Ellas según ellos; ellos según ellas

Ellas según ellos; ellos según ellas

Somos todos iguales y somos todos distintos, pero cuando interactúan en una pareja los comentarios o las miradas admirativas hacia un tercero, he descubierto -un poquitito tardíamente- que ellas no se la bancan. Y nosotros tampoco, bah...

TEXTO. NÉSTOR FENOGLIO. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI.

 

Yo no sé si por error o por inquina o por inmensa o ingenua apertura mental, llegó a mi máquina un mail con fotos de un tal Saki Rouva, un modelo griego de 36 años que fue elegido -no aclaran por quién- el hombre más bello del mundo. El mail me lo envía...mi mujer, con lo cual debo prefigurar que a ella le gusta ese tipo (que además es diez años más joven que yo: es jodido que la mujer que amás y te ama te diga de prepo viejo y feo, en un solo acto, y por mail) y que debe conformarse con esta piltrafa que tiene. Lo ideal versus lo real; el paraíso versus este cotidiano valle de lágrimas.

Más allá de admitir que el vago está lindo, más allá también del impacto sicológico que me provoque -una implosión, una secreta explosión en mi corazón que irá luego royendo y tragando el resto de mi dolorido cuerpo que sólo sostendrá, oh, la impasible máscara externa ante el resto de los mortales que no advertirán la magnitud de mi drama, así se los digo, mis chiquitas-, quiero aprovechar la ocasión para referirme a un tema espinoso, porque tiene que ver con celos y con la diferente -creo yo- percepción que tenemos varones y mujeres sobre el tema.

Voy a ser terminante: probablemente exista alguna excepción, pero no conozco ninguna mujer que se quede impasible o hasta celebre y comparta la apreciación de su pareja cuando elogia a otra mujer. Voy a dar un ejemplo: si cualquier hombre comparte con su mujer una película y él comenta “qué linda” o “qué buena” o peor “qué fuerte” que está esa actriz, de inmediato recibirá un pellizcón por lo menos, un comentario ácido después, el retiro de la mano masculina que reposaba cariñosamente en su hombro y, casi seguro, hasta una discusión y enojo por varios días y -si tenías la peregrina idea de...- olvidate...

Porque el “qué linda” puede sonar a apreciación estética, el “qué buena” adjetiva un poquito más -porque aporta lo gustativo, algo que un troglodita feroz macho alfa de la manada querría comer- y el “qué fuerte” ya aporta connotaciones estéticas y de prestaciones que impactan por oposición o por magnificación en tu propia pareja. Intolerable.

Ellas no aceptarán jamás comentarios de ese tipo, por más que se trate de una actriz de Estados Unidos que además ya murió o está muy vieja. Ellas creen que vos no hacés un comentario inocente, sino que las estás calificando a ellas.

Denuncia pública internacional: ellas en cambio cuando lo miran a Saki Rouva, a Brad Pitt o al que fuera, dicen muy sueltas de cuerpo: “Qué lindo tipo” o “papito” u otro comentario con la secreta complacencia y seguridad de que ellas sí lo dicen inocentemente y sin carga erótica alguna.

Así es que si nosotros lo decimos, somos unos babosos, calentones y cretinos; pero si ellas lo dicen (tontito, te pusiste celoso) son inocentes, castas y aprecian la belleza masculina como quien puede apreciar un cuadro o un atardecer. Y además de colocarnos unilateralmente en un rol y en un lugar que no sé si merecemos, sin opción a réplica (todo lo que digas de ahí en más, es para embarrarla), nos endilgan una materialidad monotemática -o bitemática, si la actriz está bien provista, en fin, allí- y se auto regalan un platonismo a ultranza de difícil asunción y comprobación en la práctica, del cual además, eso juran, nosotros somos incapaces de practicar.

Si además, la situación opera con seres reales, de carne y hueso, gente con la que nos cruzamos en la calle, la cosa se complica hasta la pelea misma, de impredecibles consecuencias.

Dos o tres cosas te voy a decir, Carito y todas las caritos del mundo en nombre de todos los néstores del mundo: no me molesta que mires y admires al Saki Ruova ese (porque de verdad está bueno, el guacho), no tanto porque esté lejos y resulte inalcanzable, sino porque ¡a quién le ganó ese cretino al que le voy a bajar todos los dientes, tiene mal aliento, la tiene re chiquita y seguro no le funciona!