo fui un día a San Lorenzo a la reunión de dirigentes del radicalismo para abordar el debate electoral de 2011.

—Allí se definieron dos cuestiones clave...

—Ratificamos la pertenencia al Frente Progresista Cívico y Social porque fue una buena estrategia electoral en 2007 pero fundamentalmente es una buena estrategia para seguir transformando esta provincia. Se están produciendo cambios sustanciales y hay un antes y un después en la construcción de la política en la provincia: plan estratégico, participación ciudadana y descentralización en nodos. Y, por supuesto, analizamos de cara al 2011 cuáles eran las posibilidades del radicalismo y aspiramos a encabezar la fórmula para 2011. Pero dejamos abierto el diálogo porque todos los partidos que componen el frente tienen legítimas aspiraciones a plantear candidatos.

—¿Cuál es el punto actual de ese diálogo con el gobernador, teniendo en cuenta que el socialismo tiene tres candidatos firmes: Bonfatti, Giustinani y Lifschitz?

—Tengo un diálogo mano a mano con el gobernador y no hay secretos de ninguna naturaleza. Le planteé lo de San Lorenzo pero él quiere un candidato dentro de esos tres. La posibilidad del consenso no la podemos descartar hasta el último instante. Y si no, habrá elecciones internas, es un mecanismo apropiado y democrático donde la ciudadanía decide cuáles son los mejores candidatos que tiene que llevar el Frente.

—Desde lo personal, ¿tiene la convicción de ser candidato?

—Está la convicción de una construcción que defina al radicalismo y al Frente Progresista. Voy a trabajar en función de lo que se decida tanto en el ámbito partidario como en el del Frente. No puedo negar que la gran mayoría de los integrantes del radicalismo (como intendentes, presidentes de comuna y autoridades nacionales) me halagan cuando me plantean la posibilidad de una candidatura, y eso se da porque está bien vista la gestión en la ciudad de Santa Fe. No estoy negando lo que pasa, lo sé porque me lo dicen.

—¿Se siente parte de un grupo de nuevos dirigentes que podrían resucitar a la UCR?

—Me siento bien porque pertenezco a un partido que, efectivamente, tenía a la firma el certificado de defunción y con el paso del tiempo se dieron circunstancias que nos fueron acercando a la ciudadanía. Y no es producto de cuestiones aisladas: la gente está cansada de la prepotencia, de la falta de diálogo y del conflicto por el conflicto mismo. El radicalismo tiene historia y si algo tenía Raúl Alfonsín es que era un hombre siempre dispuesto a generar diálogo interno y con la oposición.

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¿Dividido? Enérgico e hiperactivo, llena con actividades todos los renglones de su agenda. Asegura que “está exclusivamente dedicado a la ciudad”. Aunque no define su candidatura a gobernador, ya recorre la provincia. Foto: Mauricio Garín

“La posibilidad del consenso no la podemos descartar hasta el último instante. Y si no, habrá elecciones internas, es un mecanismo apropiado y democrático”.

“Si no entendemos que por la vida de nuestros hijos, oficialismo y oposición se tienen que poner de acuerdo en una política de Estado estamos lejos de la dignidad del hombre de la gestión pública”.

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“Pertenezco a un partido que, efectivamente, tenía a la firma el certificado de defunción y con el paso del tiempo se dieron circunstancias que nos fueron acercando a la ciudadanía”.

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