Pascual Echagüe

Dos provincias y un gobernador

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Fotografía que reproduce el retrato al óleo del entonces coronel Pascual Echagüe, obra de Carlos Enrique Pellegrini.

Alejandro A. Damianovich (*)

Habría que ponerse a revisar con mucha prolijidad la historia argentina para comprobar si existe otro caso similar al de Pascual Echagüe, que fue gobernador de dos provincias. Viene a la mente el nombre de José María Paz, que fue por poco tiempo gobernador de Córdoba (1829-1831) y, muy fugazmente, gobernador de Entre Ríos en 1842.

Pero el caso de Don Pascual es muy llamativo, porque gobernó primero Entre Ríos entre 1832 y 1841, para pasar después a dirigir su provincia natal, Santa Fe, desde 1842 a 1851. Es decir que, por casi veinte años, fue mandatario en forma casi ininterrumpida en la región del Litoral. Lo más llamativo es que quien se mantuviera en tan relevante posición política durante tanto tiempo no contó, como López en Santa Fe o Urquiza en Entre Ríos, con un poder propio. Fue promocionado al gobierno de Entre Ríos por Estanislao López en 1832 y, cuando tomó distancia de éste, hacia 1836, se sostuvo con el apoyo de Juan Manuel de Rosas.

El hombre fuerte de Buenos Aires fue quien lo llevó a la gobernación de Santa Fe después de mandarlo con tropas suficientes como para deponer a su nuevo enemigo, don Juan Pablo López, cuando aún se disputaba la sucesión política de Estanislao López, fallecido en junio de 1838. Todavía habría de tener Echagüe oportunidad de gobernar una tercera provincia en 1859, cuando actuó como interventor nacional en Mendoza, designado por el gobierno de la Confederación.

La figura de Echagüe reunía elementos que por entonces se ponderaban en un gobernador. Era doctor en Teología graduado en Córdoba, militar formado en la guerra contra Lavalle y Paz, burócrata de gabinete en el despacho de López, al que representó más de una vez como gobernador delegado, legislador y miembro de la élite tradicional santafesina que entroncaba sus raíces con lo más selecto de la aristocracia colonial.

Fue descripto por sus contemporáneos como un hombre moderado y mereció menciones elogiosas de Sarmiento, del General Paz, su adversario en Caaguazú, y de Garibaldi, quien fue su prisionero. Rosas le aplicó el mote de “Badana” en referencia a su lenidad, que contrastaba con las prácticas violentas de hombres tan notorios como el mismo Rosas, Oribe, Urquiza o Quiroga.

Pero había en don Pascual cierto halo de autoridad con el que impuso sus medidas de gobierno y obtuvo un considerable respeto entre entrerrianos y santafesinos. Teniendo en cuenta su tiempo y sus circunstancias, la obra administrativa de Echagüe en Entre Ríos fue progresista. Saneó las finanzas, mejoró la recaudación fiscal, fomentó la educación, tomó medidas aduaneras en concordancia con la ley de Rosas, fundó las ciudades de La Paz y Diamante, habilitó el puerto de Concordia, diseñó la bandera provincial, practicó reformas al Estatuto de la provincia, reorganizó la Justicia y las comandancias militares, instaló una imprenta y propició la edición de libros y periódicos.

Al principio de su mandato, discrepó con Rosas en cuanto al modelo de país que procuró hacer realidad. Echagüe, como López y Urquiza, propiciaba el proyecto federal constitucionalista. Esperaba que el país se diera una Constitución en el corto plazo y que se constituyera un gobierno nacional. Estas ideas chocaban con el proyecto de Rosas que estaba dirigido a consolidar el vínculo confederal, donde las provincias se mantendrían como Estados soberanos aliados entre sí, sin la presencia de un Estado nacional que las contuviera.

A raíz de estas diferencias, Echagüe debió enfrentar las presiones de Rosas hacia 1836, en momentos en que se producía su distanciamiento con Estanislao López, que fue fomentado por los ministros de ambos gobernadores, Carriego, en Entre Ríos, y Cullen, en Santa Fe. El resultado fue que Rosas salió favorecido y Echagüe debió allanarse frente a las ideas del gobernador porteño.

Estas definiciones políticas fueron oportunas porque el 15 de junio de 1838 se desequilibraron las relaciones de poder en el Litoral al producirse el fallecimiento de Estanislao López, en pleno bloqueo francés al puerto de Buenos Aires. Complicaba la situación la caída del presidente Oribe en Uruguay, que pasó a Buenos Aires protegido por Rosas, y el ascenso al poder de Fructuoso Rivera. En este contexto se produjo la ruptura de Corrientes, que se pronunció contra Rosas levantándose en armas, por lo que Pascual Echagüe inició una serie de acciones militares que no se interrumpieron hasta que fue vencido en Caaguazú por el General Paz el 29 de noviembre de 1841. Durante casi tres años de guerra, Echagüe derrotó primero a Berón de Astrada en Pago Largo en 1839, pasó después al Uruguay y se enfrentó con Rivera en Cagancha, sin resultado definido, y regresó para confrontar con Lavalle en Don Cristóbal y Sauce Grande, sin poder impedir que cruzara Entre Ríos en su marcha hacia Buenos Aires.

Al pasar a gobernar la provincia de Santa Fe, después de vencer a Juan Pablo López, Echagüe procuró no fomentar los enfrentamientos y propició la amnistía política. Continuó aplicando medidas progresistas en materia educativa y cultural, para lo que fundó una biblioteca, un establecimiento de educación preparatoria y varios periódicos que contaron con protección oficial. En tales emprendimientos participó Marcos Sastre. Tuvo que rechazar una invasión de Juan Pablo López en 1845 y ese mismo año coordinó con Rosas las acciones defensivas contra la flota anglofrancesa que produjeron los combates de la Vuelta de Obligado y de la Vuelta del Quebracho, este último en la ribera santafesina.

Después del Pronunciamiento de Urquiza en 1851, y cuando avanzaba el Ejército Grande, Echagüe se dirigió a Buenos Aires con muy pocos hombres. Acompañó a Rosas al destierro y, luego de recorrer parte de Europa, regresó en 1854 convocado por el presidente Urquiza. Durante su ausencia, su familia se había instalado en Paraná, ya que en Santa Fe sus bienes estuvieron bajo embargo hasta 1857.

Radicado nuevamente en Entre Ríos, Echagüe formó parte del Congreso de la Confederación como senador por Catamarca hasta 1861. Fue además, como queda dicho, interventor en Mendoza en 1859, convencional constituyente por La Rioja en 1860 y senador por Santa Fe cuando, paralelamente, se desempeñaba como ministro de Guerra del presidente Derqui, en el momento de la crisis consecuente de la batalla de Pavón.

Los vínculos de Pascual Echagüe con la provincia de Entre Ríos fueron muy sólidos y se prolongaron después de su mandato. Al regreso del exilio hizo de Paraná su residencia permanente, aunque, después de Pavón, vivió parte de su retiro en su estancia San Gabriel, en el departamento La Paz, donde falleció en julio de 1867. Sus restos fueron sepultados en la ciudad de Paraná, donde se encuentran actualmente. Su hija Rosa se radicó en Santa Fe, casada con el Dr. Pedro Lucas Funes, y su único hijo varón, Leonidas, que había nacido en Entre Ríos, permaneció en su provincia, de la que fue dos veces gobernador entre 1871 y 1875 y entre 1899 y 1903.

BIBLIOGRAFÍA

- DAMIANOVICH, Alejandro, “La década de Pascual Echagüe (1838-1852)”, en: Nueva Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe, Ediciones Sudamerica-Santa Fe, Santa Fe, 1991, t. I, p.p. 223-229.

- FUNES, José María, “Cultura, progreso y tolerancia durante las guerras del Litoral”, en: Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos, Nº 28, Santa Fe, 1963, p. 122 y ss.

- BOSCH, Beatriz, “Historia de Entre Ríos”, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978.

(*) Docente e investigador. Miembro de la Junta Provincial de Estudios Históricos y Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia.

Versos dedicados a Echagüe por Urquiza.jpg

Poema dedicado a Pascual Echagüe por el Gral. Justo J. de Urquiza. Impreso de época dado a conocer por José María Funes en su trabajo “¿Versos de Urquiza?”.

Había en don Pascual cierto halo de autoridad con el que impuso sus medidas de gobierno y obtuvo un considerable respeto entre entrerrianos y santafesinos.