Apuntes de política provincial

Río revuelto en el Frente

a.jpgb.jpg

Para Binner, el candidato es Antonio Bonfatti. Alfonsín apoyó la postulación de Mario Barletta. Foto:Mauricio Garín / Foto: Prensa UCR

 

Teresa Pandolfo

[email protected]

Ricardo Alfonsín concretó su postergada visita a la provincia con una agenda que comprendió a varias ciudades importantes, además de la capital y de Rosario. El dirigente radical, que muestra el perfil de componedor amable, no llegó en el mejor momento político para el Frente Progresista Cívico y Social.

Las conocidas declaraciones del gobernador respecto de Antonio Bonfatti como su delfín movieron el avispero de la coalición. Las aspiraciones del gobernador referidas a que Bonfatti continúe su gestión vienen de lejos, al igual que el convencimiento respecto de que su palabra vale más que cualquier determinación a tomar orgánicamente. Pero el ingrediente renovado fue la descalificación, ahora utilizada hasta con sus mismos compañeros de ruta y socios dentro de la coalición.

El radicalismo viene planteando internamente su intención de llegar con candidato propio a las elecciones primarias, que en la provincia, además, por ley son obligatorias y simultáneas para todos los partidos.

La idea se fue consolidando de a poco en el partido centenario: no es igual su posición de fuerza que en el año 2007. En aquel momento, el candidato natural en un esquema opositor al justicialismo lo encarnaba Hermes Binner. Ahora esta figura no aparece con la misma nitidez en la opinión pública. Dentro del socialismo, tres políticos de trayectoria aspiran a la primera magistratura: el senador nacional Rubén Giustiniani, Antonio Bonfatti y el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz. Unos son más conocidos que otros para la población de la provincia. Y en este esquema, el radicalismo propone a Mario Barletta, en tanto que el ARI, liderado por Elisa Carrió, postula al diputado nacional Carlos Comi.

La UCR mantuvo varias reuniones hasta definirse. La de San Lorenzo, concretada días atrás con representantes de las distintas líneas internas, determinó continuar dentro del Frente Progresista, pero poner en primer lugar de la fórmula a un radical. Esta decisión debe ser avalada con la Convención Provincial y se va por ese camino.

La declaración sanlorencina no habla de Mario Barletta, pero el intendente de Santa Fe ha ido sumando apoyos y sólo el nucleamiento interno MAR mantiene sus reservas. También el partido a nivel nacional es plenamente conocedor de los pasos que vienen dando los santafesinos y no ha condicionado la alternativa elegida, pese a que mantiene su intención de continuar en un frente con el socialismo.

Por eso, las declaraciones del mandatario no pueden tomarse como una “anécdota”, según fueron calificadas por el doctor Hugo Marcucci, presidente de la UCR-Santa Fe, en un intento de no llevar más leña al fuego.

La aspiración radical por la institucionalización del Frente, por la alternancia partidaria y por la definición de candidatos en las primarias forma parte de las reglas lógicas de una República, en la que es sustancial la vida de los partidos políticos.

Las expresiones del gobernador son comprensibles en lo personal: planteó un esquema de gestión para más de un período y no hay reelección en la provincia. Resulta lógico que desee que una persona de su equipo lo suceda; el doctor Bonfatti lo ha acompañado en gran parte de su vida pública en Rosario y es su jefe de Gabinete en el gobierno.

Pero, además de ser institucionalmente cuestionable su intención, tampoco es comprensible la descalificación a la que apeló el mandatario, al decir que los demás aspirantes no sabían nada de su gobierno y que cualquiera de ellos era como volver a primer grado. Esa actitud no es digna.

Con el intendente Lifschitz la relación ha sido menor en la ciudad capital, pero con el senador nacional Giustiniani la vinculación resulta permanente. Se podrá coincidir o no con sus ideas o con algunos de sus votos en el Senado, pero no se le puede negar que es un legislador “impecable” en cuando a su trabajo en la Cámara, además de ser el presidente del PS. A veces, pasa que creemos que la interna socialista es más benigna que la del peronismo: no es así, sólo tiene un menor grado de exposición pública.

Los dardos, ¿buscaron pegar más dentro del socialismo que al mismo Barletta? No hay una opinión unánime al respecto, pero dentro de la coalición hirió inútilmente a muchos.

Para cualquiera de los aspirantes nombrados imponer su nombre en la provincia costará mucho esfuerzo y dinero. La política ahora es así porque las campañas están altamente mediatizadas.

En el peronismo

En el justicialismo las decisiones a tomar son tan complejas como en las filas contrincantes. Muchos son los que aspiran a llegar a la Casa Gris, pero hacer camino propio está resultando una cuesta demasiado empinada. Quizás el único nombre instalado y que se mantiene para esa categoría de cargos sea el de Jorge Obeid. Otros, como Juan Carlos Mercier, Omar Perotti, Ricardo Spinozzi, Daniel Germano por el lado del antikirchnerismo, deberán armar estructuras propias en cada departamento con gran limitación de recursos.

En la vereda de enfrente, distinto es el caso de Agustín Rossi o el de Gustavo Marconatto, quienes, ubicados bajo el paraguas del kirchnerismo nacional, cuentan con apoyo político y económico del gobierno.

De una u otra forma, las figuras de Néstor Kirchner y de Carlos Reutemann condicionan todas las relaciones que se puedan ir entrelazando e, incluso, pueden llegar a cambiar el escenario en que se darán las primarias en Santa Fe. En el justicialismo se persigue disimular el desconcierto, pero, a medida que avanza el calendario, esto se hace menos posible.