Santa Fe y Entre Ríos en una causa americana

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Bahía y cerro de Montevideo (1900). Vista clásica de la ciudad que había alojado a los unitarios emigrados. FOTO: AGPSF. Banco Florián Paucke.

Carlos Eduardo Pauli (*)

Cuando Francia declara el bloqueo a la Confederación Argentina en 1838, se abre un período de inestabilidad política en la región del Plata. El 15 de junio muere el Brigadier López. Ese mismo día el presidente legal de la República Oriental del Uruguay, es vencido en la batalla de El Palmar, por Fructuoso Rivera, quien contaba con el apoyo de Francia y los unitarios argentinos emigrados. Desplazado del gobierno oriental, Oribe tendrá el apoyo de Rosas y los federales argentinos, para quienes seguía siendo la autoridad legítima de la Banda Oriental. Esta crisis política termina en 1842, cuando asume como gobernador de la provincia el Gral. y Dr. Pascual Echagüe, quien antes lo había sido de Entre Ríos. El derrotado Juan Pablo López se refugia en Corrientes, para desde allí unirse a la causa de los emigrados unitarios y colorados orientales, que luchaban para lograr la caída de Rosas.

El apoyo que el Gral. Manuel Oribe dio a la consolidación del poder federal, determina que, en retribución, la provincia de Santa Fe apoyara al jefe oriental en su intento por recuperar el poder, ahora en manos del usurpador Rivera. Detrás de éste estaban los intereses de Francia, que no escatimaba francos para armar ejércitos “libertadores” que ayudaran a cumplir los objetivos de su política internacional.

A mediados de 1842 Oribe, desde Paraná, empieza a organizar las fuerzas militares con las que pensaba retornar a su patria a recuperar el poder. Comienza entonces una nutrida correspondencia entre el jefe de los orientales y Echagüe, donde abundan los pedidos a Santa Fe. En especial se destaca la importancia del pago de Rincón, pues éste fue el lugar usado como embarcadero de las tropas que llegaban desde otros puntos de la Confederación, para incorporarse al ejército como refuerzos. Por allí cruzaron las caballadas hacia Paraná, sus maderas sirvieron para la reparación de las carretas y hasta las sabrosas sandías rinconeras fueron preciado alimento del ejército federal. También fueron rinconeros algunos instructores, como lo expresaba la comunicación en la que le dice al gobernador de Santa Fe: “Pido que me mande un oficial y dos sargentos para que se empleen en la instrucción del batallón entrerriano”.

Las andanzas de Almirante Brown

La escuadrilla de José Garibaldi, que apoyaba a los unitarios, había forzado el paso de Martín García y se dirigía a Paraná. El 10 de julio de 1842 Oribe le pide a Echagüe que la hostilice desde la costa santafesina, “pues es bueno que desde los buques del salvaje pardejón Rivera, los haga Ud. seguir para evitar que desembarquen algunos hombres a adquirir noticias u otros objetos”. Detrás de ellos venía el glorioso almirante Brown, reincorporado al servicio activo para luchar por la Confederación Argentina. El abastecimiento de la flota del almirante, va a requerir el aporte santafesino. En tono imperativo sigue el intercambio de notas, como ésta: “Sé que en esa ciudad hay galleta, tómela Ud. toda y remítala al instante después que la compre, si hay algún arroz hágame el gusto de comprarlo, pues todo es urgente para la escuadra del Sr. Gral. Brown”.

El esfuerzo santafesino no fue estéril. La escuadra del almirante Brown venció categóricamente a la de Garibaldi en Costa Brava, cerca de Esquina, provincia de Corrientes. El 17 de agosto se conoce la noticia en Santa Fe, en un parte que consigna de modo escueto que “la escuadra de la Confederación ha triunfado completamente..”

Días después, otra comunicación da cuenta de que indios y cristianos que pertenecían a las tropas del derrotado Juan Pablo López, vuelven de Corrientes en retirada, a sus pagos.

El gobierno santafesino inicia tratativas de paz con los caciques Pedrito y Naviquin para encauzar a los que habían participado en las pasadas acciones.

A Manuel Oribe le quedaba el camino libre para volver a su tierra oriental.

El 6 de diciembre de 1842, en el paraje denominado Arroyo Grande, cerca del actual San Salvador (Entre Ríos), vence categóricamente a Rivera y sus aliados.

No fue una batalla más, sino que fue una victoria trascendente para el “sistema americano”, que propiciaba el encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina y tenía el apoyo de los gobernadores federales. Por eso fue celebrada en toda nuestra provincia con gran júbilo. Así, desde la entonces Villa del Rosario, el comandante Agustín Fernández, comunica al gobernador que, ni bien le llegó la noticia, a las 2 de la mañana, “celebraron con el mayor regocijo por innumerables voladores que hacía incendiar”. También San Jerónimo del Sauce se plegó al festejo. Don Silverio Bravo, comandante del lugar, le informa a Echagüe que llegada la noticia “mandé embanderar todo este pueblo, y fue tal el júbilo de este vecindario que en el momento se agolpó en esta comandancia a demostrar su alegría”.

En la capital de la provincia, el gobernador. Echagüe autorizó el gasto de 16 ps y 4 reales “para pagar seis docenas de voladores que se han comprado para las fiestas cívicas que se han hecho por el glorioso triunfo de nuestras armas contra los restos de los salvajes en los campos del Arroyo Grande”. También se celebró una misa de acción de gracias, presidida por el “señor cura excusador Dn. Miguel Vidal”.

En los campos de Arroyo Grande quedó sepultada la separatista “Federación del Uruguay”, que alentaba a la diplomacia franco-inglesa y a sus aliados unitarios.

Oribe pudo iniciar así el llamado “Sitio Grande de Montevideo”, heroica epopeya que se prolongó casi una década, hasta la caída de Rosas.

Santafesinos, rinconeros, entrerrianos y orientales combatieron juntos para tratar de recrear aquella Patria Grande, sueño compartido de Artigas, Bolívar y San Martín.

Por eso en Santa Fe se vivió este triunfo como propio. Dicen que en muchas casas santafesinas, en aquella Navidad de 1842, ondeó la bandera tricolor. La de los Pueblos Libres.

Bibliografía consultada

- Rosa, José María; Historia Argentina; t. IV; pp. 353; Bs.As.,1965.

- Gianello, Leoncio; Historia de Santa Fe: pp. 282; Bs.As., 1978.

- Pezzarini, Heriberto María; Batalla de Arroyo Grande;; pp. 66; Santa Fe, 1976.

- Archivo Histórico Provincial de Santa Fe; Gobierno; t.9 ( en este tomo está la correspondencia de Manuel Oribe a Echagüe, así como la de los comandantes que citamos en el texto).

(*) Profesor de Historia. Miembro de Número de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe.

se destaca la importancia del pago de Rincón, pues éste fue el lugar usado como embarcadero de las tropas que llegaban desde otros puntos de la Confederación.