Juanetes: ¿cuestión estética o médica?

El juanete es doloroso por la inflamación de la piel que queda entre medio del sobrehueso y el calzado.

Juanetes: ¿cuestión estética o médica?

La deformación del dedo gordo del pie, más conocido como juanete, provoca malestar y vergüenza, además de dolor, a muchas mujeres que la padecen. Un especialista aseguró que la cirugía es la solución a este problema.

TEXTOS. revista nosotros. FOTOS. FLAVIO RAINA Y EL LITORAL

 

Muchas personas tienen vergüenza de mostrar algunas partes del cuerpo por presentar alguna cuestión estética o funcional que las incomoda. Los juanetes -una deformación del dedo gordo de los pies- es uno de estos problemas y afecta, generalmente, a mujeres, lo que suma preocupación y malestar.

En este caso, el problema pasa porque es tanto una cuestión estética como médica (por el dolor que les produce) lo que hace que ellas consulten al especialista. Necesitan encontrar una solución porque -además- no se sienten cómodas al usar zapatos abiertos (sandalias) ya que exhiben el dedo desviado, el calzado se deforma por esta causa o cuesta encontrar aquél que sea cómodo y elegante.

Nosotros consultó sobre este tema al Dr. Néstor Natiello, especialista en enfermedades de los pies y actual presidente de la Federación Argentina de Asociaciones de Ortopedia y Traumatología para el Ejercicio Profesional, quien estuvo en nuestra ciudad participando en las Jornadas de Traumatología realizadas en el Colegio de Médicos.

“Se trata de una de las dos enfermedades prevalentes de los pies más frecuentes, que técnicamente se llama Hallux valgus. Es una preocupación de las mujeres porque es mucho más común en ellas que en los hombres y porque suele ser bilateral, es decir, en ambos pies”, precisó.

Definió al juanete como “una prominencia ósea en la base del dedo gordo que, por el roce con el calzado, produce la inflamación de la piel que está en el medio”; pero aclaró que esto surge como consecuencia de “la desviación del hueso interno del empeine (primer metatarsiano) favoreciendo que el dedo gordo se vaya desplazando hacia afuera hasta montarse, por arriba o por debajo, al segundo dedo. El juanete incluye el sobrehueso del lado interno del pie y la desviación del dedo gordo hacia afuera, que va aumentando de manera progresiva”.

Por otra parte, aseguró que “es doloroso por la inflamación de la piel que queda entre medio del hueso (o sobrehueso) y el calzado. Pero otro de los dolores se produce en la parte anterior de la planta del pie, que también es motivo de consulta de las mujeres. Ocurre porque este primer rayo interno deja de cumplir su función de descarga del peso del cuerpo y se lo transmite a los vecinos. Los otros, al estar sobrecargados de trabajo, se quejan con lo que saben hacer: doler”.

En este sentido, agregó que “este dedo -además de doler- se convierte en martillo, que es otro de los dolores de cabeza de las mujeres. Ese dedo martillo, al producirse esta deformación, roza con la capellada del zapato y produce un callito doloroso. El zapato es, además, habitualmente más pequeño que el pie de la mujer”.

GENÉTICA MANDA

Consultado respecto de la causa de esta patología, aclaró que “durante mucho tiempo se le echó la culpa al calzado hasta que se estudiaron poblaciones que jamás habían estado calzadas, en las que también se descubrieron juanetes. Entonces, se empezó a buscar otra explicación en los antecedentes familiares. La preponderancia del factor hereditario fue tomando cada vez más importancia y se considera que hay transmisión genética, que se denomina de penetración incompleta. Esto significa que no es obligatorio que una madre que tiene juanetes origine una hija que tenga juanetes, pero es muy probable”.

Por este motivo, planteó que “la enfermedad se puede presentar a cualquier edad por su origen genético; de ahí vienen la intensidad, la velocidad con la que se va a producir y el momento en el que va a aparecer. Es como la calvicie en los hombres. Los casos más frecuentes se presentan en la edad media de la vida, entre 30 y 50 años, aproximadamente. pero también hay juanetes tardíos, después de los 50 años o en niños, poco frecuentes”.

El dolor y la cuestión estética son los motivos por los cuales las mujeres consultan al especialista y, en todos los casos, la cirugía es lo indicado para tratar el juanete. “Antes éramos reacios a operar pies por cuestiones estéticas pero hoy en día se justifica hacer una cirugía para que las mujeres no tengan que pasar el verano en la playa escondiendo los pies en la arena o para que pueden volver a usar el calzado que quieran, que no tenga que ser más grande (porque el juanete ensancha la parte anterior del pie), que muchas veces no consiguen”.

En este sentido, aclaró que “restablecer el eje de los elementos constitutivos del rayo no significa que el paciente vuelva a tener un pie normal. Somos cirujanos y no magos o dioses. La expectativa debe ser: un eje corregido con una buena función”.

La preponderancia del factor hereditario fue tomando cada vez más importancia y se considera que hay transmisión genética. Esto significa que no es obligatorio que una madre que tiene juanetes origine una hija que tenga juanetes, pero es muy probable.

+datos UN MITO

La forma en que gastamos los zapatos es un mito, planteó el profesional de Buenos Aires. Y se explayó: “Normalmente, los tacos de los zapatos deben gastarse en la parte posterior y externa porque cuando damos el paso (cuando se produce el choque del talón contra el piso, al terminar el balanceo del pie que se está moviendo antes de hacer el apoyo) la pierna está en rotación externa. Por lo tanto, el primer punto de impacto, el que va a absorber la mayor cantidad de energía, es la parte posteroexterna del talón, la que más se gasta”.

Y aclaró: “No es sinónimo de pie plano sino de normalidad. Al contrario, cuando lo que se gasta es la parte media del talón o interna sí estamos hablando de una alteración del eje de rotación de la pierna, está rotada hacia adentro”.

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La cirugía correctiva permite que las mujeres no tengan que pasar el verano en la playa escondiendo los pies en la arena o que vuelvan a usar el calzado que quieran.

PELIGRO, TACOS ALTOS

“El segundo motivo de consulta después del juanete es el dolor en la parte anterior de la planta del pie, que se denomina metatarsalgia”, admitió el Dr. Natiello.

Y reseñó: “Había mucha controversia en relación a la causa: inicialmente se le echó la culpa al calzado de taco alto. Los maestros clásicos aplicaban a este componente una teoría de la física que se conoce como el paralelogramo de la fuerza. A medida que aumenta la altura del taco es mayor la cantidad de peso que se descarga en la parte anterior. Pero elementos de diagnóstico de tipo electrónico permitieron descubrir que, en realidad, esta traslación no se produce”

Entonces -continuó- empezó a disminuir la importancia de la altura del taco en relación con esta tesis de la metatarsalgia y se sumó el valor estadístico: la cantidad de mujeres que usan calzado de taco alto es mucho mayor que las que tienen dolor en el metatarso. Entonces, no cerraba la ecuación desde el punto de vista estadístico”.

Y concluyó: “Hoy en día pensamos que un taco entre 3 y 5 centímetros de ninguna manera es perjudicial como calzado de uso habitual; de 5 a 7 centímetros no es perjudicial en un calzado ocasional, de fiesta, y de más de 7 centímetros no puede ser cómodo, más allá de lo que opinan las mujeres cuando lo usan”.

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PIE PLANO, OTRO PROBLEMA

El pie plano es la segunda causa de consulta al traumatólogo después de los juanetes. Se trata de “una afección que se presenta con mucha más frecuencia de la que se piensa y que es subdiagnosticada”, aclaró el Dr. Natiello.

Tras aclarar que “todos los niños nacen sin arco interno del pie, con la planta chata”, precisó que “el pie plano, más que el descenso del arco interno, es la caída del pie hacia adentro. Es una posición que éste adopta en donde los talones se separan para afuera y el pie gira hacia adentro. Puede o no estar acompañado de un aplanamiento de la bóveda”.

Por este motivo, aclaró que “para diagnosticar un pie plano precozmente conviene no dejarse llevar por la altura de la bóveda o por la imagen que éste puede producir en una pedigrafía, sino ver cómo está el eje del talón con respecto a la pierna. Esto es mucho más certero para evitar confusiones, porque hay pie planos que no están aplanados”.

Consultado en relación a cuándo conviene hacer la consulta con el traumatólogo para ver si un niño tiene pie plano, explicó que “es frecuente escuchar el consejo del pediatra que posterga para los 2 años y medio o 3 años esa primera consulta, para cuando se retiren los pañales o para cuando el chico deambule o camine bien. Pero debería hacerse un control precozmente cuando el chico empieza a caminar, alrededor de los 18 meses, con el traumatólogo, para ver cómo se va desarrollando la marcha. El especialista verá si tiene tendencia al pie plano y adoptará las medidas de profilaxis adecuadas”.

Y agregó: “Cuanto antes se empiece el tratamiento ortopédico mejor será el resultado; es una inversión a largo plazo. El tipo de tratamiento dependerá de la intensidad con la que se manifiesta en ese momento el pie plano, que también es una afección evolutiva. A veces es suficiente con algunas pequeñas cuñas en el calzado, algún dispositivo interno o las famosas plantillas, cuando se considere necesario”.

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El Dr. Néstor Natiello es especialista en enfermedades de los pies.