Mensajes de lucha y vida frente al cáncer de mama

María Constanza Castillo disfruta de los besos de María Chiara, su hija de dos años.

Mensajes de lucha y vida frente al cáncer de mama

En el mes de lucha contra el cáncer de mama se presentó,en Buenos Aires, un libro con historias de vida de mujeres que superaron la enfermedad. Transmiten esperanza a las pacientes recién diagnosticadas, a través de sus imágenes y relatos, para mostrar que se puede salir adelante.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. GENTILEZA CONSULTORA LLORENTE & CUENCA Y EL LITORAL.

 

Desde que sonó el teléfono, María Chiara -una nena de dos años- no dejó de marcar su presencia en aquella conversación entre su mamá, María Constanza Castillo, y una periodista de Santa Fe que “interrumpía” el momento que compartían.

“No la para nadie, es muy activa y tiene mucha energía”, justificó su mamá, mientras comenzaba a contar su historia de vida y explicar por qué esta “muñeca” la colma de alegría: le diagnosticaron cáncer de mama en enero de 2008, cuando tenía 35 años, justo cuando confirmaba que estaba esperando a su primera hija.

Unos meses antes, a su hermana María Paula también le habían detectado unos nódulos en las mamas. Por ser malignos, los médicos habían decidido sacarle las mamas y tratarla con quimioterapia. “Fue una noticia muy fuerte”, admitió pero reconoció que “la alegría de estar embarazada no me permitía darme cuenta de que los tres nódulos que tenía en la mama derecha podían ser algo malo. Me fui de vacaciones a Uruguay para contar la noticia de mi embarazo porque estaban ambas familias”, reconoció.

Y continuó: “Cuando volví me hice un control y, a pesar de que los nódulos no habían crecido, mi médico me dijo que iba a estar más tranquilo si me los sacaba. Mi preocupación pasaba porque no corriera riesgo el bebé. Estaba de 11 semanas cuando me operé. Era riesgoso pero mi médico, que es obstetra, ginecólogo y mastólogo, me guió muy bien”.

María Constanza, así como otras 25 mujeres que atravesaron esta enfermedad, contó los avatares que el destino le tenía previsto en su vida y cómo pudo sobrellevarlos con mucha entereza y fe, y gracias al apoyo y la contención de los que la quieren.

REFLEJOS DEL ALMA

El testimonio de María Constanza Castillo forma parte del libro fotográfico Reflejos del Alma, que fuera presentado recientemente en Buenos Aires, en el mes internacional de lucha contra el cáncer de mama.

La publicación fue idea de las asociaciones de pacientes Aciapo (Atención Comunitaria Integral al Paciente Oncológico), Apostar a la Vida, Lalcec (Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer) y Macma (Movimiento Ayuda Cáncer de Mama Argentina) y contó con el apoyo de Roche Argentina y el madrinazgo de la periodista Mónica Cahen D’Anvers.

En el libro, estas mujeres desnudaron sus historias y se abrieron ante la cámara para mostrar cómo impacta esta enfermedad y cómo supieron construir un camino -no siempre sencillo- hacia la salud , luego del diagnóstico y el tratamiento. Son historias sencillas en donde no faltan las emociones, la sorpresa, el miedo, el enojo, la confusión y el dolor, pero en las que se revela la importancia del amor, de la familia, de la vocación y, sobre todo, de la propia fortaleza, para salir adelante.

SALIR ADELANTE

A los 15 días de la biopsia de sus nódulos, María Constanza recibió otro golpe fuerte: tenía un cáncer muy agresivo y -como estaba embarazada- su tumor era hormonodependiente; esto significaba que iba a seguir creciendo porque las hormonas que hacían crecer al bebé hacían lo mismo con él. En dos días se decidió que le iban a sacar la mama derecha.

“Fue un impacto muy fuerte, pero siempre fui positiva y optimista, y nunca pensé que me iba a encontrar con un diagnóstico negativo. Fue muy fuerte escucharlo y con mi marido lloramos mucho. Mi médico estaba muy dolido, sobre todo porque estaba embarazada. Estaba muy preocupado por mi salud y la del bebé”, recordó.

María Constanza entró a su segunda operación “aceptando que iba a cambiar mi cuerpo, que ya estaba cambiando por el embarazo. Para la mujer, la femineidad y la imagen corporal tienen mucho que ver y te shockea perder un pecho. Es duro verte así pero, a pesar de todo, ponés a la vida en primer lugar. Después empecé a amigarme y reconocerme con este cuerpo”.

Afortunadamente, María Chiara seguía creciendo dentro de su panza saludablemente, según constataban con controles periódicos. Era su esperanza, su pulsión de vida. Sin embargo, María Constanza sabía que si le tenían que empezar un tratamiento debería adelantar el nacimiento de su hija.

“Pudimos esperar y María Chiara nació por cesárea el 11 de septiembre de 2008. No fue parto natural porque significaba una revolución hormonal, lo que tenía que evitar. Se aprovechó esa cesárea para criopreservar óvulos y tejido ovárico, por si tenía que hacer quimioterapia, que luego no necesité. Me serviría para poder tener un nuevo embarazo”, dijo orgullosa.

Y concluyó: “El embarazo fue muy lindo y feliz. María Chiara nació bien, aunque tampoco tuve oportunidad de darle de mamar por la cuestión hormonal. Ahí tuve que hacerme a la idea de que son cosas que te tocan y que tenía que ir bajando las expectativas. También pensaba que si no hubiera tenido leche tampoco le hubiera podido dar de mamar”.

INCERTIDUMBRE Y ESPERANZA

María Constanza explicó que, a pesar del cáncer de mama, “una es la misma de siempre, con una enfermedad que gracias a Dios tiene solución y que una segunda parte consiste en una reconstrucción mamaria. No es un paro cardíaco que no lo contás más o la pérdida de un brazo o un órgano vital. Hay que poner en perspectiva las cosas, aunque al principio ves que se te viene el mundo encima”.

El optimismo siempre estuvo presente en su estado de ánimo. “Desde el principio me propuse no preguntarme por qué me pasaba esto a mí, ya que ante todas las cosas buenas que me habían pasado no me pregunté por qué. Toca lo que nos toca y cada cual tiene lo suyo. Ante esta realidad uno dice: ésto es lo que me toca y pido fuerzas a Dios para seguir adelante”.

Y agregó algo muy importante: “Confieso que había una pulsión de vida que no sé si la hubiera tenido tan clara si no hubiera estado esperando un bebé, con toda la alegría, la emoción, la ilusión y la fuerza que te da. Quería estar bien para estar con mi bebé; quería que él sobreviviera, y hacer todo lo que fuera necesario para tener salud y seguir viviendo. Priorizamos eso, a pesar de que te ponés triste, te angustiás esperando, tenés incertidumbre sobre qué te vas a ir encontrando”.

DAR DE NUEVO

Como conclusión, María Constanza reflexionó junto a su pequeña María Chiara: “Fue un año muy bravo para toda nuestra familia (su papá falleció ese mismo año) y hubo mucho de repartir y dar de nuevo: mirar las cosas que tienen importancia, aferrarse a los afectos, no quedarse y hacerse problemas por pavadas. Agradezco todos los días por tener salud, por estar viva, porque mi nena esté sana, por tratar de formar la familia que siempre soñé con mi marido, por tratar de verla crecer y acompañarla”.

Y agregó algunos consejos: “No hay que quedarse en la desesperación de un diagnóstico de cáncer; ahora hay muchas posibilidades. Hay que confiar en el profesional y rodearse de gente que te ayude, que te sostenga. Venía con mucho estrés laboral y mucha angustia por cuestiones que no eran importantes en la vida, pero yo creía que sí. Y esto te ordena de otra forma. Es una segunda oportunidad para valorar las cosas importantes de la vida”.

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RETRIBUIR POR LO RECIBIDO

Después de superar su enfermedad, María Constanza Castillo comenzó a trabajar como voluntaria de Macma (Movimiento Ayuda Cáncer de Mama), una asociación sin fines de lucro formada por mujeres que han pasado por diagnósticos de cáncer de mama, y que conoció cuando estaba embarazada de cuatro meses.

Aporta desde lo que sabe: como es asesora de imagen, dicta talleres de maquillaje e imagen a las mujeres que hacen tratamiento de quimioterapia y pierden su pelo, actividad que se realiza a través de la Cámara Argentina de Perfumerías y Afines.

“Les vamos anticipando lo que les va a pasar y qué pueden hacer, como que van a perder las pestañas, lo que es señal de que la droga está dando resultado; que pueden prepararse una peluca o cortarse el pelo antes de empezar a hacer el tratamiento para hacerse una cortinita con su propio cabello y ponerlo con un sombrero o pañuelito; entre otras recomendaciones de salud y alimentación, además de entender por lo que están atravesando en su corazón”.

“Vamos a lugares donde están las enfermas oncológicas para dar estos talleres. Les entregamos un kit de productos cosméticos y también les enseñamos a pintarse las cejas cuando no tenés pelitos, cómo ponerse pañuelos o accesorios, las orientamos para maquillarse de manera que no se vean con la piel tan cenicienta, como cuando te estás haciendo la quimio”, concluyó.

NO TODAS SOMOS IGUALES

M.R.

Un diagnóstico de cáncer no es fácil de sobrellevar y el de mamas es -quizás- el que más nos afecta a las mujeres, por una cuestión estética y de femineidad.

Pero la vida nos enseña que no todos los cánceres de mama son iguales, que no todos tienen la misma agresividad, que no a todas las mujeres nos tienen que sacar las mamas, que no todas tenemos que pasar por el mismo tratamiento (rayos, quimioterapia, medicación) y que no todas vamos a morir por esta causa.

Tenemos que perderle el miedo al cáncer de mama -el tipo de tumor más frecuente, ya que se detectan 16.000 nuevos casos cada año en nuestro país, y es la primera causa de mortalidad oncológica femenina- pero, a la vez, tomar conciencia de que la detección precoz es fundamental para consultar tempranamente al médico y empezar el tratamiento adecuado.

En estadios iniciales, el cáncer de mama (que generalmente se presenta como un nódulo duro en la mama o la axila, indoloro) está limitado al tejido adiposo de la mama pero luego puede diseminarse a los tejidos subyacentes a la pared torácica (en esta etapa, se dice que está localmente avanzado) y a otras partes del cuerpo (lo que se conoce como metástasis).

Por eso, no tenemos que olvidar que hay dos exámenes de detección precoz que podemos realizarnos (incluso, pedirle a nuestro médico de cabecera que los indique) y que tiene suma importancia: la mamografía y/o ecografia mamaria y el autoexamen mamario.

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el libro compila historias de mujeres que muestran cómo supieron construir un camino hacia la salud.

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VIRAR EL TIMÓN

Marina Molina tiene 50 años y en marzo de este año comenzó su tratamiento de quimioterapia para terminar de ganarle la lucha al cáncer de mama que le habían diagnosticado. Su testimonio también está incluido en el libro Reflejos del Alma.

En diálogo con Nosotros, opinó que “el cáncer, en general, te cambia un poco la forma de pensar, de pensar en uno mismo y replantear algunas cosas que siempre te gustaron”. Esta circunstancia de su vida fue el puntapié que la hizo decidirse por terminar la carrera de chef que en algún momento había empezado, y dedicarse a esta profesión.

“Ya hice algunos eventos y un pequeño trabajo de delivery, todo mientras el tratamiento me lo permitía porque no todos los días estás con todas las pilas puestas. Ésto me dio un empuje muy importante. Como hace unos días terminé mi tratamiento le voy a poner más pilas porque estoy mejor. La idea es seguir con eventos y empezar a meterme más en el tema, como armar una página en Internet y empezar a trabajar a full”, contó.

Hace 5 años, Marina había sido operada de cáncer en su mama derecha, “adonde tenía un cáncer in situ, menos complicado que este segundo, adonde tuve un tumor más grande y algo más agresivo”, explicó. Y agregó: “Fueron dos golpes duros para mí porque perder las dos mamas no fue algo sencillo. Tuve un trabajo psicológico muy importante y me centré en mí, en salir adelante y ponerle pilas a la cosa, pensando en que iba a salir todo bien”.

Al igual que María Constanza, el amor de su esposo y su familia le sirvieron para salir adelante porque “lo fundamental es sentirse acompañada en todo ésto”. Y dejó una recomendación para todas las mujeres: “No dejen de hacerse los controles nunca. Es la única prevención que existe para poder detectar tempranamente la enfermedad. Si esto ocurre se va a poder tratar y la posibilidad de sobrevida es muy grande. Esto es distinto a lo que yo pensaba cuando tuve mi diagnóstico: la palabra cáncer fue siempre una cosa muy dura y terrible para mí. Mi testimonio es que se puede seguir adelante, se puede luchar, se la puede pelear, que todo es posible; éste es mi mensaje”.

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La mamografía es uno de los estudios de detección precoz del cáncer de mama.

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TORSOS DESNUDOS

Ciudades de todo el mundo se suman a la conmemoración de la Semana Mundial de Lucha contra el Cáncer de Mamas. En Puerto Madero y sobre el Puente de la Mujer, que se iluminó de rosa, se realiza la exposición “Torsos desnudos contra el cáncer de mama”. Gabriela Pertovt, artista plástica de nuestra ciudad, fue invitada a participar en la muestra, que se extenderá hasta el 7 de noviembre.

La iniciativa apunta a concientizar sobre la importancia de la prevención de esta enfermedad y es encarada por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec), con la colaboración de la Embajada de Holanda.

Los torsos intervenidos por 28 artistas -entre los que se cuentan, además de la santafesina, a Clorindo Testa, Diego Perrota, Carlos Paez Vilaró (de Uruguay)- son expuestos en la plaza Reina de Holanda y sobre el mencionado Puente de la Mujer.

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Marina Molina decidió seguir su carrera de chef en pleno tratamiento.