Los 50 años de Diego Maradona


Medio siglo de vida repleto de triunfos, pasión y excesos

El fútbol lo llevó a ser quizás la persona más famosa del planeta. Fue campeón mundial con la Selección Argentina. Es idolatrado y odiado. Ahora pretende volver a dirigir.

Medio siglo de vida repleto de triunfos, pasión y excesos

La vida en imágenes. Sólo son algunas de las interminables imágenes de Maradona a lo largo de sus 50 años. Foto: EFE

 

Redacción de El Litoral

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EFE-Télam

Diego Armando Maradona cumple hoy 50 años y las páginas de su vida encarnan el libreto más ambicioso de una interminable novela dramática, con abundantes notas de color que reflejan perfecto su frenetismo prolongado en este medio siglo. Desde la pobreza en Villa Fiorito al máximo escalón del fútbol mundial, la vida del “Diez” produce sensaciones de las más diversas.

Tal vez este sea un momento triste para Diego tras haber perdido el cargo de seleccionador argentino que ocupó desde finales de 2008. Días después del Mundial de Sudáfrica 2010, en el cual Argentina terminó en el quinto puesto eliminada por Alemania en cuartos de final (4-0), la federación argentina (AFA) exigió a Maradona que diera de baja a sus más inmediatos colaboradores como condición para renovarle el contrato, lo cual no aceptó.

El “Pelusa” o “Pelusita” (otro de sus infinitos apodos) dio su primer paso hacia el estrellato el 20 de octubre de 1976, cuando debutó en la Primera División del fútbol de nuestro país con el Argentinos Juniors diez días antes de cumplir los 16 años.

Camino a la gloria

El pibe de Villa Fiorito, donde comer todos los días era poco menos que una hazaña, se convirtió rápidamente en Diego Armando Maradona, el astro del fútbol que asombró al mundo con sus genialidades en los campos de juego y sus desplantes al poder y que tuvo en vilo a millones de aficionados y admiradores con sus problemas con la droga. Varios títulos de campeón coronaron su carrera: en el Mundial Sub 20 de Japón 1979 con la Selección Argentina; en la Liga de su país con el Boca Juniors en 1981; en el Mundial de México 1986 con el Seleccionado Nacional y dos veces en la Liga de Italia, 1986-87 y 1989-90, con el Nápoles.

También fue campeón de la Copa del Rey con el Barcelona en la temporada 1982-83, y más tarde de la Copa de la Uefa y de la Copa de Italia con el Nápoles. Volvió a jugar en España con el Sevilla en los noventa y en su país vistió, en un período breve, la camiseta del Newell’s Old Boys. Sin haberse retirado como futbolista, fue entrenador de Racing de Avellaneda y Deportivo Mandiyú de Corrientes.

En 1993, cuando la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) celebró el centenario de la organización en el país, sus dirigentes determinaron que Maradona había sido el mejor futbolista argentino de la historia y le dieron un premio.

Un año después, la AFA dispuso retirarlo del Mundial de Estados Unidos 1994 tras el resultado positivo de un control antidopaje al que fue sometido en Boston al terminar el partido Argentina-Nigeria.

Esa misma entidad quiso en 2001 completar el reconocimiento que hizo en 1993 y retirar la camiseta número diez —con la cual estuvo identificado durante toda su carrera— de las Selecciones Nacionales, medida con la que Maradona dijo haber soñado alguna vez. Pero la Fifa se opuso.

El adiós

Maradona se retiró el 25 octubre de 1997 como jugador del Boca Juniors. Incluso, se sospechaba que había dado positivo otra vez. En ese cotejo salió reemplazado en un clásico con River por Juan Román Riquelme, quien durante varios años fue señalado como su sucesor en la Selección.

A principios de 2000 estuvo al borde de la muerte al sufrir una crisis cardíaca en la ciudad uruguaya de Punta del Este y vivió varios años en Cuba, donde se sometió sin rigor alguno a un tratamiento por su adicción a las drogas.

En aquellos tiempos, su vida fue un calvario, sometido por el consumo de drogas que redujo al mínimo su capacidad cardíaca y de resolución, y le llevó a la ruina económica.

Tocó fondo en 2004, cuando una recaída le dejó postrado en una clínica de Buenos Aires. Allí se reunieron multitudes para manifestar su idolatría por el futbolista más importante de la historia argentina. Posteriormente, él debió desmentir su supuesta muerte, anunciada por algunos medios de comunicación.

Con el paso del tiempo se recuperó, bajó de peso, fue el presentador de un exitoso programa de televisión, le pagaron fortunas por su participación en anuncios publicitarios y comenzó a jugar partidos amistosos de veteranos en el Showbol para el combinado albiceleste.

Desde finales de 2008 y hasta la culminación del Mundial de Sudáfrica fue el director técnico de la Selección Nacional. En la AFA se cansaron de él —y viceversa—, por sus polémicas y sus desplantes; le exigieron algo que Diego había avisado que no aceptaría y no le renovaron el contrato.

Al borde de la muerte

Diego Maradona, adicto a las drogas desde los años ochenta en los que triunfaba en Europa, detuvo su caída libre en 2005, cuando tocaba fondo, y decidió abrir otro capítulo en su vida.

Pesaba más de 120 kilos, su corazón pareció decir basta y todo indicaba que su supervivencia dependía de “la mano de Dios”.

Sus seguidores ponían flores frente a sus fotografías en el portal de la clínica en la que las multitudes lloraban y rezaban mientras los médicos controlaban, dentro, el respirador artificial que lo ayudaba a seguir en carrera.

El 2004, tras varios años de una aparente recuperación en Cuba, fue el peor de su vida. Tenía el partido casi perdido. De la clínica, con el corazón a un 40 por ciento de su capacidad, se fue una noche en la camioneta de un amigo, se alojó en una finca de los alrededores de Buenos Aires y se puso a jugar al golf. Sus familiares estaban desesperados y acudieron a la Justicia para que lo ingresaran en un hospital neuropsiquiátrico.

La cocaína lo había tumbado y muchos aduladores y oportunistas que lo siguieron como moscas en buena parte de su vida pública decidieron mirar para otro lado y apartarse de él. Su historia clínica era alarmante: hipertensión, problemas respiratorios, apnea del sueño, miocardiopatía dilatada, diabetes y función renal alterada.

De buenas a primeras, en 2005, volvió a escena. En marzo de ese año se instaló en Cartagena de Indias, Colombia, donde Luis Felipe Chaux y otros tres cirujanos le sometieron a un by pass gástrico para que rebajara al menos 40, y hasta 50 de los 121 kilos de peso que tenía en ese momento.

Luego lo premió el Senado de su país al destacarlo como ejemplo de lucha, recompuso su relación con sus hijas Dalma y Giannina, el Boca Juniors le ofreció un cargo que en la comisión de fútbol y la Asociación del Fútbol Argentino lo invitó a incorporarse a la Selección que iría al Mundial de Alemania 2006, lo cual finalmente rechazó en buenos términos y con palabras de agradecimiento.


El día que nunca se olvidará

El gol conocido como “la mano de Dios” pareció haber eclipsado al “gol del siglo XX”, ambos marcados por Diego Maradona en el mismo partido de Argentina ante Inglaterra en el Mundial de México 1986. Aquellos dos tantos quedaron como imágenes insuperables de la portada del álbum de los principales recuerdos futbolísticos maradonianos.

Todo ocurrió el 22 de junio de 1986, cuatro años y ocho días después de la capitulación argentina ante los ingleses en la guerra por las Islas Malvinas. Se jugaban 51 minutos del partido de los cuartos de final del segundo Mundial organizado por México cuando el “Pelusa” no encontró mejor manera de superar en un salto al gigante portero inglés Peter Shilton que estirar su brazo izquierdo para darle un puñetazo al balón.

Gol. ¿Gol? Sí, gol. Porque el árbitro tunecino Alí Bennaceur señaló el centro el campo y se mantuvo firme en su decisión de convalidarlo pese a las protestas de los jugadores dirigidos por Bobby Robson y a que estaba un poco aturdido y desorientado.

Hubo sorpresa, confusión. Delirio en un sector del estadio colmado por 114.000 personas e indignación en otros. Un gol ilícito quedó como muestra inigualable de la colección de transgresiones de una personalidad del deporte que desató por igual idolatría y rechazo.

Pero cuatro minutos después de aquel hecho insólito, el pibe de Fiorito mostraba al mundo su obra cumbre. El gol más bello de las competiciones por la Copa del Mundo.

La jugada duró diez segundos, en los que Maradona recorrió 60 metros con el balón dominado, eludió a seis jugadores ingleses y lo tocó suavemente ante la salida de Shilton. No fueron pocos los que aseguraron que aquel gol “blanqueaba” el anterior.

“Sufrí el gol más bonito que a uno le pueden hacer. Hasta lo sufrí como amante del gol que soy, porque debe ser el mejor de la historia de los Mundiales”, dijo al día siguiente el goleador inglés Gary Lineker.

“Hice toda la jugada para pasarte la pelota, pero me encerraron y no tuve otra alternativa que seguir”, le confesó Maradona a Jorge Valdano en el vestuario.

 

Los 50 años de Diego Maradona

 

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Dios los cría...

Y los cracks se juntan: Lionel Messi abraza a Diego, su espejo futbolístico y su técnico en el Mundial de Sudáfrica.

Foto: EFE


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1 / Pibe campeón

En 1979, Diego levantaba la Copa del Mundo con la Selección Argentina juvenil en Japón.

Foto: Archivo El Litoral

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2 / En estos pagos I

El “Pelusa” venía con Boca a jugar ante Unión. Al lado está Nery Pumpido, por entonces arquero tatengue.

Foto: Archivo El Litoral

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3 / En estos pagos II

Duelo de “10”: Maradona y Edgardo “Chiva” Di Meola, el eterno ídolo sabalero en un Colón-Argentinos de finales de los ‘70.

Foto: Archivo El Litoral

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Con la “sangre y luto”

Diego visitó el Cementerio de los Elefantes y se calzó la camiseta de Colón. Fue en agosto de 2008. Foto: Pablo Aguirre

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Con la “azul y oro”

Maradona hizo cosas inéditas jugando para Boca. Acá festeja un gol convertido a Ferro Carril Oeste, en su primer año en el club “xeneize” (1981).

Foto: Archivo El Litoral

 

Trayectoria

Argentinos. Debutó el 20 de octubre de 1976, en el comienzo del segundo tiempo ante Talleres (0-1). Jugó con esa camiseta hasta 1980. Fueron 166 partidos con 111 goles anotados. El estadio del club, reconstruido, tiene su nombre.

Boca. Apareció un 22 de febrero de 1981 contra Talleres. Su equipo ganó por 4-2 y marcó dos tantos. Se proclamó campeón del torneo Metropolitano de ese año. Jugó 40 partidos y anotó 28 goles. Regresó al club 14 años después, el 7 de octubre de 1995. El 25 de octubre de 1977 colgó los botines.

Barcelona. Su debut con un gol el 4 de septiembre de 1982 ante el Valencia, que ganó por 2-1. Conquistó la Copa de la Liga y la Copa del Rey. El 5 de mayo de 1984 se despidió con una derrota, contra Athletic de Bilbao, en la final de la Copa del Rey. Jugó 58 partidos y marcó 38 goles.

Nápoles. El 16 de septiembre de 1984 jugó por primera vez, contra Verona (1-3). En la temporada 1986-87, el equipo napolitano consiguió su primer scudetto y repitió el título en 1989-90. También ganó la Copa Italia de 1986-87, la Supercopa 90 y la Copa de la Uefa 1988-89. El 24 de marzo de 1991 se despidió con una derrota contra Sampdoria (1-4), partido en el que anotó el tanto de su equipo. Jugó 259 encuentros y marcó 115 goles.

Sevilla. Su estreno: 4 de octubre de 1992, ante el Athletic de Bilbao (1-2). Jugó 29 partidos y anotó 8 goles.

Newell’s. Comenzó el 10 de octubre de 1993. Jugó cinco partidos y no marcó goles.

Selección. Tenía 16 años en su primer partido con la Selección mayor, el 27 de febrero de 1977, contra Hungría, en la Bombonera (5-2). Fue campeón mundial en México 1986 y subcampeón en Italia 1990, con 21 partidos en cuatro mundiales. Jugó 91 encuentros y anotó 34 goles.